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Hernán Sánchez, director Comercial de Celsur Logística y presidente de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL), analiza las acciones realizadas en su empresa para atravesar el aislamiento social obligatorio, tanto con sus empleados como con sus proveedores y clientes, analiza la situación general del sector y destaca la importancia de las relaciones abiertas y sanas a lo largo de la cadena para lograr acciones positivas.
¿Cuál fue la reacción de Celsur frente al aislamiento social obligatorio establecido por el Gobierno?
Entendemos que esta es una de las actividades esenciales en la etapa de cuarentena, porque la logística ayuda a que las personas permanezcan en las casas, garantizando el abastecimiento de alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad en toda la Argentina.
La primera medida que adoptamos para seguir prestando servicios fue la definición y activación de protocolos para la protección de colaboradores. Esta fue una tarea de la alta dirección.
Superamos una primera etapa, correspondiente al control de crisis, tras continuar funcionando con un 50% del nivel de actividad. Los operadores logísticos tenemos márgenes muy reducidos, muchos costos fijos y desarrollamos una actividad dependiente de la mano de obra. Infraestructura y mano de obra son dos costos erogables, que nos ponen en una situación crítica.
En Celsur trabajan 1000 personas en relación dependencia. Y a ellas se suman fleteros y empresas de servicios contratados, que dan lugar a un abanico de casi 2.000 fuentes de trabajo vinculadas.
Hoy, el 45% de las personas trabajadoras del país está en sus casas, por licencia o porque la industria en la que trabajan en la compañía no está operando, como la automotriz (la entrevista se hizo en abril, cuando aun no se había permitido la fabricación de automóviles).
¿Cómo es posible superar la falta de facturación?
El sector no es ajeno al resto de la economía. Desde CEDOL, estamos dialogando con el Gobierno, para ver cómo superar este escenario y le solicitamos que considere a nuestro sector dentro de las medidas de salvataje. Es difícil e incómodo hacer comparaciones, pero nosotros necesitamos ayuda para mantener nuestro nivel de actividad. Pagamos los sueldos de marzo, pero encontramos serias dificultades para afrontar los de abril.
La extensión forzada de la cuarentena, que no la discutimos, genera una situación muy complicada en algunas empresas del sector. Si bien priorizamos el pago de sueldos, es difícil también afrontar las cargas sociales, los aportes patronales, cumplir con los vencimientos de proveedores y ayudar a los monotributistas que trabajan con nosotros.
Entendemos también que el Gobierno no tiene amplios recursos, pero tenemos que buscar marcos de acuerdo para la actividad, que nos permitan acordar o prever los ajustes, porque si no lo hacemos la realidad nos ajustará a nosotros y será mucho peor e incontrolable.
¿Qué ocurre en el mercado de productos esenciales?
Trabajamos en dos rubros, que son bastante atípicos. Por un lado, en retail: administramos la cadena de supermercados mayoristas Makro, y de la Cooperativa Obrera, que tiene fuerte presencia en el sur del país y en la Provincia de Buenos Aires. Y por otro lado, gestionamos la cadena logística del sector petroquímico relacionado con el polietileno de Dow Química.
La problemática en el mercado de consumo masivo es la pérdida de productividad, por el acogimiento a las medidas de prevención respecto del COVID-19: distanciamiento social, separación de turnos, cierre de comedores y reparto de viandas, trabajo de ordenamiento en células, para que si detectamos algún caso sospechoso de COVID-19 se puede aislar y no afecte a todo un sector o un turno, y el uso de elementos de protección -guantes, barbijos y lentes-. Todas estas variables generan una pérdida de productividad, que si bien no la medimos en detalle, estimamos que ronda el 35%. Más aún, encontramos complicaciones en el sector de transporte, dado que nos podemos cargar los vehículos en los viajes de retorno: estamos trabajando a pérdida.
Por otro lado, el polietileno es uno de los principales insumos para la industria y está también teniendo desfasajes para adaptarse a los procesos de prevención de coronavirus. A los costos por la compra de materiales descartables, se suma la baja de volumen.
¿Cómo impacta el costo de combustible?
La cartera de clientes con la que operamos es muy madura; tenemos una relación de largo plazo y contratos para los cuales invertimos mucho dinero y trabajamos en equipo con los clientes. El precio del combustible es una variable que el sector logístico no administra, por lo que en nuestros contratos no se discute su incidencia. De todas formas, reconocemos que es uno de los drivers de costos más importantes en la actividad.
¿Desde el punto de vista de CEDOL, como ve la situación de los colegas?
Todos los operadores logísticos estamos en el mismo barco: el escenario impacta tanto en grandes como en pequeñas empresas y esto varía solo en función de la cartera de clientes o el segmento de operación. El sector logístico está en crisis y estamos trabajando fuertemente en un paquete de medidas y de permisos de salvataje que solicitamos al Gobierno, en un contexto en el que toda la economía argentina atraviesa dificultades. Nuestro único objetivo es priorizar el pago de sueldos. Por ello, estamos dialogando también con los principales sindicatos. No hay un horizonte de que las operaciones vuelvan a la normalidad cuando finalice el período de cuarentena y los servicios tercerizados están también en una situación compleja a futuro.
CEDOL fue convocada para sumarse a la iniciativa solidaria #SeamosUno, que tiene como objetivo entregar un millón de cajas de alimentos para ayudar a las personas más necesitadas. Desde la entidad asumimos el pilar logístico a nivel nacional y aporta la planificación, el armado y la distribución de cajas. Esto lo hacemos con un doble objetivo: sumar nuestro granito de arena para ayudar a quienes menos tienen, y ayudar a nuestros colaboradores, para que de alguna manera continúen trabajando.
Una de las principales reflexiones que la cuarentena dejará gira en torno de la relación cliente-proveedor: si son empresas sanas y hacen las cosas de forma correcta, es posible soportar tormentas de este tipo. A quienes esta tormenta toma en situación crítica, los destruye.
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