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A principios de año, la Ciudad de México prohibió la entrega de bolsas de plástico de un solo uso en comercios como medida para reducir la contaminación provocada por este material. Con ello se sumó a otras ciudades del país como Querétaro, Cancún y estados como Coahuila o San Luis Potosí.
Sin embargo, los plásticos se han convertido en un material cada vez más frecuente como garantía de que la inocuidad de los alimentos y algunos otros productos.
En los supermercados, productos de la panadería están cubiertos por domos de plástico e incluso en algunos, los bolillos y ciertos bizcochos tienen sus propios empaques individuales. En tanto que en zonas de alimentos preparados se colocan películas plásticas para recubrirlos.
En tanto, el plástico que se usa para emplayar las charolas con carnes y quesos está lejos de desaparecer con el fin de ofrecer la garantía de limpieza en los productos.
En Estados Unidos y algunos países de Europa, las medidas para restringir las bolsas de un solo uso se postergaron mientras que incluso algunos locales han limitado el ingreso de bolsas reutilizables a las tiendas con el fin de prevenir cualquier contagio de Covid-19.
Apenas el martes, la IATA anunció sus protocolos para reanudar los viajes y entre las medidas para garantizar la sanidad en el servicio de catering evalúa empacar los alimentos y los cubiertos antes de ser entregados a los viajeros. Y sí, muy probablemente será en plástico.
Por ahora, parece que el plástico como promesa de sanidad permanecerá e incluso aumentará a raíz de la pandemia. De acuerdo con especialistas consultados con Forbes México, esta tendencia significará una reconversión de la industria, a la par que puede representar una oportunidad para los productos compostables o de orígenes diferentes al petróleo.
“No hay que olvidar que ese tipo de empaques para la mayoría de alimentos que se comercializan en supermercados ya cuentan con protocolos de calidad e inocuidad precisamente para eso. Las películas plásticas, las ventajas que tienen, nos permiten conservar los alimentos por muchísimo más tiempo.
“Una parte del sector que no se había sujetado al empacado de muchos de estos productos de manera individual para el usuario final que puedan ser aerolíneas, algunos restaurantes, algunos productos en tiendas de autoservicio, anteriormente no se manejaban”, comentó Álvaro Hernández, presidente de la Inboplast, que agrupa a productores de bolsas de plástico.
En esos sectores se contemplan también algunas actividades como las turísticas. Apenas el martes. Grupo Xcaret presentó sus nuevos protocolos sanitarios y de seguridad para la reapertura de sus parques y hotel, entre los que reiteró la entrega de snorkels en bolsas selladas para garantizar su inocuidad así como la venta de cubrebocas, mismos que estarán empacados.
En el mismo sentido, Carlos Álvarez, presidente de la asociación civil México, Comunicación y Ambiente, se pronunció por reconocer que el plástico representó un avance, por lo que no hay que retroceder en ese sentido.
“El tema sanitario de esos plásticos es incalculable, ahí están los resultados en salud, todas las enfermedades gastrointestinales han disminuido, ya no nos preocupamos por las bacterias. (…) Esta forma de consumo nos obliga a eso. Nadie va a regresar, no se puede regresar, ¿qué tenemos que hacer con los plásticos? Revalorizarlos energéticamente”, comentó a Forbes.
Para Gabriel Gatica, consultor en procesos de sanidad, el uso de plásticos para proteger algunos productos en centros de consumo y tiendas puede ser favorable para garantizar su inocuidad, aunque también conviene apostar al uso de productos de origen orgánico o que sean amigables con el medio ambiente.
“El plástico es algo bueno y conveniente para nuestra vida moderna, lo malo llega cuando no se tiene claro cómo hacer una correcta disposición de los residuos. Obviamente, lo ideal es que se trate de plásticos que no sean de un solo uso y que sean oxobiodegradables”, comentó.
En ese sentido, el representante de Inboplast adelantó que las empresas ya trabajan en el rediseño de sus productos con el fin de ofrecer empaques de menor peso y que sean 100% reciclables.
“Sí se ve una oportunidad porque sí se va a tener que rediseñar algunos empaques, lo vamos a tener que acoplar a estas nuevas necesidades y tendremos que actualizarnos toda la cadena del plástico y en especial de empaques y embalajes para este fin”, comentó Hernández.
De acuerdo con Inboplast, durante la pandemia ese sector ha producido 1 millón de bolsas para cadáveres, así como 4 mil toneladas de bolsas de plástico para uso médico, destinadas para la disposición de ropa de cama de hospitales y residuos infecciosos, para un total de 1,750 millones de pesos de productos de uso médico.
‘Jugada oportunista’ de la industria
A inicios de abril, representantes de los fabricantes de bolsas de plástico de un solo uso pidieron a las autoridades de la CDMX que reconsideraran la prohibición de su producto ante la contingencia sanitaria. El argumento: las bolsas reutilizables pueden albergar y transportar bacterias y repartirlas por los supermercados.
La organización medioambientalista Greenpeace se pronunció en contra de este llamado y acusó que la petición se trata de una “jugada oportunista por parte de una industria que busca mantener sus intereses económicos”.
En un comunicado, la organización citó un estudio del New England Journal of Medicine que refiere que el plástico permite mayor tiempo la supervivencia del virus sobre otros materiales como el cartón.
“El retorno a los desechables plásticos no marcaría gran diferencia del resto de materiales. Por lo que recordamos a la población que mantener la buena higiene de utensilios, ropa e incluso de nosotros mismo tan solo utilizando agua, jabón y/o desinfectantes. Los desechables plásticos solo son necesarios en artículos médicos, de los cuales no hay regulación alguna que los prohíba“, expone Greenpeace.
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