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La pandemia del Covid-19 está provocando una parálisis económica sin precedentes en todo el mundo. Se identifican tres choques importantes para la actividad económica. El primero es un choque de oferta, al parar actividades industriales, que provoca una menor producción de bienes. El segundo es un choque de demanda, provocado por el confinamiento de la población, que genera una contracción en el consumo privado. Y el tercer es un choque financiero, que, aunado a la caída de los precios del crudo, obliga a muchos inversionistas a ser más aversos al riesgo, y al sector financiero a cerrar la llave de los créditos.
Ante este escenario muchos gobiernos decidieron utilizar sus principales herramientas de política económica, la política monetaria y fiscal, para tratar de mitigar los efectos adversos del Covid. En materia de política monetaria las economías desarrolladas han optado por recortar fuertemente la tasa de interés objetivo, la continuación de la compra de activos financieros, líneas swap entre los bancos centrales de otros países, entre muchas otras medidas. Como apoyos fiscales, muchos de estos países optaron por dirigir créditos hacia las Pymes, prorrogar o condonar temporalmente el pago de impuestos, dar apoyos directos a empresas y familias para salvaguardar los empleos, entre otras acciones. Estas medidas en algunos países llegan a superar el 35 por ciento del PIB (como es el caso de Italia).
Estas medidas están destinadas para que la economía se recupere rápidamente, es decir, con una forma de V. Para estos países es muy importante salvar a las Pymes que son las responsables de la generación de la mayoría de los empleos. En México, el gobierno anunció medidas tanto monetarias como fiscales. Las primeras están relacionadas con una política monetaria acomodaticia, la reducción de los requerimientos de reserva, el establecimiento de líneas swaps con la FED para mayor liquidez cambiaria, creación de ventanillas para préstamos garantizados y esquemas para dar liquidez a activos financieros. Por otro lado, en materia de política fiscal el gobierno anunció la extensión de sus programas sociales y la continuación de las inversiones en proyectos hegemónicos del gobierno federal. Los apoyos fiscales anunciados en México representan menos del uno por ciento del PIB, por debajo de países como Perú, Chile y Brasil.
Sin apoyos directos a la Pymes, que generan más del 70 por ciento de los empleos formales, tendremos una recuperación muy lenta y prolongada. En el informe trimestral del Banco de México se contempla que una recuperación tipo U traería una contracción económica en 2020 de -8.3 por ciento y que la misma continuaría en 2021 con una disminución de -0.5 por ciento anual.
Los datos más recientes del INEGI ya apuntan a una pérdida de alrededor de 12 millones de empleos formales e informales solo en el mes de abril y la destrucción de miles de empresas. Sin un cambio de estrategia la economía profundizará su desaceleración y la recuperación económica será lenta y dolorosa. Se debe priorizar invertir recursos en salvaguardar los empleos y las Pymes en su lugar de priorizar las inversiones hegemónicas del gobierno federal.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.