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La creatividad no es patrimonio exclusivo de los artistas o personas relacionadas con un terreno o dominio estético ligado a la belleza de las formas, como podría ser la música o la pintura.
Textos: Psic. Gustavo Giorgi.
“Ah sí. No es lo mismo ser creativo que innovador”.
Tal cual lo escuchó ayer en el curso y hoy lo transmite a sus compañeros en el almuerzo ante la mirada algo cansina de algunos y casi atenta de otros.
“Resulta que hay gente con más capacidad para generar ideas nuevas, medio que desde cero ponele, y otros que tienen habilidad para llevarlas a la práctica. Por ejemplo, no sé si se acuerdan cuando Rodríguez tiró eso hace como tres años: lo de evitar que los clientes vengan al negocio. Al principio nos reímos en su cara o no?. Hasta que Javier de Sistemas pensó que la idea no era mala, y que la manera de lograrla era generando un canal de comunicación por Internet. Por nuestra página web… Es o no?”. (Ruido a cubiertos. Comienzan a levantarse todos…). “Y después estamos los otros, a los que nunca se nos cae una idea, jaja!!”. (Como bien se sabe, el momento del almuerzo en la oficina se presta para conversar un rato en donde el tiempo se divide según la regla 80% de trivialidades, 7% de cuestiones importantes y 3% de trabajo. Esta charla de la historia está a caballo de las tres, porque bien puede carecer por completo de relevancia o bien convertirse en no solo algo importante sino también útil para los empleados y la empresa).
Los que hablaban eran Mario (el único que se animó a ir al curso de Creatividad organizado por la Compañía) y Ale, conocido internamente como “el chistoso” (justamente por esa condición es valorado y repudiado en simultáneo por el mismo número de personas).
Los motivos que explican porqué Mario decidió tomar el curso son fundamentalmente dos: el primero, no quiere estar tiempo en su casa recientemente alquilada posdivorcio y el segundo (que él mismo aduce cómo único) tiene que ver con que está un poco aburrido de hacer siempre lo mismo. “Es como que la rutina me arruinó, viste… antes se me ocurrían ideas casi todo el tiempo. Ahora estoy como bloqueado…” se anima a contarme.
Finalmente, el único que queda enganchado con la charla es Manu, a la sazón el más rebelde de todos y al que la mayoría le augura no más de seis meses en la empresa. “Che Mario, te dieron alguna receta cómo para que se te ocurran cosas? Digo, algo así como ejercicios…”. Y cuando oyó como respuesta: “Sí, nos dieron algunos pero también aclararon que sin hábitos suficientes, no hay receta que funcione”, debo decir que su entusiasmo se vino a pique como revoque berreta en pared húmeda.
DE A UNO: QUÉ ES LA CREATIVIDAD
En principio cabe decir que ella no es patrimonio exclusivo de los artistas o personas relacionadas con un terreno o dominio estético ligado a la belleza de las formas, como podría ser la música o la pintura.
Además, resulta necesario decir que actualmente a la creatividad no se la entiende como antes, vinculándola solo con la resolución de problemas, sino que también se la indica en esos momentos que alguien hace una pregunta nueva. Ve donde otros no ven, y a partir de la generación de un interrogante, de la formulación novedosa de una incógnita, da la piedra de toque para que luego otro tome la posta y la transforme en algo concreto. Según cuenta una de las tantas historias legendarias del management Bill Gates, él no se preguntó cómo mejorar las computadoras sino cómo hacerlas más fáciles de usar y ese fue, precisamente, el acto creativo que posteriormente se llamó Microsoft, con su imperio de ventanitas que nos acercaron el dominio de las PCs a todos.
Una definición útil en esta materia, es la que considera que la creatividad se trata de la capacidad para asociar ideas de una manera distinta, identificando o resolviendo problemas. Si uno aprende esto, alcanza para entender de qué se trata.
DOS: HÁBITOS + RECETAS
Que todos somos creativos es casi cierto. Falta agregarle una palabrita que no es ingenua y es “Potencialmente”. Esto equivale a decir que todas las personas poseen dentro de sí los materiales suficientes como para pensar en nuevas cosas. El asunto que marca la diferencia entre unos y otros, y que da cuenta de los motivos por los que a ciertos sujetos les resulta más sencillo ser creativos pasa por un tema de disposición genética pero más que nada obedece a su historia familiar y también a qué tan entrenado tenga su cerebro. Siguiendo con esto último, es necesario puntualizar que ciertos hábitos favorecen vigorosamente a que pensemos con mayor fluidez. Esos que Manu supone que son un plomo, debo decirle que no son tales. Por ejemplo, jugar es uno de ellos. Se calcula que cerca del 30% de los juegos existentes brindan el material suficiente para estimular nuestras ideas, son todos aquellos en los que el azar no es el factor determinante del triunfo. Nuestro truco es una muestra de esto. El ajedrez, las damas y otros juegos de mesa también nos entrenan en este aspecto.
Otro importante hábito es el de la lectura, dado que nos permite la incorporación de nutridos recursos simbólicos, sumamente importantes para ser más creativos. Qué leer: lo que te guste y haga pasar tu tiempo volando.
El tercer ejercicio para la mente es el de realizar actividades que inventen algo que antes no estaba. Aquí entran los hobbies y manualidades de todo tipo.
“Y como recetas nos dieron solamente dos”, dijo Mario. “Una que se llama tormenta de ideas. Consiste en juntarse en grupo y seguir sus reglas básicas: Se acepta toda idea (por más chiflada que sea) y toda crítica queda expresamente prohibida. La probamos y la verdad que anduvo bastante bien. La otra se llama PNI, por Positivo Negativo e Interesante y se trata de tirar una idea cualquiera y luego pensar qué tiene de bueno, de malo o indiferente. Esa no fue tan divertida como la otra pero también salieron un par de cosas útiles..”.
Finalmente, pienso que el desafío está planteado no solo para Mario, Manu y Ale sino también para todos aquellos aburridos de sus tareas, que se sienten capaces de más y que por sobre todas las cosas, aún quieran seguir entusiasmándose con sus empleos, haciéndolos un poquito más divertidos.