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El sistema financiero del país aún padece las secuelas de la pandemia del covid-19. Al cierre de octubre de 2020, el virus orilló a que miles de clientes rompieran sus contratos de tarjetas de crédito con los grandes bancos que operan en México, al tiempo que las sucursales de esas instituciones no pudieron seguir de pie y bajaron la cortina.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), las siete firmas financieras que concentran el negocio en el país, BBVA, Santander, Banorte, CitiBanamex, HSBC, Scotiabank e Inbursa, vieron desinflar en un millón 237,775 la cifra de usuarios con plásticos entre enero y octubre de este año.
En ese mismo periodo, 332 unidades bancarias no tuvieron más opción que cerrar. Las instituciones que más sufrieron en este segmento fueron BBVA e Inbursa, con 103 y 101 bajas, respectivamente, durante los primeros 10 meses del año que recién concluyó.
De acuerdo con la vicepresidenta regional de la división de ciberseguridad de Auriga, a pesar del panorama actual, la sede bancaria física seguirá siendo el centro neurálgico del ecosistema financiero en países como México.
Sin embargo, ha surgido la necesidad de acelerar su digitalización y que se apoyen de la tecnología para ofrecer una mejor experiencia omnicanal, entender mejor al cliente y cubrir sus necesidades, sobre todo en estos tiempos de pandemia y proteger su información.
Impacto al consumo. De acuerdo con Intercam, los créditos otorgados al consumo, permanecen como los más impactados por las consecuencias de la pandemia. Al cierre de noviembre, registraron una disminución anual de 8.1%, siendo el séptimo mes consecutivo con movimientos negativos y la peor contracción anual desde abril 2010.
«La caída refleja el mal desempeño en sus segmentos principales, las tarjetas de crédito disminuyeron 10.1%, los créditos otorgados a la nómina 3.4% y los créditos de consumo personales se redujeron 17.7%, principalmente por la menor transaccionalidad. En tanto, el crédito otorgado a la vivienda, que representa 20.9% de la cartera vigente, creció 8.4% año contra año.
«Lo anterior refleja un desempeño resiliente, manteniendo la mayor estabilidad entre las diferentes categorías de créditos, siendo además la de mayor crecimiento.
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