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Durante la pandemia de Covid-19, se aceleraron en todo el mundo y en diferentes ámbitos procesos de transformación digital, porque es un contexto en el que la tecnología sirve como herramienta para continuar desarrollando diversas actividades. La educación, el mundo laboral y hasta las relaciones sociales se digitalizaron y el sector del retail fue uno de los que más se transformó: a partir de las medidas de aislamiento, muchos negocios abrieron tiendas online y miles de consumidores se volcaron al eCommerce para evitar aglomeraciones y contacto físico.
En el último estudio publicado por la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) en junio pasado, se evidenciaba un crecimiento interanual mayor al 100% de facturación en compras online, un incremento del 63% en unidades y del 30% en órdenes. Durante el CyberMonday 2020, organizado por la misma organización en noviembre, la facturación de las marcas participantes creció un 76% en comparación con el evento de 2019, superando los $20.000 millones.
Cuando hacemos una compra online, siempre se nos pide que dejemos constancia de ciertos datos que la tienda puede necesitar para generar la transacción. Llamamos datos personales a aquella información relativa a una persona física viva identificada o identificable (como su nombre, edad, sexo, domicilio, datos bancarios, etc.). El problema sucede cuando estos datos se utilizan ilegalmente: para fines publicitarios, para realizar una estafa, para encriptar la información de un dispositivo y luego pedir un rescate, entre otros posibles motivos. Lamentablemente, este tipo de transgresiones, que vulneran la privacidad de las personas, son bastante habituales.
Teniendo en cuenta el crecimiento del eCommerce y el peligro que implican las violaciones a la privacidad, es conveniente para los usuarios tomar ciertos recaudos para para hacer una compra segura:
Cuidar las contraseñas
¿Sabías que “123456” es la contraseña más utilizada del mundo? Usar contraseñas fáciles de adivinar, como números escalonados, la dirección postal de nuestra casa o una fecha de cumpleaños nos vuelve vulnerables. Es recomendable establecer contraseñas que incluyan números y letras, mayúsculas y minúsculas y caracteres especiales. Por otro lado, otra práctica habitual y peligrosa es la de usar la misma contraseña “para todo”, para el mail, las redes sociales, la cuenta bancaria, etc. Si tenemos la misma clave en todas nuestras cuentas, para un hacker será más fácil acceder a las mismas.
Evitar las redes Wi-Fi públicas
Las redes Wi-Fi que no tienen contraseña no cifran la información que se transmite a través de ellas. Es preferible nunca conectarse a este tipo de redes, pero si lo hacemos, debemos evitar hacer una compra, abrir una cuenta utilizando un usuario y contraseña, registrar datos de cualquier tipo o activar procesos de sincronización mientras estamos conectados.
Comprar en páginas seguras
Nunca ingreses tus datos personales en sitios desconocidos: es recomendable navegar por páginas que conocemos. En general, las tiendas oficiales son una buena opción. También podés chequear si la página está verificada (lo podés confirmar si el sitio tiene un candado en el lado izquierdo de la dirección web).
No dar datos por otras vías
Puede que después de realizar una compra o navegar por un sitio web te lleguen mails o mensajes donde te solicitan que completes con tus datos personales. No los respondas, aunque el mail sea atribuido a una marca o empresa reconocida. Abundan las casillas de mails falsas destinadas a recopilar datos y efectuar estafas.
Leer los términos y condiciones
Las páginas que utilizan datos personales para hacer transacciones comerciales están obligadas a pedirte consentimiento e informarte para qué se van a utilizar esos datos. Chequear esta información en los términos y condiciones es una buena manera de saber si nos encontramos en una página segura.
(*) Director de Investigación y Desarrollo de Napse.