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No es lo mismo comprar una gabardina de Burberry en su flagship de Regent Street, una de las pioneras en digitalización, que en cualquier otra parte del mundo. Eso lo sabe muy bien la propia marca, que la semana pasada advirtió que la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) implica la pérdida de atractivo de Londres como destino de compras para los turistas de alto poder adquisitivo. La firma textil británica, que registró una caída del 4,3% de sus ventas entre octubre y diciembre de 2020, lamentó que a la pandemia, los cierres comerciales y a la falta de viajeros se le sumará el efecto Brexit, unido a la decisión del gobierno británico de interrumpir, desde este mes de enero, el mecanismo de devolución del IVA a los turistas de fuera de la UE.
Este cambio de esquema en un país en el que cada año se realizan compras tax free por valor de 3.500 millones de libras (3.960 millones de euros) podría dañar significativamente su industria de lujo, que ya estará gravemente tocada tras la pandemia. “En los últimos años, Londres se estaba convirtiendo en la capital del shopping para los turistas internacionales”, comenta Luis Lara, profesor de internacionalización en ISEM Fashion Business School. Aunque París siempre fue la estrella del baile, Londres estaba cogiendo mucha fuerza. En el año 2018, el 9,6% de las aperturas de nuevas tiendas del segmento lujo se hicieron allí, por encima de cualquier otra ciudad del mundo, según el informe Global Luxury Retail 2019, elaborado por la consultora inmobiliaria Savills Aguirre Newman, mientras que la capital francesa tuvo que conformarse con el 4,7%.
“Siempre fue un destino de lujo, pero en los últimos 25 años ha ido subiendo mucho el listón”, expone Lara. Pero nada es para siempre, especialmente en un momento de incertidumbre como el actual y con un público extremadamente exigente. “Yo creo que el camino recorrido durante los últimos 25 años se puede desandar fácilmente con el Brexit. Londres puede perder muchas posiciones en el mundo”, sentencia. Son precisamente los productos de lujo los que son más sensibles al IVA, que en Reino Unido es del 20%. “Si se compra en tiendas como GAP o Topshop, lo más probable es que ni se pida esta devolución, pero si alguien compra un reloj de 10.000 euros, por supuesto que la va a exigir”, continúa Lara, quien insiste en que se interrumpa este mecanismo va a ser una pérdida de atractivo muy significativa para los consumidores de alta gama.
Este impacto en el turismo de compras que recibe la capital británica afectará especialmente a las firmas nacionales. “Para las marcas de lujo, Londres suele ser un 5% o un 6% de su facturación, lo que es un porcentaje significativo, pero sigue siendo comedido”, ilustra Lara. El grueso está en Asia. La consultora Bain & Company estima que, para 2025, el 50% de las compras de lujo a nivel mundial se hagan en China, por lo que la mayoría de firmas tratarán de aumentar las ventas en otras plazas europeas y, sobre todo, en el gigante asiático para compensar las pérdidas de Reino Unido, pero los nombres locales tendrán más trabajo por delante. “La gente prefiere comprar las marcas genuinamente británicas, como es el caso de Burberry, en Londres que en París, por lo que para este tipo de compañías, el mercado británico es más del 10%”, justifica Lara, que va más allá de la firma de las gabardinas y recuerda a Harrods, Harvey Nichols o, incluso, las propias tiendas del aeropuerto de Heathrow.
A pesar de todo, no serán las grandes marcas las más perjudicadas. “El lujo no es solo un Burberry o un Bentley, sino que se encuentra también en la decoración, en marcas mucho más pequeñas, en la artesanía...”, expone Susana Campuzano, profesora y directora del programa superior de dirección y gestión estratégica del universo del lujo de IE University.
La alta gama se verá tocada de muchas formas más allá de la falta de turistas, por ejemplo, con una menor afluencia de talento en la industria creativa, que se nutría en gran parte de la inmigración, ya que, como prosigue la experta de IE University, Londres era un punto de interés muy atractivo en el que establecerse profesionalmente.
También la artesanía, que necesita importar materias primas del resto de Europa, se verá impactada y obligada a subir precios. Sin olvidar el peso de las exportaciones: el 80% de los bienes de lujo que se producen en Reino Unido son exportados, en su mayoría a Europa, según datos de Walpole. “A pesar de que se ha firmado un acuerdo para que el intercambio de bienes de lujo no tenga aranceles, hay que tener en cuenta la burocracia, que es un coste añadido en sí misma, es una barrera no arancelaria pero que puede influir”, apunta Lara.
La organización British Fashion Council, que busca agrupar a los diferentes agentes de moda nacional, calcula que la no devolución de impuestos se traducirá en la pérdida de 40.000 empleos en la industria. Unos datos poco halagüeños que coinciden con la perspectiva de la asociación del lujo británica Walpole British Luxury, que ya estimó que el Brexit tendría un impacto de 6.800 millones de libras (7,68 millones de euros) en exportaciones, así como una pérdida de competitividad del 20% respecto a sus países vecinos.
Londres ha subido mucho el listón en los últimos 25 años, pero el camino recorrido se puede desandar fácilmente con la salida de la UE
Luis Lara, profesor en isem Fashion Business School
El mazazo económico irá más allá del gasto en las tiendas. “El turismo de compras no impacta solo en las propias compras, sino que también es restauración, es ocio, todo lo que ocurre dentro del viaje”, explica Jorge Esteban, director de la compañía Planet en España. La firma de tax free estima que Reino Unido perderá alrededor de 10.000 millones de libras (11.000 millones de euros) en gasto turístico en favor de sus ex socios comunitarios. Y, aquí, es el lujo el que lo notará en mayor medida. “Uno de los incentivos que tenían los turistas de largo radio es dedicar parte de su viaje a los compras. Ahora tendrán que tomar la decisión de qué parte de lo que tenían pensado invertir en compras gastarán en Reino Unido”, prosigue. Según un informe de Planet, el 53% de los turistas chinos asegura que desviará sus gastos a otros destinos europeos tras el Brexit y más del 90% de los compradores chinos de élite afirman que o bien no visitarán Reino Unido o bien pasarán solo la mitad de tiempo de lo previsto originalmente.
La única posible ventaja, expone Campuzano, es que la caída de la libra podría atraer a los compradores, pues los precios también bajarían, pero insiste en que las marcas deberán actuar rápido para compensarlo. “Deben igualar precios para que Londres no se convierta en el outlet de Europa y haya reventas”, desarrolla.
Por su parte, Esteban, cree que podría ser una oportunidad para otros países, como España, Italia y Francia, pues pueden absorber parte del gasto que deje de hacerse en Reino Unido. También los turistas británicos pasan a ser un nuevo objetivo, ya que ahora tendrán derecho a exigir la devolución del IVA como el resto de viajeros no comunitarios. “Y España es el número uno en recepción de turistas británicos”, recuerda Esteban.
En cualquier caso, para conocer el impacto real del Brexit en las marcas de alta gama británicas habrá que esperar a que pase la pandemia, ya que Reino Unido, al igual que el resto de países europeos, tiene la economía en cuarentena. “Ahora no están viajando, pero cuando vuelvan a viajar, tomarán sus decisiones teniendo muy en cuenta estas acciones que se han llevado a cabo”, resume Lara.