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En el contexto de incertidumbre actual conviene tener en cuenta los siguientes cuatro aspectos a la hora de invertir durante este año.
1) La inversión growth
En 2020, la economía mundial se ha reducido alrededor de un 5%, con una contracción de probablemente del 5-7% en Estados unidos y del 8-10% en Europa. Mientras tanto, la economía de China ha crecido ligeramente. Veremos un firme repunte de la inversión growth en 2021 a medida que la actividad económica se recupere después de la crisis.
Los altos niveles de deuda, la reducción de la eficiencia en términos de costes de producción, el aumento de los impuestos y la necesidad de las empresas de tener mayores reservas de capital frenará de forma significativa el crecimiento de la inversión growth a medio plazo. Desde luego, veremos un crecimiento en el growth cuando superemos la Covid-19 pero será claramente un efecto de la recuperación. Muchas empresas se encuentran en una posición preocupante debido al excesivo apalancamiento y valoraciones excesivas en algunos mercados.
2) La transición energética, pilar clave en la recuperación económica
Joe Biden, como nuevo presidente de Estados Unidos, probablemente demuestre un fuerte compromiso con la transición energética, una de las piedras angulares del New Deal. La lucha contra el cambio climático depende de la inversión a largo plazo en infraestructuras y, es probable que el plan de gastos de Biden vaya en esta dirección.
La industria de gestión de activos ya ha hecho inversiones en la transición energética del país. Esta industria es actualmente la única capaz de movilizar rápidamente el capital de los principales inversores institucionales a nivel global y canalizarlos hacia sectores prometedores que permitan hacer una transición hacia un mundo descarbonizado con impacto inmediato.
Para responder a la emergencia climática en los próximos 10 años, es vital que veamos inversiones a gran escala, a corto y medio plazo. La Agencia Internacional de la Energía estima que nuestro sistema energético requiere alrededor de 7.500.000 de euros de financiación adicional, que deberá centrarse en tres áreas clave: el despliegue a gran escala de soluciones de eficiencia energética, la producción acelerada de energías renovables y una mayor penetración para la movilidad baja en carbono. La transición energética, que ya era un área de crecimiento antes de la crisis de 2020, es ahora un motor de recuperación clave para todas las industrias y se está convirtiendo en una prioridad estratégica para los gobiernos. Europa tiene la capacidad de avanzar en la transición energética e incluso de liderar el camino. Los próximos diez años son cruciales para tomar medidas contra el calentamiento global. Si no se hace, el mito del crecimiento infinito morirá por sí mismo. Las empresas que cumplan con criterios de ESG y las industrias en crecimiento deben recibir apoyo. Si Europa puede dar el ejemplo y reafirmar su modelo de crecimiento sostenible, tendrá una posición fuerte y despertará más, si cabe, el apetito inversor.
3) El capital privado, un apoyo imprescindible para las empresas
En la Unión Europea y Reino Unido hay algo menos de 200.000 empresas de mediana capitalización. Estas empresas representan un tercio de todos los puestos de trabajo y un tercio de todo el valor añadido producido en la región. Eso es mucho más que el CAC 40 o el Euro Stoxx 50.
En Estados Unidos, la tasa de impago de las empresas es ya de alrededor del 8% (frente a un máximo del 14% en 2009), pero es mucho mayor en sectores como el energético y el retail. En 2020, el 52% de los emisores de high yield de EE.UU. sufrieron al menos un downgrade. En Europa, las empresas necesitan un capital privado paciente y a largo plazo para poder continuar desarrollándose mientras pagan sus deudas. Este es un asunto serio para las economías europeas porque estas compañías representan un tercio de todos los empleos en la Unión Europea. Las instituciones no bancarias tienen un papel real en la financiación de la economía. Las quiebras se extenderán a lo largo del tiempo, pero se centrarán en ciertos sectores. Esto obstaculizará el crecimiento, pero la dispersión entre las empresas que funcionan bien y las que no lo hacen se ampliará, y con una cuidadosa selección de las acciones, se observan muchas oportunidades en el mercado de crédito privado europeo.
4) El papel de las finanzas públicas y el Banco Central Europeo
En Estados Unidos la relación deuda/PIB ha alcanzado el 125%, más alta que durante la Segunda Guerra Mundial. Para responder a la crisis y hacer ajustes rápidos, los países europeos han suspendido las reglas fiscales para 2020 y 2021. Esto fue probablemente necesario para evitar una crisis económica y social grave a corto plazo. A pesar de ello, los déficits tendrán que ser reducidos y las deudas tendrán que ser pagadas. Se han alcanzado niveles insostenibles. Los gobiernos necesitan aceptarlo y explicárselo a la población, porque reducir significativamente los déficits y las deudas a veces requieren decisiones difíciles, pero hay que hacerlo, porque la situación actual está perjudicando a las futuras generaciones. Tenemos la responsabilidad colectiva de evitarlo.
Por su parte, el BCE reforzó sus principales medidas de apoyo el 10 de diciembre de 2020 y ha hecho saber que permanecería “detrás de la curva” manteniendo una política flexible. Se centrará en dejar que el crecimiento se recupere en lugar de endurecer la política monetaria demasiado pronto. Pero los ratios negativos significan que el BCE tiene un margen de maniobra limitado. Esto está teniendo un enorme impacto en los precios de los activos.
El BCE tendrá que depender de los gobiernos para respaldar sus medidas monetarias con medidas fiscales de apoyo, incluyendo el fondo de recuperación económica de 750.000 millones de euros, financiado en parte por la mutualización de la deuda europea. Sin duda, la Unión Europea se convertirá en un importante emisor de deuda del sector público, lo que cambiará profundamente el papel del euro y su posición en los mercados. Esta iniciativa, apoyada por Francia y Alemania, es importante porque si se realiza, eliminará el riesgo de que el euro desaparezca y será el primer paso en el camino hacia la unión fiscal.
Antoine Flamarion es cofundador de Tikehau Capital