Crédito: fuente
La Roca Village lleva más de 184 días cerrada en los últimos 12 meses. Una situación que tildan de agravio comparativo no solo con sus homólogos en otras ciudades y países donde han sufrido menores restricciones por la pandemia, léase Las Rozas Village de Madrid, sino también con el comercio en general. Sus más de 140 boutiques de marcas de moda apenas cuentan individualmente con 400 metros cuadrados de superficie. Pero el problema es que el conjunto, aunque es un modelo singular articulado como una vía urbana, está considerado centro comercial y de ahí que, como el resto de grandes superficies de Catalunya, La Roca esté cerrada. Y lleva así el equivalente a seis meses.
La dirección del complejo ha hecho público su malestar: “No deberíamos estar considerados de la misma manera que un centro comercial, ya que nuestras características son diferentes a estos y, en cambio, muy parecidos a una calle al aire libre de cualquier ciudad. A efectos de la pandemia, por tanto, La Roca Village se debería equiparar a una calle de ciudad como ya se ha hecho en Francia”. En Madrid, Las Rozas, que también forma parte de The Bicester Village Shopping Collection, retomó la actividad en junio tras 86 días cerrado, y desde entonces ha permanecido abierto y mantenido los puestos de trabajo. Algo que también pone sobre la mesa su homólogo catalán por lo que comporta de “agravio comparativo” entre comunidades.
El complejo reivindica su modelo singular equivalente a una calle de ciudad llena de pequeñas tiendas
Durante este tiempo de cierre, La Roca se ha perdido campañas tan importantes comercialmente hablando como el black friday , el puente de la Constitución y las rebajas, que todavía deberían estar en marcha. La campaña de Navidad, aunque comenzó tarde, pudo medianamente salvarse. “No hay ningún sector (excepto el del ocio nocturno) que esté soportando un cierre de tantos días como el de los centros comerciales. Ni en la restauración, ni en la cultura, ni los gimnasios ni ninguna otra actividad han sufrido estas restricciones. No hay ningún precedente en España ni en Europa de un tratamiento tan desigual dentro del sector de comercio”, pone de manifiesto la dirección de La Roca en un comunicado. Y añaden: “Existe un agravio comparativo dentro del mismo sector del comercio que no tiene justificación ni precedente en ningún otro sector”.
El complejo de tiendas, donde la restauración tiene también un papel importante, puso en marcha varias medidas el pasado verano, cuando pudo abrir sus puertas. Entonces, una gran carpa ejercía de centro neurálgico donde se medía la temperatura corporal de los clientes de forma anónima. El personal informaba sobre las acciones, entre ellas el poder reservar un espacio en la cola para entrar en las tiendas. “Hemos humanizado las normas de seguridad para que el acto de comprar no sea angustioso, sino agradable”, señalaba entonces Elena Foguet, directora de Value Retail de La Roca Village. Ahora lo único que se pide es poder vender.