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La mayoría de los argentinos, ante el dilema de tener unos pesos excedentes y querer invertirlos, piensa automáticamente en dos opciones: comprar dólares o hacer un plazo fijo común. Pero en los últimos tiempos eso no resultó efectivo. Lo que resultó más rentable fue stockear alimentos, pero en particular la carne.
El INDEC informó el jueves que la inflación general fue del 3,6% en febrero. En enero había dado 4% y en diciembre, otro 4%. En total, en sólo tres meses, los precios acumularon en el país un salto del 12%.
En ese período, el kilo de asado se encareció un 46,1%. Eso quiere decir que, al iniciar diciembre, con $ 3.000 se podían adquirir 7,5 kilos y meterlos al freezer para empezar a consumirlos recién tres meses después, con un virtual «ahorro» del 31,5% respecto de los valores actualizados.
Ahora bien, si esos $ 3.000 se hubieran puesto el primer día de diciembre a plazo fijo, en tres meses lo obtenido habría permitido comprar 5,6 kilos de asado, casi dos kilos menos. Y si la plata se hubiera usado para comprar dólares, al venderlos 90 días después el resultado alcanzaría apenas para 5 kilos.
Según los datos oficiales porteños, en los mismos tres meses, la cuadrada aumentó un 34%, el cuadril 30,6%, la nalga 28,2% y la carne picada 23,6%. El pollo entero se apreció un 29%. Con lo cual, en todos estos casos «invertir» en llenar el freezer fue buen negocio.
Pero también lo fue ocupar las alacenas con unos cuantos productos de consumo masivo cuyo precio se disparó. En tres meses, por ejemplo, la botella de aceite de maíz aumentó 24,5% y la de girasol un 20,3%. El litro de cerveza subió de precio un 18,5% y el cartón de vino, 11,2%. El kilo de yerba se encareció un 16,7% y las salsas listas de tomate, 15,5%.
En tres meses, también se valorizaron bastante más que un depósito a plazo fijo (9,4%) los duraznos enlatados (13,3%), la mayonesa (12,19%), el arroz (11%), la mermelada (11,2%), las bebidas a base de hierbas (10,5%) y las gaseosas (9,7%).