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La aparición de un mercado negro de vacunas falsificadas no resulta sorprendente en países de América Latina. Desde el inicio de la pandemia hace aproximadamente un año, el comercio del mercado negro de medicinas y suministros médicos ha prosperado en toda la región.
Con el inicio de los programas de inoculación contra la COVID-19 en los países latinoamericanos, los grupos criminales no han desaprovechado la oportunidad de ofrecer vacunas falsas, al punto de que los fraudes en línea inundan las redes sociales.
A finales de febrero, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) de México emitió una alerta sobre la venta de vacunas de COVID-19 falsificadas, en especial las de las firmas chinas CanSino Biologics, Sinopharm y Sinovac. COFEPRIS observó la persistencia de las ofertas de vacunas falsas en la red, además de la venta física de estas imitaciones en clínicas, hospitales y farmacias.
El 17 de febrero, las autoridades mexicanas detuvieron a seis personas en una clínica de Monterrey, Nuevo León, por administrar vacunas falsificadas bajo la marca Pfizer. Según el secretario de salud del estado, Manuel de la O Cavazos, a los pacientes se les cobraba 11 mil 100 pesos (545 dólares) para recibir la primera dosis, aunque las denuncias señalan precios de hasta de 25 mil pesos (mil 228 dólares).
Las investigaciones sobre el esquema de la clínica, adelantadas por la Fuerza Civil de Nuevo León y la Subsecretaría de Regulación y Promoción Sanitaria, descubrieron que 80 personas del municipio de Santiago habían recibido la vacuna no autorizada. Sin embargo, las autoridades aún no esclarecen si las dosis no refrigeradas fueron robadas o simplemente contenían agua.
En Colombia, el 13 de febrero, agentes del Instituto Nacional de Medicamentos y Alimentos (INVAM) decomisaron 70 vacunas de COVID-19 en el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá. Aunque se está investigando la autenticidad de las vacunas, que llegaron desde Emiratos Árabes Unidos, el Ministerio de Salud informó que las dosis parecían ser vacunas Vero Cell, producidas en China por la firma IMBCAMS.
Emiratos Árabes Unidos (EAU) es el primer país donde se han comercializado las vacunas, lo que ha llevado a una empresa a ofrecer “vacaciones de vacuna” hasta por 40 mil libras (55 mil dólares) a grupos exclusivos, en programas que incluyen un vuelo privado o en primera clase a los EAU y alojamiento por un mes mientras que los clientes esperan a recibir dos dosis.
En Brasil, la policía de Río de Janeiro abrió recientemente una investigación por la falsa administración de vacunas de COVID-19, luego de que se conocieran videos que mostraban irregularidades en clínicas de las ciudades de Niterói, Petrópolis y Goiânia. Familiares de los vacunados notaron que los profesionales de la salud aparentaban administrar la vacuna, introduciendo la aguja sin vaciar la jeringa, o incluso administrando la dosis con jeringas vacías.
El 17 de febrero, un profesional de la salud en Niterói, Brasil, fue acusado de peculado y violación de una medida de salud preventiva en conexión con la investigación.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Los países latinoamericanos se están esforzando por adquirir las vacunas, y su limitada disponibilidad ofrece una oportunidad para los vendedores ilegales.
Si bien los esquemas de falsificación anteriores ofrecían la compra en línea de turnos para la vacunación, o bien de vacunas falsificadas, las primeras fases de los programas de inoculación han creado la sensación de que las vacunas pueden ser compradas, a pesar de las declaraciones que desmienten esa idea por parte de los funcionarios de salud pública de toda la región.
La aparición de un mercado negro de vacunas falsificadas no resulta sorprendente. Desde el inicio de la pandemia hace aproximadamente un año, el comercio del mercado negro de medicinas y suministros médicos ha prosperado en toda la región.
Las máscaras faciales y otros equipos de protección fueron algunos de los primeros productos que se vendieron ilegalmente en medio de la escasez. En Brasil, se contrabandeó el medicamento antipalúdico hidroxicloroquina, que había sido promocionado, con serias dudas, como tratamiento para la COVID-19. En Venezuela, un costoso tratamiento de marca se llegó a vender por 800 dólares cada ampolleta. Un elemento tan vital como el oxígeno también comenzó a venderse recientemente en el mercado negro.
En el mejor de los casos, los compradores de vacunas ilegales habrán sido timados. Pero también podrían sufrir los efectos adversos para la salud provocados por líquidos falsificados o por el manejo inadecuado de dosis y jeringas. Las complicaciones más comunes son las convulsiones y las infecciones, como recuerda Manuel de la O Cavazos, secretario de Salud de Nuevo León.