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Con enormes deudas, Ribeiro -fundada hace 110 años en San Luis- aspira a que un socio aporte capital, pero sin que la familia propietaria pierda el control.
Con fuerte presencia en el interior del país, la empresa llegó a tener 1.900 empleados y 85 sucursales en el 2018.
Tras integrar el grupo de las principales cadenas de electrodomésticos en la Argentina, a partir del 2019 en Ribeiro todo empezó a ir cuesta abajo y cerró su local en Paraná.
A deudas que se agrandaron en ese año, se sumó a principios del 2020 la pandemia de COVID-19, que castigó especialmente al comercio, mientras las ventas por internet se disparaban.
En la central de deudores del Banco Central, la firma ya aparece en situación de «irrecuperable».
La familia Ribeiro está buscando capitalizar la empresa y en algún momento hasta se llegó a mencionar a un grupo vinculado a la actividad agroindustrial, pero nada prosperó.
La caída de ventas en unidades fue del 60% entre 2019 y el 2021, de acuerdo con reportes especializados del sector.
En abril último, Minicuotas Ribeiro cerró una de las sucursales en General Alvear, Mendoza. La cadena también tenía definido bajar la persiana en su local en San Juan.
A mediados de junio último, Ribeiro cerró su local en la ciudad de Rafaela, en el oeste de Santa Fe.
Garbarino
Ribeiro parece seguir así el camino de Garbarino, cuya situación terminó de empeorar la semana pasada, cuando se cayó la oferta de capitalización que venía negociando.
Desde hace un año en manos de Carlos Rosales, quien también es dueño de una aseguradora y dirigente de fútbol, esa cadena, que tiene más de 3.800 empleados, nunca pudo enderezar el rumbo.
Desde mayo, Garbarino no paga salarios y en el mercado es notorio el cierre de algunos de sus locales emblemáticos.
En el Sindicato de Comercio se sigue el tema con mucha atención, y ya hicieron llegar su preocupación al Ministerio de Trabajo desde marzo último.
Con una millonaria deuda Garbarino -dueño también de Musimundo-, estuvo a punto de cerrar un acuerdo con Facundo Prado, presidente de Supercanal Arlink – operadora de televisión por cable e Internet con 750.000 abonados y presencia en 14 provincias-, y de Centro Card, pero a último momento todo quedó en la nada.
En Tierra del Fuego también hay preocupación, porque la compañía tiene paradas desde hace 45 días sus plantas en la provincia en medio de una protesta sindical.
La segunda ola de COVID-19 tuvo fuerte impacto sobre las ventas de electrodomésticos.
La caída en la comercialización habría sido del 75% en mayo último, de acuerdo con informes sectoriales.