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Las empresas de América Latina trabajan a contrarreloj para evitar que la crisis de contenedores estropee la entrega de regalos durante Navidad, mientras encaran el fantasma de la inflación y los temores que genera la variante ómicron. Desde América Móvil hasta MercadoLibre, las compañías de la región se mueven para enfrentar una de las principales consecuencias comerciales que deja la pandemia, luego de que el virus paralizara las cadenas de suministro de todo el mundo.
Puertos clave frenados (como el de Shenzen en China) e industrias paralizadas (como la de los microchips en pleno auge de contagios) sumado a un incremento de la demanda de bienes, generaron los cuellos de botella que hoy amenazan las compras de fin de año e, incluso, 2022. Según las cuentas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), el aumento en los fletes de los contenedores podría hacer un 11% más costosas las importaciones mundiales y un 1,5% los precios al consumidor el año que viene.
Por eso no extraña que las perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), publicadas a principios de diciembre, muestren que las encuestas empresariales sugieren que la mayoría de las compañías no esperan que las interrupciones del suministro se resuelvan antes de la segunda mitad de 2022.
En ese mar de dudas navegan prácticamente todos los sectores, incluyendo los celulares o los carros que se venden en México, el café que exporta Colombia o el retail que moviliza al comercio en Chile.
De los celulares al café
A lo largo del año, la mexicana América Móvil advirtió que la escasez de chips estaba impactando sus resultados financieros, ilustrado en la caída de la venta de celulares.
La principal empresa de telecomunicaciones de América Latina dijo que los problemas logísticos están provocando una menor oferta de teléfonos inteligentes y otros dispositivos de comunicación. La multinacional informó que los ingresos por ventas de equipos en México cayeron 16% en el tercer trimestre, y que en Brasil la cifra fue del 23%, ambas en comparación con el mismo periodo del año pasado.
“En general, en el mundo, en toda Latinoamérica, y eso incluye México y Brasil, faltan teléfonos”, dijo Daniel Hajj, director general de la empresa, en una conferencia con inversionistas.
La escasez que afecta a América Móvil no está circunscrita a América Latina. En el tercer trimestre, en todo el mundo, la venta de smartphones cayó 6%, en comparación con el mismo periodo de 2020 debido a la falta de componentes, según cifras que recopila la firma Canalys. En total se enviaron 325,5 millones de unidades en el tercer trimestre, menos que las 348 millones que se movilizaron del mismo período de 2020.
Pero el golpe no termina en los celulares. Otra de las industrias afectadas en México es la automotriz, que representó 3,5% del PIB del país y 18,9% del PIB manufacturero en 2020, según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (Amia). En noviembre, la venta de vehículos ligeros cayó 13,5% a 82.829 unidades.
Ese mismo mes, las ensambladoras ubicadas en ese país, presionadas por la escasez de semiconductores, reportaron una disminución anual de 20,25% en la producción de vehículos ligeros, a 248.960 unidades.
México es el principal productor de autos en Latinoamérica y uno de los más grandes del mundo: en 2020 produjo 3,8 millones de vehículos ligeros, según la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos Automotores. Gigantes multinacionales, con sede en México como Hyundai, Nissan y General Motors se han visto afectadas, al igual que ensambladoras originarias de ese país como Vuhl Automotive y Giant Motors.
Otra industria líder que se ha visto golpeada, pero en este caso en Colombia, ha sido la del café. El sector vive una paradoja y es que mientras el grano cotiza en precios históricos en Nueva York, la crisis logística dificulta su transporte.
Históricamente el Puerto de Buenaventura, ubicado en el Pacífico colombiano, exporta el 70% del café del país. Pero su participación ha llegado a caer hasta 50% ante el incremento del valor de los fletes que se cobran por este muelle, explicó Gustavo Gómez, presidente de la Asociación de Exportadores de Café (Asoexport). El sector suma el agravante de que el país vivió a mediados de año un paro nacional que paralizó las actividades en Buenaventura.
Por ello, la industria ha tenido que recurrir a los puertos de la Costa Caribe, como el de Cartagena o Santa Marta, que aumentan los costos de transporte terrestre por llevar la carga hasta allá. “Los costos de los fletes terrestres en Colombia son muy altos y han empeorado, primero por la pandemia, pero después, por el paro nacional que hubo. Los fletes se incrementaron entre un 70% y hasta un 200%. Cuando pasó el paro, los fletes no volvieron al estadío anterior y se incrementaron entre un 30% y un 70%”, añadió Gómez.
El otro problema es que como no son los puertos naturales para esta industria han surgido problemas como el colapso de las bodegas o la dificultad de los vehículos que no pueden entrar a descargar el café porque el grano está represado.
“Buenaventura va a seguir restringido. Estamos en plena época de cosecha de café. En noviembre, diciembre y enero son meses pico de exportación. Lo que hemos visto son unas exportaciones retrasadas, es decir, que gran parte de lo que se debía haber enviado en octubre terminó saliendo en noviembre. Y eso también tiene implicaciones directas en el ciclo del negocio, porque los comercializadores se demoran más días en recibir el pago por parte de los clientes”, dijo Gómez.
Según las cuentas de Asoexport, los sobrecostos de exportación pueden estar entre 30% y 70%.
El comercio lucha por el stock
Los cafeteros no han sido los únicos afectados en Colombia. La crisis ha llegado a un punto tal que los comerciantes le han pedido al Gobierno del país reducir los aranceles de los productos importados para contrarrestar el alza en los costos de la logística. La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) dijo que se espera que para 2022 haya una escasez de productos y materias primas debido a los retrasos en la entrega de mercancías, que continúan estancadas en los principales puertos del mundo.
“Aunque el sector espera un cierre de año con cifras muy positivas, hay expectativa por lo que pueda pasar el próximo año por esta complicada situación que atraviesa el comercio mundial y que provocará inevitablemente un aumento en la inflación y un posible freno a la reactivación económica”, dijo Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.
Según el dirigente gremial, el volumen de carga de América del Sur solo representa el 4% del mercado mundial, por lo que podría tardar aún más el restablecimiento de la operación normal. El presidente de Asoexport dijo que han visto cómo varios de los buques que prestaban servicios en Buenaventura han sido llevados hacia Estados Unidos y el norte de Europa por los precios que se están pagando allá.
El presidente de Fenalco añadió que, de cara a la temporada de Navidad, los comerciantes han hecho un esfuerzo por tener suficientes existencias y mantener los precios.
Precisamente, la lucha por el stock ha sido parte de la estrategia del sector privado. Más al sur del continente, en Chile, hay una fuerte presión sobre los inventarios, especialmente en los bienes durables, según dijo George Lever, gerente de estudios de la Cámara de Comercio de Santiago, a través de un correo electrónico a Bloomberg Línea.
“En general no vemos listas de inscripción o de espera, sino más bien compras con plazos de entrega extendidos, como ocurre claramente en el caso de automóviles y algunos durables, como mobiliario, y algunas líneas de electrónica y tecnología”, dijo Lever.
Compañías como Falabella adelantaron los procesos de compra para Navidad y mantuvieron una comunicación constante con las navieras y los proveedores para asegurar el stock para la temporada de fin de año.
“Al tener más de ocho millones de productos de nuestros retailers y marketplace, se generan mayores ofertas, donde los formatos y los sellers compiten entre sí, permitiendo tener los mejores precios para nuestros clientes finales. El abastecimiento es el correcto y contamos con el stock necesario para enfrentar esta última recta final del año”, resaltó Domingo Lama, country manager de Falabella.com Chile.
MercadoLibre, la empresa más grande de América Latina por capitalización de mercado, también ha luchado por mantener el stock al día. La compañía ha reportado un impacto en la categoría de electrónicos, como portátiles, celulares y consolas de videojuegos.
Según dijo la empresa en su llamada con inversionistas en el tercer trimestre, la estrategia ha sido hablar con los comerciantes para identificar las brechas de inventario. Al igual que lo hizo Falabella, la compañía de origen argentino adelantó estos procesos de cara a la temporada de Navidad. Los directivos aseguraron que estaban satisfechos con el stock disponible para fin de año y, sobre la escasez de chips, dijeron que hasta ahora han sido capaces de seguir vendiendo todos los dispositivos.
Lever aseguró que en Chile ha habido un “encarecimiento muy fuerte” en toda la cadena de suministro, incluyendo los insumos productivos. “Los más afectados en precios son los productos de margen reducido y alta participación de importaciones en el consumo local, por ejemplo, alta tecnología, automóviles. Los que más han subido en lo que va del año en bienes durables son muebles, automóviles, herramientas eléctricas, equipos de sonido y microondas”.
A pesar de los esfuerzos de los empresarios, los retrasos en los principales centros de la cadena de suministro, advirtió la Unctad, podrían seguir hasta 2022 y afectar negativamente al comercio que se espera que movilice globalmente US$28 billones este año.
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