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GS1 Argentina formó parte de un estudio que mide una de las principales problemáticas que existe en nuestro país y el mundo.
El equipo de trabajo conformado por el Consumer Goods Forum, GS1 Argentina, y la firma de consultoría We Team Ltda, ha realizado un informe como resultado del proyecto “Pérdidas y Desperdicio de Alimentos – Piloto LATAM Argentina”, en el marco del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, de la FAO, y del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de nuestro país.
El tema del desperdicio de alimentos es una preocupación de carácter global que afecta directamente la sostenibilidad ambiental, el bienestar social y los resultados económicos generales. Una gran parte de los alimentos producidos en el mundo no llega a la mesa de los consumidores y eso se traduce en el hambre de millones de personas y en una responsabilidad que atañe a autoridades, productores y comerciantes. Wai-Chan Chan, director gerente de CGF, en el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida de Alimentos y Residuos, declaró: “Sin los números y el conocimiento para entender cuánto se pierde de alimentos entre productores, minoristas y consumidores, nuestros esfuerzos para abordar el problema serán infructuosos”.
El proyecto del piloto llevado a cabo en Argentina tuvo como objetivo hacer una medición nacional de las pérdidas y el desperdicio de alimentos producidos en el último eslabón de la cadena comercial, para focalizar qué acciones encarar en el retail y profundizar el diálogo con las autoridades para el marco normativo, dentro de un ámbito colaborativo de todos los actores involucrados.
Natalia E. Basso, en representación del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos de la Secretaría de Alimentos Bioeconomía y Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, consideró: “Este primer informe sobre Desperdicio de Alimentos en supermercados y autoservicios de Argentina constituye un importante hito a partir del cual se espera fortalecer el trabajo conjunto con este sector. De ser así, se podrá ir construyendo un espacio de intercambio para generar datos sectoriales, identificar posibles acciones para prevenir y reducir el desperdicio de los alimentos y disponer de información de utilidad para fortalecer normas y estándares en el país y la región en línea con la agenda de sostenibilidad y economía circular. Asimismo, se podrá favorecer la incorporación de buenas prácticas en la manipulación higiénica y la gestión de los productos a la vez que estudiar las posibilidades de aprovechamiento de las mermas y la disminución de residuos”.
El Informe sobre Desperdicio de alimentos en supermercados y autoservicios de Argentina – Causas y estimaciones, consta de un objetivo general sobre el estudio, metodología de mediciones, un informe operativo, el análisis de estacionalidad, distribución, las causas más relevantes de los artículos más afectados por la merma y cierra con conclusiones de los expertos.
Los datos recopilados que dieron lugar al informe fueron obtenidos entre enero y diciembre de 2019 gracias a la participación de Cencosud, Cooperativa Obrera, La Anónima y Walmart, empresas a las que se sumaron Danone, Grupo Bimbo, PepsiCo, Serenísima, Molinos, Modelez, Nestlé y Unilever.
El conocimiento que arrojó este piloto sin dudas permitirá impulsar acciones colaborativas capaces de encarar un sistema alimentario sostenible para todos quienes habitamos el planeta.
Temática y problemática
Dentro de la sostenibilidad ambiental uno de los temas más relevantes es el desperdicio de alimentos. Este es un enorme problema ambiental, social y económico. Un tercio de los alimentos producidos en el mundo nunca se consumen, lo que equivale a aproximadamente 1.300 millones de toneladas de alimentos que se pierden cada año según la FAO. “Esto representa no solo el costo económico para la economía mundial de 940 mil millones de dólares, sino que también es responsable de sumar anualmente 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta; pensar además que un tercio de los alimentos perfectamente comestibles producidos nunca se consume, en un mundo donde una de cada nueve personas pasa hambre todos los días, implica una gran responsabilidad ética”, sostuvo Erika Rodríguez, gerente general Latinoamérica Consumer Goods Forum.
Para apoyar los compromisos globales de la coalición, se han establecido grupos de trabajo regionales que impulsan la implementación a nivel local e involucran a los grupos de interés en cada latitud, dentro de los cuales se incluye uno en América Latina. Este grupo empezó con un trabajo piloto en Argentina, que después de algunas sesiones de trabajo concluyó que solo a través de la medición es posible alcanzar objetivos concretos y que el primer paso para reducir el desperdicio de alimentos es entendiendo el impacto a través de la medición de una forma armonizada y comparable. Contar con una línea base cuantitativa del desperdicio de alimentos como industria, es sin duda un catalizador de cambio.
“Buscamos que esta medición del desperdicio de alimentos en supermercados y autoservicios en Argentina permita a la industria y sus grupos de interés identificar las principales oportunidades, estrategias y proyectos en la cadena de valor y actuar colaborativamente sobre ellos para reducir el problema”, afirmó Rodríguez y cerró: “El desperdicio de alimentos es un grave problema mundial y solo puede abordarse eficazmente mediante una acción colectiva comprometida. Esta primera línea base en Argentina es un paso muy importante para crear estrategias alimentarias sostenibles, prevenir pérdidas y así generar que seguramente generará un impacto positivo en la cadena de valor”.
Bajo la lupa
El estudio logró la participación del 41% de supermercados en términos de participación del mercado sobre las ventas, pero por su naturaleza buscará abarcar en cada nueva medición un mayor número de cadenas en próximos períodos.
Se recopiló información detallada y validada del mercado de supermercados que, proyectada sobre la totalidad de ventas del mercado, abarca un 100% de supermercados y autoservicios, y permite sobre la base del 41% participante proyectar el análisis a la totalidad del mercado.
Para el caso de Argentina se definieron categorías que agrupan mejor los productos y que les permiten a las cadenas expresar de forma más acertada sus comportamientos dentro del fenómeno. Esta agrupación se logra con la información que GS1 Argentina tiene de los productos y su experiencia en el mercado argentino, unido a la data reportada por las cadenas, homologando sus reportes y la información existente. Las secciones definidas son: almacén, como galletitas, golosinas, mermeladas, productos envasados y productos secos; bebidas, con y sin alcohol; frutas y verduras frescas; carnes, tomando carne vacuna, carne blanca (pollo, pescado y cerdo) y fiambrería; congelados; frescos, ya sea lácteos o productos refrigerados; panificados; rotisería; y comida para mascotas.
¿Qué determinó el informe?
Para esta primera versión se logró una buena participación (41%) por parte de las cadenas de supermercados en Argentina, considerando que es la primera vez que se empieza un trabajo de medición bajo este formato y que la recopilación de la información se realizó durante el 2020 dentro del marco de la pandemia por COVID-19. Se busca que, para una siguiente medición, el estudio siga aumentando la participación del mercado (ideal un 70% en la siguiente medición), bajo unas condiciones globales y locales más propicias para ello.
El impacto del 4,76% de merma operativa sobre las ventas, que hace referencia al peso calculado sobre las ventas de la totalidad del fenómeno, muestra una cifra aparentemente alta frente a lo que se puede obtener en la totalidad de las categorías, sin embargo, entendiendo que este informe hace un ‘énfasis’ sobre frescos, perecederos y almacén, la cifra es coherente al comportamiento de estas categorías y los resultados obtenidos en otros países de la región.
El cálculo monetario, que parte del 4,76% de merma operativa encontrada, utiliza la totalidad de las ventas de las secciones relevantes, que asciende a $548.944 millones de pesos argentinos como base de ventas total del mercado, permitiendo estimar un total de $26.130 millones de pesos argentinos que representa el valor económico del fenómeno.
Partiendo del detalle de toneladas identificadas, se logró una estimación de 123.434 toneladas de la merma operativa para el total del mercado. Esta cifra permite ser desglosada en todas sus causas de origen, partiendo de un gran bloque que es la merma operativa conocida y la merma operativa desconocida.
La merma operativa desconocida (48,1%), aunque está dentro del cálculo total, no puede ser identificada su causa. Dentro de la merma operativa conocida, (51,9%) las mermas no clasificadas (15,4%) son altas, esta situación abre la puerta para que las cadenas puedan clasificar mejor las mermas operativas en un futuro cercano.
De igual manera las devoluciones (20,2%) son un indicador fuerte, dentro de las causas conocidas y se consideran dentro de la merma dado que no se tiene una traza de su destino final y no se puede afirmar que terminan en consumo humano. Esta situación reafirma la necesidad de involucrar en las futuras mediciones un seguimiento de estos productos con el fabricante y poder ajustar esta línea del fenómeno con información que confirme o ajuste el destino real.
Los porcentajes de donación (2,3%) encontrados, si bien son pequeños en porcentaje, dan lugar al fortalecimiento de estrategias que posibiliten dar un mayor destino de los alimentos para el consumo humano, contribuyendo a la seguridad alimentaria y nutricional, en un contexto de pandemia, en donde se ha exacerbado la demanda social en la población en general.
Finalmente, este estudio ha alcanzado los objetivos planteados y materializa el trabajo conjunto y articulado entre varios organismos e instituciones de los diferentes actores del sistema alimentario, contribuyendo al avance de la meta del ODS 12.3, generando triple impacto positivo en dimensión económica, social y ambiental muy concretamente. Se espera continuar por ese camino sumando más experiencias e iniciativas en ese sentido.
La metodología implementada en Argentina, con la experiencia de otros países, permite concluir que el proceso de acompañamiento debe continuar mientras el formato de informe sea regulado por la curva de aprendizaje de las cadenas, este proceso puede tomar hasta 4 o 5 años. Este acompañamiento es necesario dado que la construcción de este informe es dinámica en términos de:
- Maduración de la información: Durante cada medición, los participantes mejoran sus sistemas propios de recopilación y comparten mejores datos para interpretar. Así mismo la información entregada cada vez es más detallada y permite mayores desgloses.
- Nuevos participantes: la información es más exacta y confiable al incrementar la participación de cadenas en el estudio. Una vez pasemos la barrera subjetiva de participación del 80% de superficies de venta podría visualizarse como un estudio censal.
La construcción y análisis de la información requieren armonizar estas dos variables, lo que significa en un modelo dinámico de trabajo. Sería valioso seguir contando con el apoyo financiero de las entidades interesadas, para continuar con esta iniciativa y mantener la curva de aprendizaje obtenida. También se recomienda mantener una frecuencia anual del informe para ver el impacto de las estrategias desarrolladas en el país. Los siguientes pasos inician con mesas de trabajo en noviembre 2020 y análisis con las cadenas y los stakeholders involucrados para construir en conjunto los caminos y estrategias más adecuadas a las problemáticas encontradas.
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