Crédito: Enlace fuente
Por segundo y tercer año consecutivo, gran parte de la industria alimenticia cerró el 2019 con balances en rojo. Algunas más saneadas que otras, muchas de las empresas líderes del sector presentaron números negativos producto de una sostenida caída en las ventas por la recesión, el mayor costo financiero derivado de las altas tasas de interés y una devaluación que afectó la deuda contraída en dólares convertida a pesos.
Molinos Río de la Plata, Arcor y Mastellone Hermanos presentaron sus balances anuales la semana pasada y aunque reportaron ganancia operativa, el resultado neto fue negativo. En el caso de la firma de la familia Pérez Companc, el rojo fue de $1.006 millones y se asocia, según informó mediante un comunicado a la Bolsa, a “la imposibilidad de trasladar a los precios de sus productos los aumentos de costos en un contexto de persistente caída de consumo”.
De esta manera, Molinos acumuló así tres años consecutivos de resultados netos negativos, ya que en 2017 y 2018 había perdido, en moneda de 2019, $1.161 millones y $2.619 millones, respectivamente. Según repasó la empresa en el comunicado, si bien se mantuvieron los ingresos respecto del año anterior, los costos de ventas aumentaron 5,6%, lo que provocó una caída de la ganancia bruta de $1.438 millones.
Este incremento de costos está asociado a la “fuerte devaluación de la moneda y la inflación, que no se pudo trasladar a los precios de la cartera de productos, lo que fue determinante en los resultados negativos«. Según Molinos, el impacto negativo fue compensado parcialmente por los programas de eficiencia implementados para reducir los gastos de comercialización y administración y por los resultados de las operaciones de venta de la empresa italiana Delverde y adquisición de La Salteña. El resultante fue una ganancia operativa de $53 millones.
“El 2019 fue un mal año para el consumo y en nuestro caso seguimos mostrando resultados negativos, como en 2018 y 2017. Sin embargo, mantenemos el ritmo de inversiones pensando siempre en el largo plazo y enfocando nuestros esfuerzos y compromisos en el consumidor. Seguiremos trabajando en la reducción de gastos para ser cada día más eficientes”, dijeron fuentes cercanas a la empresa a Infobae.
También Arcor cerró, por segundo año consecutivo, balances con pérdida. La compañía que dirige Luis Pagani registró en 2019 un quebranto neto de $144 millones, una cifra muy inferior a los $1.555 millones del 2018.
“En nuestro caso, la compañía operativamente tuvo un resultado positivo, como resultado de distintas estrategias que llevamos a cabo, pero el final fue negativo producto de las altas tasas de interés en pesos y por la fuerte devaluación de la moneda y su impacto sobre la deuda en dólares”, dijeron fuentes de la alimenticia ante la consulta de este medio. En 2018, el resultado operativo también había sido positivo, pero al igual que el año pasado, la devaluación impactó sobre los números finales.
El grupo Arcor tuvo un buen desempeño en el exterior (lenta recuperación de ventas en Brasil y buen desempeño de las filiales de México y Paraguay), pero no sucedió lo mismo en la Argentina, donde los negocios de consumo masivo sufrieron una caída en los volúmenes vendidos producto de la situación generalizada de merma de la demanda por la crisis, la alta inflación y el impacto de la devaluación del peso.
De todas formas, y así lo remarcaron en un comunicado de prensa que envió la firma luego de presentar su balance a la Comisión Nacional de Valores (CNV), “la sólida red de distribución del grupo, la integración vertical de sus operaciones, la innovación en acciones comerciales, la diversidad de portfolio y de marcas, y una adecuada administración de sus recursos, permitieron a la compañía compensar la pérdida de volumen alcanzando una ganancia operativa de $6.549 millones”.
La láctea Mastellone también informó la semana pasada que tuvo pérdidas en 2019. En este caso, el rojo ascendió a $50 millones y también se debe a la caída del consumo y la devaluación. La demanda de productos lácteos se derrumbó bastante más que el promedio porque fue uno de los rubros que más incremento de precios tuvo.
Tal como ya publicó Infobae, la compañía “trabajó para dinamizar el mercado a través del lanzamiento de productos con valor agregado, haciendo inversiones en equipos de envasado para incrementar la productividad de las plantas y mejorar los resultados generales”, dijo en un parte de prensa enviado cuando presentó el balance.
En la industria diferencian entre las empresas que vienen registrando pérdidas netas en los últimos años pero están sanas de aquellas que no lo están por tener abultadas deudas en dólares, como es el caso, por ejemplo, de la aceitera Vicentín o Molino Cañuelas, entre otras.
Crédito: Enlace fuente
Por segundo y tercer año consecutivo, gran parte de la industria alimenticia cerró el 2019 con balances en rojo. Algunas más saneadas que otras, muchas de las empresas líderes del sector presentaron números negativos producto de una sostenida caída en las ventas por la recesión, el mayor costo financiero derivado de las altas tasas de interés y una devaluación que afectó la deuda contraída en dólares convertida a pesos.
Molinos Río de la Plata, Arcor y Mastellone Hermanos presentaron sus balances anuales la semana pasada y aunque reportaron ganancia operativa, el resultado neto fue negativo. En el caso de la firma de la familia Pérez Companc, el rojo fue de $1.006 millones y se asocia, según informó mediante un comunicado a la Bolsa, a “la imposibilidad de trasladar a los precios de sus productos los aumentos de costos en un contexto de persistente caída de consumo”.
De esta manera, Molinos acumuló así tres años consecutivos de resultados netos negativos, ya que en 2017 y 2018 había perdido, en moneda de 2019, $1.161 millones y $2.619 millones, respectivamente. Según repasó la empresa en el comunicado, si bien se mantuvieron los ingresos respecto del año anterior, los costos de ventas aumentaron 5,6%, lo que provocó una caída de la ganancia bruta de $1.438 millones.
Este incremento de costos está asociado a la “fuerte devaluación de la moneda y la inflación, que no se pudo trasladar a los precios de la cartera de productos, lo que fue determinante en los resultados negativos«. Según Molinos, el impacto negativo fue compensado parcialmente por los programas de eficiencia implementados para reducir los gastos de comercialización y administración y por los resultados de las operaciones de venta de la empresa italiana Delverde y adquisición de La Salteña. El resultante fue una ganancia operativa de $53 millones.
“El 2019 fue un mal año para el consumo y en nuestro caso seguimos mostrando resultados negativos, como en 2018 y 2017. Sin embargo, mantenemos el ritmo de inversiones pensando siempre en el largo plazo y enfocando nuestros esfuerzos y compromisos en el consumidor. Seguiremos trabajando en la reducción de gastos para ser cada día más eficientes”, dijeron fuentes cercanas a la empresa a Infobae.
También Arcor cerró, por segundo año consecutivo, balances con pérdida. La compañía que dirige Luis Pagani registró en 2019 un quebranto neto de $144 millones, una cifra muy inferior a los $1.555 millones del 2018.
“En nuestro caso, la compañía operativamente tuvo un resultado positivo, como resultado de distintas estrategias que llevamos a cabo, pero el final fue negativo producto de las altas tasas de interés en pesos y por la fuerte devaluación de la moneda y su impacto sobre la deuda en dólares”, dijeron fuentes de la alimenticia ante la consulta de este medio. En 2018, el resultado operativo también había sido positivo, pero al igual que el año pasado, la devaluación impactó sobre los números finales.
El grupo Arcor tuvo un buen desempeño en el exterior (lenta recuperación de ventas en Brasil y buen desempeño de las filiales de México y Paraguay), pero no sucedió lo mismo en la Argentina, donde los negocios de consumo masivo sufrieron una caída en los volúmenes vendidos producto de la situación generalizada de merma de la demanda por la crisis, la alta inflación y el impacto de la devaluación del peso.
De todas formas, y así lo remarcaron en un comunicado de prensa que envió la firma luego de presentar su balance a la Comisión Nacional de Valores (CNV), “la sólida red de distribución del grupo, la integración vertical de sus operaciones, la innovación en acciones comerciales, la diversidad de portfolio y de marcas, y una adecuada administración de sus recursos, permitieron a la compañía compensar la pérdida de volumen alcanzando una ganancia operativa de $6.549 millones”.
La láctea Mastellone también informó la semana pasada que tuvo pérdidas en 2019. En este caso, el rojo ascendió a $50 millones y también se debe a la caída del consumo y la devaluación. La demanda de productos lácteos se derrumbó bastante más que el promedio porque fue uno de los rubros que más incremento de precios tuvo.
Tal como ya publicó Infobae, la compañía “trabajó para dinamizar el mercado a través del lanzamiento de productos con valor agregado, haciendo inversiones en equipos de envasado para incrementar la productividad de las plantas y mejorar los resultados generales”, dijo en un parte de prensa enviado cuando presentó el balance.
En la industria diferencian entre las empresas que vienen registrando pérdidas netas en los últimos años pero están sanas de aquellas que no lo están por tener abultadas deudas en dólares, como es el caso, por ejemplo, de la aceitera Vicentín o Molino Cañuelas, entre otras.