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Los fondos éticos han sido una de las estrategias comerciales más marcadas en el mundo de la inversión durante los últimos años. Aunque en algunos casos viene de largo, en general la tendencia se ha visto impulsada recientemente por el auge de la sostenibilidad tanto a nivel regulatorio como de interés social. En este contexto, los fondos sostenibles españoles han estado aguantando con fuerza la crisis del coronavirus —esto en cuanto a las captaciones se refiere, porque al hablar de rentabilidad, estas son igual de bajas (con pérdidas en el ejercicio) que la mayoría de fondos de las gestoras españolas—.
Según los datos de suscripciones y reembolsos de Morningstar a cierre de julio, el ‘top 10’ de los fondos españoles más vendidos en el segmento de la sostenibilidad tiene unas rentabilidades negativas este año de entre una ínfima subida del 0,28% hasta caídas que rozan el -10%. Si ampliamos el foco al ‘top 20’, entonces sí que encontramos tres fondos con ganancias sustanciales en un ejercicio que está siendo difícil para todo inversor. Se trata precisamente de los tres fondos españoles más rentables en este pequeño segmento que cada vez se está haciendo mayor.
¿Significa esto que los fondos sostenibles como categoría son menos rentables? No necesariamente. Entre otras cuestiones, como el equipo gestor y el entorno del mercado, las rentabilidades se tienen que ver también al lado del perfil de riesgo de cada producto, donde muchos de estos tienen una exposición entre moderada y baja, aunque también los hay de alto voltaje. El difícil entorno al que se enfrenta el inversor conservador va más allá del nicho de la inversión ASG (que tiene en cuenta factores medioambientales, sociales y de gobernanza), lleva mucho tiempo marcado por un contexto de represión financiera que ahora con el covid-19 se está alargando aún más, así como un sistema de distribución de los fondos todavía muy dominado por la banca, donde el inversor ‘retail’ no siempre se ve expuesto a todo el abanico de posibilidades de inversión.
El Rural Gestión Sostenible I, de la gestora de Caja Rural (Gescooperativo), por ejemplo, tiene un riesgo de riesgo del 3 sobre el 7. Habiendo sido lanzado en 2018, no tiene un ‘track record’ a largo plazo —factor clave en la selección de fondos para aquel inversor con un horizonte temporal de mínimo cinco años—, un caso que se da en gran parte de los fondos de esta índole, ya que se trata de una corriente que, pese a estar ya más consolidada en otros países de Europa (como Holanda o Francia) y gestoras extranjeras, en España solo empezó a entrar en el ‘mainstream’ hace cerca de tres años.
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El Rural Gestión Sostenible I acumula una caída de la rentabilidad del 0,98%. Se trata de una caída relativamente moderada si se compara con otras de los vehículos de Caja Rural —con pérdidas de hasta el 30% en el año— y también es cierto que este está siendo un año de crisis económica. En 2019, no obstante, el fondo apenas ganó un 6,3%. Su índice de referencia, el MSCI World, se deja un 0,88% en 2020 y subió un 13% en 2019.
El vehículo tiene gran parte de su inversión en renta fija, tanto de forma directa (bonos soberanos, corporativos de Acciona…) como a través de fondos (Candriam SRI Bond Euro Short Term, DWS ESG Eurobonds…), según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) del segundo trimestre. El fondo ha conseguido captar 338 millones de euros en lo que va de año, y no sufrió salidas ni en marzo, según los registros de Morningstar a cierre de julio.
En cambio, si miramos al fondo español sostenible más rentable de 2020, el Ibercaja Megatrends, se aprecia que este tiene un nivel de riesgo de 6 de 7. Tiene un ‘track record’ mayor, con una ganancia anualizada a tres años del 5,38% y a cinco años del 3,14%. De hecho, es el fondo más rentable para la gestora de Ibercaja este año. Otros fondos, el Ibercaja Tecnológico o el Ibercaja Global Brands, tienen una ganancia de alrededor del 2% cada uno en 2020 aunque, por otro lado, han tenido mayor rentabilidad a largo plazo en el pasado.
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El Ibercaja Megatrends, que fue lanzado en 2011 y tiene gran parte de su patrimonio invertido en bolsa (con posiciones como Nvidia, Paypal, Teladoc, Citrix…), también tiene como referencia el MSCI World, que tiene una rentabilidad del 8% anualizado tanto para el periodo de tres como de cinco años, por lo que a largo plazo se queda corto según sus estándares. El fondo registra la entrada de 18 millones de euros hasta agosto.
No obstante, el nivel de riesgo no lo es todo. Otros fondos con alto nivel de riesgo, como el Santander Sostenible Acciones o el CaixaBank Selección Futuro Sostenible, tienen algunas de las peores rentabilidades en el año del ‘top 20’ de ventas. Y otros de los mejores en ganancias, como el Rentamarkets Sequoia o el Alisio Cartera Sostenible, tienen una puntuación de 4 sobre 7.
Si bien registraron salidas de 150 millones de euros en marzo, en abril los 41 fondos sostenibles españoles cuyos datos han sido recopilados por Morningstar ya habían vuelto a registrar entradas y en el año acumulan unas suscripciones de 1.364 millones de euros. Uno de los argumentos recurrentes a favor de los fondos sostenibles desde el punto de vista comercial es que el hincapié en la gestión de riesgos del ASG y la visión a largo plazo de este tipo de inversión animan a los inversores a no vender en momentos de crisis.
Las gestoras extranjeras, con mayor recorrido en esta tendencia, también cuentan con un amplio abanico de fondos sostenibles, desde productos sumamente rentables hasta otros desastrosos en ‘track record’, llegando a disponer incluso de fondos de gestión pasiva sostenibles. El Lombard Odier Generation Global o el Janus Henderson Global Sustainable Equity, con rentabilidades anualizadas a 10 años de en torno al 13%, son ejemplos de algunos de los especializados más rentables.