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La Oficina del Censo de EE.UU. señaló que las ventas minoristas (retail) treparon 7,5% en junio comparado con el mes anterior, lo que significa que han crecido 2 puntos y medio por encima de lo previsto por el consenso de los economistas consultados por la Reserva Federal.
El alza notable de las ventas minoristas en junio fue la continuación del auge excepcional experimentado en mayo, en que treparon 18,2% intermensual.
Es el resultado directo de la apertura de la economía y de la vuelta a sus tareas de los trabajadores norteamericanos; y esto a pesar de que en algunos estados – Florida y Texas entre otros – tuvieron que hacer una pausa en la apertura de sus negocios ante brotes importantes del coronavirus.
La industria de la construcción también mostró una recuperación excepcional, con el índice de la Asociación Nacional de la Construcción (NAHDH) elevándose a 72 puntos en julio, esto es, 12 puntos por encima del pronóstico realizado por el consenso.
El dato estratégico central respecto a la industria de la construcción es que los créditos hipotecarios ofrecen las tasas de interés más bajas de la historia (1,5% anual, o menos). Lo mismo sucede con las otras tasas de interés que se presentan en un sistema hiperlíquido, con el costo del dinero en su menor nivel histórico como sucede en EE.UU y en general en el mundo.
Lo mismo ocurre en el mercado del trabajo, con una disminución del seguro de desempleo que ha caído sistemáticamente en las últimas 6 semanas (pasó de 17,8 millones en junio a 17,3 millones el mes pasado), como parte de una tendencia nítidamente descendente en la segunda parte del año.
Todos estos indicadores muestran un crecimiento sostenido del consumo (que constituye más del 70% del PBI estadounidense), que hace que su expansión tome inequívocamente la forma de una V aguda en el tercer y cuarto trimestre del año.
En términos anualizados el nivel de consumo que revelan las ventas minoristas (retail) es ya prácticamente similar al existente en la etapa previa a la crisis del coronavirus, con una diferencia en julio de -1% respecto a febrero, que implica un alza de 1,1% anual.
El antecedente directo de la actual situación es que en marzo y abril se perdieron 22,2 millones de puestos de trabajo; y luego, en mayo y junio, se recuperaron 7,5 millones de empleos (34,5% del total de empleo perdido en los meses previos).
El crecimiento del coronavirus, especialmente en los estados del “sun belt” (Florida, Texas, Arizona, California) amenaza frenar el auge del empleo, y de esa manera – por carácter transitivo – del consumo. Pero sucede que la recuperación de la economía está directamente vinculada en una relación de causa-efecto con la apertura económica, y ésta es irreversible. En ninguno de los estados del “Cinturón del Sol” los brotes del coronavirus han dado lugar a una marcha atrás en la apertura de los negocios. Todo lo contrario: la vuelta al trabajo se generaliza.
El dato estratégico central de lo que sucede en EE.UU. es que la recuperación económica está acompañada por las tasas de interés más bajas de la historia.
La semana pasada los títulos del Tesoro a 10 años ofrecieron rendimientos de solo +0,59% anual; y esto implica que la brecha (spread) entre las tasas de los créditos hipotecarios y la de los títulos del Tesoro es casi 3%, el doble de su promedio histórico. Esto significa que el costo de las hipotecas va a descender todavía más en el próximo año.
Por eso, lo previsible es que la recuperación económica se acelere en la última parte de 2020; y ante todo hay que prever que impulsado por esta situación excepcional EE.UU. se oriente hacia un boom de consumo, encabezado por un auténtico boom de la construcción.
Lo que sucede en todo el mundo avanzado es que hay una recuperación más acelerada de lo que se esperaba. El cálculo del Banco de Inglaterra (BoE) es que hay un alza de 15% anual de la economía mundial respecto al momento más álgido de la crisis, que en EE.UU. fue en abril y en China en febrero; y lo mismo sucede con el consumo donde en julio hay un alza promedio de 10%/15% en todas partes al mismo tiempo. En China el consumo ha crecido 25% y 15% en EE.UU.
A esto hay que sumarle el impacto tremendo de las políticas de estímulo fiscal lanzadas por EE.UU., también por China y ahora se suma Europa con un paquete de más de 580.000 millones de euros.
De ahí que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estime que los estímulos fiscales han superado en el mundo más de US$11 billones en los primeros 6 meses del año, que equivale a 8% del PBI global. No hay antecedente de una medida semejante por su magnitud y profundidad en toda la historia del capitalismo.
Solo en EE.UU. el estímulo fiscal alcanza a US$5,6 billones, a los que hay que sumar más de US$4 billones de inyección de liquidez realizada por la Reserva Federal.
Esta semana, el Congreso norteamericano se apresta a lanzar un nuevo paquete de estímulo fiscal de US$1 billón. Sería un total de más de 1/3 del PBI norteamericano.
Conviene no perder la capacidad de asombro al analizar el sistema capitalista del siglo XXI.
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La Oficina del Censo de EE.UU. señaló que las ventas minoristas (retail) treparon 7,5% en junio comparado con el mes anterior, lo que significa que han crecido 2 puntos y medio por encima de lo previsto por el consenso de los economistas consultados por la Reserva Federal.
El alza notable de las ventas minoristas en junio fue la continuación del auge excepcional experimentado en mayo, en que treparon 18,2% intermensual.
Es el resultado directo de la apertura de la economía y de la vuelta a sus tareas de los trabajadores norteamericanos; y esto a pesar de que en algunos estados – Florida y Texas entre otros – tuvieron que hacer una pausa en la apertura de sus negocios ante brotes importantes del coronavirus.
La industria de la construcción también mostró una recuperación excepcional, con el índice de la Asociación Nacional de la Construcción (NAHDH) elevándose a 72 puntos en julio, esto es, 12 puntos por encima del pronóstico realizado por el consenso.
El dato estratégico central respecto a la industria de la construcción es que los créditos hipotecarios ofrecen las tasas de interés más bajas de la historia (1,5% anual, o menos). Lo mismo sucede con las otras tasas de interés que se presentan en un sistema hiperlíquido, con el costo del dinero en su menor nivel histórico como sucede en EE.UU y en general en el mundo.
Lo mismo ocurre en el mercado del trabajo, con una disminución del seguro de desempleo que ha caído sistemáticamente en las últimas 6 semanas (pasó de 17,8 millones en junio a 17,3 millones el mes pasado), como parte de una tendencia nítidamente descendente en la segunda parte del año.
Todos estos indicadores muestran un crecimiento sostenido del consumo (que constituye más del 70% del PBI estadounidense), que hace que su expansión tome inequívocamente la forma de una V aguda en el tercer y cuarto trimestre del año.
En términos anualizados el nivel de consumo que revelan las ventas minoristas (retail) es ya prácticamente similar al existente en la etapa previa a la crisis del coronavirus, con una diferencia en julio de -1% respecto a febrero, que implica un alza de 1,1% anual.
El antecedente directo de la actual situación es que en marzo y abril se perdieron 22,2 millones de puestos de trabajo; y luego, en mayo y junio, se recuperaron 7,5 millones de empleos (34,5% del total de empleo perdido en los meses previos).
El crecimiento del coronavirus, especialmente en los estados del “sun belt” (Florida, Texas, Arizona, California) amenaza frenar el auge del empleo, y de esa manera – por carácter transitivo – del consumo. Pero sucede que la recuperación de la economía está directamente vinculada en una relación de causa-efecto con la apertura económica, y ésta es irreversible. En ninguno de los estados del “Cinturón del Sol” los brotes del coronavirus han dado lugar a una marcha atrás en la apertura de los negocios. Todo lo contrario: la vuelta al trabajo se generaliza.
El dato estratégico central de lo que sucede en EE.UU. es que la recuperación económica está acompañada por las tasas de interés más bajas de la historia.
La semana pasada los títulos del Tesoro a 10 años ofrecieron rendimientos de solo +0,59% anual; y esto implica que la brecha (spread) entre las tasas de los créditos hipotecarios y la de los títulos del Tesoro es casi 3%, el doble de su promedio histórico. Esto significa que el costo de las hipotecas va a descender todavía más en el próximo año.
Por eso, lo previsible es que la recuperación económica se acelere en la última parte de 2020; y ante todo hay que prever que impulsado por esta situación excepcional EE.UU. se oriente hacia un boom de consumo, encabezado por un auténtico boom de la construcción.
Lo que sucede en todo el mundo avanzado es que hay una recuperación más acelerada de lo que se esperaba. El cálculo del Banco de Inglaterra (BoE) es que hay un alza de 15% anual de la economía mundial respecto al momento más álgido de la crisis, que en EE.UU. fue en abril y en China en febrero; y lo mismo sucede con el consumo donde en julio hay un alza promedio de 10%/15% en todas partes al mismo tiempo. En China el consumo ha crecido 25% y 15% en EE.UU.
A esto hay que sumarle el impacto tremendo de las políticas de estímulo fiscal lanzadas por EE.UU., también por China y ahora se suma Europa con un paquete de más de 580.000 millones de euros.
De ahí que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estime que los estímulos fiscales han superado en el mundo más de US$11 billones en los primeros 6 meses del año, que equivale a 8% del PBI global. No hay antecedente de una medida semejante por su magnitud y profundidad en toda la historia del capitalismo.
Solo en EE.UU. el estímulo fiscal alcanza a US$5,6 billones, a los que hay que sumar más de US$4 billones de inyección de liquidez realizada por la Reserva Federal.
Esta semana, el Congreso norteamericano se apresta a lanzar un nuevo paquete de estímulo fiscal de US$1 billón. Sería un total de más de 1/3 del PBI norteamericano.
Conviene no perder la capacidad de asombro al analizar el sistema capitalista del siglo XXI.