A nuestra audiencia: El Nuevo Día te ofrece acceso libre de costo a su cobertura noticiosa relacionada con el COVID-19. Si quieres apoyar nuestra misión de brindarte información verdadera, pertinente y útil ahora y después de la emergencia, te exhortamos a suscribirte en suscripciones.elnuevodia.com.
La alarma que suena todos los días a eso de las 6:30 de la tarde y les exige a los puertorriqueños que regresen a sus hogares hasta el próximo día es casi el despertador para los técnicos que desinfectan las oficinas médicas, las farmacias y hasta los supermercados del país durante la pandemia del coronavirus.
A esa hora de la noche y luciendo calurosos trajes blancos, máscaras, gafas, guantes y hasta cubrebotas, los técnicos de desinfección caminan por los pasillos de las tiendas más concurridas en estos días para esterilizar desde los carritos y canastas de compra hasta los botones de la máquina de ATM.
Y aunque la milenaria técnica del paño y el desinfectante líquido es efectiva en la mayoría de las superficies, la desinfección industrial de locales tan grandes y frecuentados como los supermercados del país solo es posible con la micronebulización de virucidas.
“Se utilizan unas máquinas especializadas que atomizan el fungicida y virucida en pequeñas partículas por millón, dándonos la oportunidad de impactar mayores escalas (áreas de superficie)”, dijo la presidenta de World Wide Movement Biotechnology (WWM), Perla García, cuyo equipo de diez técnicos no ha parado de trabajar desde que se decretó la cuarentena forzosa hace más de un mes.
“Los productos que se utilizan en estos procesos de desinfección son aprobados por la EPA (Agencia de Protección Ambiental) y se diferencian de los desinfectantes tradicionales por su acción residual”, que mata tanto virus como bacterias en cualquier superficie hasta 30 días después de su aplicación, añadió García, quien tiene más de 20 años de experiencia con estos químicos especializados.
Antes de que explotara la crisis del coronavirus en Puerto Rico, sus principales clientes eran los restaurantes. Tras su abrupta clausura, García se ha movilizado a dar el servicio de micronebulización a las principales cadenas de supermercados, farmacias de comunidad y oficinas médicas, pero tambiénle han llamado para desinfectar intensamente hogares, vehículos, botes y hasta jets privados.
En cuanto a los supermercados, que representan el espacio más grande y diverso para desinfectar, García indicó que el proceso usualmente empieza cuando el gerente le echa candado al local.
“El día de trabajo de los técnicos comienza cuando todo cierra. Algunos locales cierran más temprano que otros y por eso creamos nuestras rutas para maximizar el tiempo”, dijo la empresaria, cuyo equipo desinfectó ocho locales más pequeños, el domingo pasado, en un turno de 12 horas.
Primero, los técnicos se visten de pies a cabeza, no necesariamente para protegerse, ya que los desinfectantes que utilizan no son nocivos a la salud humana, sino más bien para mantener estériles todas las superficies que desinfecten a su paso.
Usualmente, comienzan a la entrada del supermercado, donde apuntan el micronebulizador hacia los carritos y canastas de compra. La máquina dispara una tenue neblina que se asienta lentamente sobre todas las superficies matando hongos, bacterias y virus que allí se alojen.
“Al salir tan rápido y en tantas pequeñas partículas, que apenas se ven, el virucida se va a pegar a todas las superficies, incluyendo al piso, las paredes y al techo, llegando a lugares donde nunca podríamos llegar limpiando a mano”, explicó García.
Los cinco o seis técnicos que visitan el supermercado les dan el mismo tratamiento a los pasamanos, zafacones, neveras de hielo y puertas, antes de pasearse por todos los pasillos y rincones de la tienda para desinfectar todas las superficies y artículos en su interior, incluyendo baños, almacenes, oficinas y las cajas registradoras.
El virucida incoloro e inoloro alcanza su mejor desempeño después de las cuatro horas de asentarse sobre cualquier superficie, por lo que García indicó que el mejor tiempo para hacer su trabajo es cuando todo Puerto Rico duerme.