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El FC Barcelona es uno de los clubes más diversificados de Europa, para lo bueno y para lo malo. El club ha logrado construir líneas de negocio al margen de la televisión que le han permitido ser el primero en superar los 1.000 millones de euros en ingresos, pero el estallido de la crisis del Covid-19 les ha frenado en seco. Y, si la cuenta de resultados ya apuntaba a un beneficio neto de mínimos, el contexto actual podría suponer la entrada en pérdidas.
“Es evidente que esta crisis tiene un impacto muy negativo en toda la industria del fútbol y del deporte en general, y que el club tiene la obligación de estar a punto para afrontar todos los escenarios posibles”, ha señalado la junta directiva, tras una reunión en la que la presentación de un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) se ha puesto sobre la mesa.
La dirección no ha tomado una decisión definitiva, a la espera de cómo evolucionen los acontecimientos durante los próximos días. Eso sí, hoy se ha realizado “una primera aproximación a diferentes escenarios y posibles medidas a tomar con el objetivo de minimizar todas las afectaciones económicas”.
Uno de los problemas añadidos para el Barça es que hace sólo un año decidió recuperar todo su negocio de retail y absorber una plantilla de más de 300 profesionales que hasta 2018 dependían de Nike. Hoy, con las tiendas cerradas tras el decreto de estado de alarma, es el colectivo de la entidad para el que sí podría presentarse un Erte por causa mayor.
El grueso del ahorro, sin embargo, debería llegar por un ajuste en el salario de los deportistas, especialmente los del primer equipo de fútbol y baloncesto. Fuentes de la industria desvelan que en conversaciones privadas se ha admitido la posibilidad de bajar estos sueldos, siempre que pueda ser de forma coordinada desde LaLiga y la ACB.
En el caso de la plantilla deportiva no sería técnicamente un Erte, pues esa fórmula apenas garantizaría un sueldo mileurista a jugadores que cobran más de un millón de euros al año. En su lugar, si se buscaría un acuerdo privado para ajustar sus nóminas a la realidad de ingresos que se acabe produciendo. Este año se habían presupuestado algo más de 500 millones de euros en nóminas.
La junta ha recordado que están “en contacto permanente con los grandes clubes europeos, a través de la ECA y de LaLiga, así como con las ligas y las federaciones del resto de deportes profesionales y amateurs, para compartir este análisis, y las posibles medidas a aplicar”. El temor de muchos es que acciones individuales puedan influir en los movimientos de los futbolistas al término de la temporada.
Antes del estallido de la crisis, el club presidido por Josep Maria Bartomeu contemplaba un presupuesto total de 1.047 millones de euros en ingresos para 2019-2020, con una mejora interanual del 5,8%. Sólo así se podrá presentar un beneficio neto de 14 millones de euros, el triple con el que finalmente se cerró 2018-2019.
Este crecimiento se esperaba conseguir con un fuerte aumento de los ingresos comerciales y la venta de futbolistas que no cuenten para el primer equipo. Sólo así se podrá presentar un beneficio neto de 14 millones de euros, el triple con el que finalmente se cerró 2018-2019, pese a que la masa salarial se mantiene a raya a la espera de lo que suceda sobre el césped, tras no lograr ese recorte aspirado el último año.