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El sector retail en Reino Unido ha sufrido los estragos del coronavirus, en especial en lo que concierne a calzado y prendas de vestir, como en cualquier otro país. Los consumidores se han beneficiado del confinamiento y han visto caer los precios durante los últimos meses, hasta el punto que encadenan 13 meses consecutivos de declive. Con la pandemia y el riesgo de rebrotes muy presente todavía para los comercios, la amenaza de que el país pueda abandonar la Unión Europea (UE) el 31 de diciembre sin que medie un tratado comercial entre ambas partes «es una preocupación acuciante», señala Helen Dickinson, jefa ejecutiva del British Retail Consortium.
El Brexit duro sigue sobre la mesa. Aunque las casas de análisis dan un escaso porcentaje de posibilidades de que los tres largos años de negociaciones que han precedido al divorcio entre Londres y Bruselas tenga este desenlace, su presencia pesa como una losa en el ánimo de los ‘retailers’. La pandemia ha supuesto «un shock» para la industria minorista, explica Dickinson. Además de esto, la amenaza de que el país se vea fuera de la UE sin un acuerdo comercial «provocaría graves interrupciones en las cadenas de suministro, mucho más allá de las experimentadas durante el confinamiento, resultando en precios más altos y disponibilidad reducida en tiendas«, argumenta.
«Es imperativo que el Gobierno consiga un acuerdo con la UE o serán los consumidores quienes pagarán el pato», enfatiza la alto cargo de la entidad británica de comerciantes, que prevé que en este contexto los precios sí suban. Los compradores han estado adquiriendo más productos en los supermercados durante el ‘encierro’, en particular en supermercados y congelados, pero también en categorías de mayor valor como el alcohol, donde las ventas han aumentado más del 30% en las últimas semanas. Sin embargo, la inflación de alimentos se mantiene en el 2,9%, algo menos en productos frescos a medida que los productos de temporada estén disponibles. «Los minoristas y sus proveedores continúan trabajando juntos para hacer frente a la alta demanda sin precedentes debido al cierre», indica Mike Watkins, analista de Nielsen.
Con todo, la consultora insiste en que «los compradores tendrán que aguantar el coste de un no acuerdo. Por si acaso, las empresas se preparan para este escenario y se dedican a gestionar sus stocks de cara a prevenir los aranceles y la interrupción del flujo de mercancías que cruzan la frontera entre Reino Unido y la UE si no media un tratado de libre comercio desde el 1 de enero de 2021. En tal caso, ambas partes dejarán de negociar en los términos de la Organización Mundial del Comercio, lo que puede derivar en la imposición de gravámenes elevados, como un arancel del 8% sobre el chocolate y el 30% sobre el zumo de naranja.
Al mismo tiempo, al gobierno le preocupa que las empresas no estén listas para la ola de nuevos trámites posteriores al Brexit, lo que provocará que los camiones se detengan en los puertos. A principios de este mes, el ministro de la Oficina del Gabinete, Michael Gove, dijo que estaba preocupado por la falta de medidas preparatorias tomadas por las empresas, y el gobierno está planeando una campaña de información de «conmoción y temor» en la segunda mitad de este año para animar a las empresas a actuar.
En tan solo seis meses Reino Unido romperá finalmente sus lazos con la UE y poco hay en claro de cómo será la relación posterior. Este lunes se han iniciado ocho semanas de negociaciones entre Londres y Bruselas -las primeras cara a cara tras el Covid-19-, que deben alumbrar un marco para las exportaciones. «Hay señales de que ambas partes tienen la intención de suavizar sus posiciones en las negociaciones», apuntan los economistas de Danske Bank. Sin embargo, todos los expertos consultados coinciden en subrayar que mucho tienen que cambiar las cosas para cumplir con el calendario fijado: contar con un borrador a finales del verano para presentarlo en la cumbre de la UE de octubre.
Los expertos de la entidad danesa avisan de que hay hasta un 65% de posibilidades de que el pacto al que lleguen sea un “simple acuerdo de libre comercio de bienes (no servicios) en otoño”. “No esperamos ningún avance este verano”, comentan y advierten que “todavía asignamos un 35% de probabilidad de un Brexit sin acuerdo para fin de año”. En Berenberg, en cambio, rebajan al 5% el riesgo del ‘hard-Brexit’, mientras que no se muestran optimistas en sus pronósticos hacia la idea de que haya un acuerdo pleno entre ambas partes (35%). Se inclinan por que “acuerden algunas medidas modestas para evitar una salida desordenada y dura (60%)” y aventuran que se irán puliendo otros aspectos en los años venideros.
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El sector retail en Reino Unido ha sufrido los estragos del coronavirus, en especial en lo que concierne a calzado y prendas de vestir, como en cualquier otro país. Los consumidores se han beneficiado del confinamiento y han visto caer los precios durante los últimos meses, hasta el punto que encadenan 13 meses consecutivos de declive. Con la pandemia y el riesgo de rebrotes muy presente todavía para los comercios, la amenaza de que el país pueda abandonar la Unión Europea (UE) el 31 de diciembre sin que medie un tratado comercial entre ambas partes «es una preocupación acuciante», señala Helen Dickinson, jefa ejecutiva del British Retail Consortium.
El Brexit duro sigue sobre la mesa. Aunque las casas de análisis dan un escaso porcentaje de posibilidades de que los tres largos años de negociaciones que han precedido al divorcio entre Londres y Bruselas tenga este desenlace, su presencia pesa como una losa en el ánimo de los ‘retailers’. La pandemia ha supuesto «un shock» para la industria minorista, explica Dickinson. Además de esto, la amenaza de que el país se vea fuera de la UE sin un acuerdo comercial «provocaría graves interrupciones en las cadenas de suministro, mucho más allá de las experimentadas durante el confinamiento, resultando en precios más altos y disponibilidad reducida en tiendas«, argumenta.
«Es imperativo que el Gobierno consiga un acuerdo con la UE o serán los consumidores quienes pagarán el pato», enfatiza la alto cargo de la entidad británica de comerciantes, que prevé que en este contexto los precios sí suban. Los compradores han estado adquiriendo más productos en los supermercados durante el ‘encierro’, en particular en supermercados y congelados, pero también en categorías de mayor valor como el alcohol, donde las ventas han aumentado más del 30% en las últimas semanas. Sin embargo, la inflación de alimentos se mantiene en el 2,9%, algo menos en productos frescos a medida que los productos de temporada estén disponibles. «Los minoristas y sus proveedores continúan trabajando juntos para hacer frente a la alta demanda sin precedentes debido al cierre», indica Mike Watkins, analista de Nielsen.
Con todo, la consultora insiste en que «los compradores tendrán que aguantar el coste de un no acuerdo. Por si acaso, las empresas se preparan para este escenario y se dedican a gestionar sus stocks de cara a prevenir los aranceles y la interrupción del flujo de mercancías que cruzan la frontera entre Reino Unido y la UE si no media un tratado de libre comercio desde el 1 de enero de 2021. En tal caso, ambas partes dejarán de negociar en los términos de la Organización Mundial del Comercio, lo que puede derivar en la imposición de gravámenes elevados, como un arancel del 8% sobre el chocolate y el 30% sobre el zumo de naranja.
Al mismo tiempo, al gobierno le preocupa que las empresas no estén listas para la ola de nuevos trámites posteriores al Brexit, lo que provocará que los camiones se detengan en los puertos. A principios de este mes, el ministro de la Oficina del Gabinete, Michael Gove, dijo que estaba preocupado por la falta de medidas preparatorias tomadas por las empresas, y el gobierno está planeando una campaña de información de «conmoción y temor» en la segunda mitad de este año para animar a las empresas a actuar.
En tan solo seis meses Reino Unido romperá finalmente sus lazos con la UE y poco hay en claro de cómo será la relación posterior. Este lunes se han iniciado ocho semanas de negociaciones entre Londres y Bruselas -las primeras cara a cara tras el Covid-19-, que deben alumbrar un marco para las exportaciones. «Hay señales de que ambas partes tienen la intención de suavizar sus posiciones en las negociaciones», apuntan los economistas de Danske Bank. Sin embargo, todos los expertos consultados coinciden en subrayar que mucho tienen que cambiar las cosas para cumplir con el calendario fijado: contar con un borrador a finales del verano para presentarlo en la cumbre de la UE de octubre.
Los expertos de la entidad danesa avisan de que hay hasta un 65% de posibilidades de que el pacto al que lleguen sea un “simple acuerdo de libre comercio de bienes (no servicios) en otoño”. “No esperamos ningún avance este verano”, comentan y advierten que “todavía asignamos un 35% de probabilidad de un Brexit sin acuerdo para fin de año”. En Berenberg, en cambio, rebajan al 5% el riesgo del ‘hard-Brexit’, mientras que no se muestran optimistas en sus pronósticos hacia la idea de que haya un acuerdo pleno entre ambas partes (35%). Se inclinan por que “acuerden algunas medidas modestas para evitar una salida desordenada y dura (60%)” y aventuran que se irán puliendo otros aspectos en los años venideros.