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La crisis del coronavirus est teniendo un fuerte impacto en la industria, que representa el 15% del PIB de la provincia. Sectores como el textil, el metal o el juguete sufren problemas de desabastecimiento y una ralentizacin de las ventas, mientras que el calzado ya ha registrado cancelaciones de pedidos e incluso despidos. Todos temen un notable descenso del consumo.
Salvado el primer «match ball» planteado por el coronavirus, porque China está arrancando su maquinaria y la falta de suministros comienza a solventarse, el calzado se enfrenta al siguiente punto de partido, «la detracción del consumo que ya estamos acusando por el cierre de tiendas en países como Italia», señala el consejero de Mustang Sergio Ros, «con cancelaciones de pedidos ya fabricados, y no pocos en nuestro caso», apunta el fundador de Wonders Jaime Carbonell.
El sector, camaleónico y resistente como pocos, no sabe cuánto tiempo podrá resistir a esta crisis. La hacen «completamente impredecible» varias circunstancias, sentencia Carbonell, que se siente «desbordado porque cada día hay una noticia nueva y un problema nuevo que atajar». El desconocimiento sobre qué podrá pasar mañana mantiene en guardia a los empresarios, pero también el hecho de que «es una crisis global y de múltiples vertientes: la humana, la social, la sanitaria, la económica… El problema es de todos y todos tenemos que contribuir para salir adelante», expone el director general de la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC), Álvaro Sánchez.
Carbonell reconoce que, «en mi larga trayectoria en el calzado, no me había visto en una situación parecida. El problema es preocupante. De momento, estamos aguantando, pero ya hemos tenido que despedir a algunos fijos discontinuos. Nos han anulado pedidos ya fabricados. Y no pocos. Los italianos nos llaman y nos dicen que lo sienten, pero tienen las tiendas cerradas, qué pueden hacer».
«Tenemos dos problemas, en el suministro de material y en el consumo, en el principio y el final de la cadena. Al parecer, China ya lleva dos semanas y media reincorporándose; el primer hándicap parece estar solucionado. Pero ahora mismo padecemos la detracción del consumo y el cierre de tiendas. Ese es el gran miedo al que nos enfrentamos», señala Ros, que se pregunta: «¿Qué hacemos ahora con la temporada de invierno? ¿Empezamos a fabricar calzado o no? ¿Invertimos nuestro capital en productos a los que luego no podamos darles salida?».
A pie de fábrica hay un tercer problema. Algunas empresas ya han mandado a su personal de oficinas a casa, con teletrabajo o sin él. «La semana pasada tuvimos un susto con un trabajador enfermo. Estuvo en Italia. Menos mal que la prueba resultó negativa», comparte el responsable de Wonders.
El presidente de la Federación de Industrias de Calzado Español (FICE), José Monzonís, remarca que el consumo ya se resiente y que el sector asiste a la crisis «con mucha cautela. El Gobierno debe adoptar medidas urgentes para que el impacto no resulte definitivo y gravoso sobre todo para las pequeñas y medianas empresas». Monzonís defiende que se establezcan medidas como la «refinanciación de circulantes ante los aplazamientos de pagos de mercancías ya entregadas y ayudas para los expedientes de regulación de empleo temporales».
Actuaciones armonizadas
El responsable de FICE considera «lógico y razonable que todos los gobiernos europeos emprendan actuaciones conjuntas y armonizadas para minimizar el impacto en un sector tan internacional como el calzado». La situación «ya ha afectado al primer y segundo trimestres del año. Sería muy grave que se extendiera al tercero», concluye. Coincide con FICE, en las medidas necesarias, la presidenta ejecutiva de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), Marián Cano, que muestra «seria preocupación por cómo está evolucionando el consumo en un sector, el de la moda, en el que no se aplazan las compras». Como Cano, todos esperan «que la normalidad se recupere cuanto antes». Primero está «atender el drama humano y sanitario», apuntan Monzonís y Cano. «Debemos ser prudentes, responsables y solidarios», añade el director de AEC, que insiste en que «todos debemos poner nuestro granito de arena. Ahora mismo me siento incapaz de valorar el impacto económico de esta situación, que nadie se podía creer. El sector está acostumbrado a sufrir circunstancias difíciles, pero esta es muy gorda».
El textil sufre un encarecimiento de las materias primas
La patronal teme un notable descenso del gasto a causa de la psicosis generada
El textil, sector que aglutina a 570 empresas con 4.700 empleados en l’Alcoià y El Comtat, está sufriendo un encarecimiento de las materias primas debido a los problemas de suministro derivados del parón en la producción registrado en China. También teme un notable descenso de las ventas a causa de la psicosis que se está generando entre la población.
El secretario de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana, Pepe Serna, señala que, pese a que las fábricas de China están empezando a retomar lentamente la actividad, los retrasos en el suministro de materias a las empresas se sitúan entre un mes y un mes y medio.
Esto ha obligado a buscar alternativas de proveedores en otros países como Turquía que, según Serna, han incrementado los precios aprovechándose de la situación. «Al final, es la ley de la oferta y la demanda, aunque no cabe duda que afecta a los costes y a las previsiones de gasto de las empresas», lamenta el secretario de la patronal.
Los citados retrasos todavía no han tenido efectos sensibles sobre la fabricación de las empresas valencianas y, por extensión, de las alicantinas, aunque, de persistir, podría empezar a haber problemas graves entre abril y mayo.
El sector, por otro lado, teme un notable descenso de las ventas como consecuencia de la psicosis que se está generando entre los consumidores. «Cuando pasan estas cosas -señala- la gente compra con voracidad productos básicos y de primera necesidad en detrimento de otros que no lo son tanto. Así que la incertidumbre es total».
También existe preocupación con relación al funcionamiento interno de las empresas. «El principal temor es que se registre entre los trabajadores algún caso positivo y se ralentice la producción», concluye Serna.
La crisis ralentiza las exportaciones en el metal
Las firmas contratan a proveedores de proximidad por los problemas en el gigante asiático
La industria del metal, que emplea a 65.000 personas en la provincia de Alicante, está empezando a sufrir una ralentización en la comercialización exterior debido a los problemas con los proveedores, al cierre de fronteras y también el temor de los empleados encargados del montaje y mantenimiento de maquinaria.
El secretario general de la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), Luis Rodríguez, señala que se está produciendo una ralentización tanto de las ventas al exterior como de los servicios que se prestan por parte de este sector, debido, entre otras cuestiones, a que «por parte de los trabajadores encargados de montar la maquinaria o efectuar trabajos de mantenimiento existen reticencias a la hora de desplazarse a determinados países por temor a sufrir contagios». Por si esto fuera poco, a ello se le ha unido ahora una causa de fuerza mayor, como es el hecho de que hay muchos países ya que han prohibido la entrada de españoles en sus territorios con el objetivo de prevenir el coronavirus, lo que afecta directamente a estos servicios.
Otro problema que influye son las dificultades en el suministro de componentes procedentes de China. «Esta circunstancia -subraya- ha obligado a las empresas a buscar alternativas en proveedores de proximidad, lo cual se ha conseguido en gran parte de los casos porque ya no hay tanta diferencia de precios y, además, ofrecen la ventaja de la inmediatez en el servicio. Dentro de lo malo, al menos este es un hecho que podemos calificar de positivo».
Con todo, el temor a las consecuencias del coronavirus está bien presente en el sector. Según Rodríguez, «preocupa que se puedan detectar positivos entre las plantillas de trabajadores, lo que podría abocar en algunos casos a cierres de empresas». En este sentido, añade que están pendientes de los protocolos de prevención que establecen las autoridades sanitarias para seguirlos a rajatabla.
Esperanza en el juguete al retomarse la fabricación en China
El temor reside ahora en los efectos que el coronavirus tendrá en las ventas
La esperanza ha regresado, al menos en parte, al sector del juguete, tras haberse reanudado la fabricación en China. El sector tenía en el aire el 60% de su producción por culpa de la paralización de las fábricas en el gigante asiático, pero la actividad se está recuperando y el panorama ya no se ve tan negro como hace escasamente una semana.
El parón de las fábricas chinas como consecuencia del coronavirus había dejado en el aire el 60% de la producción del sector juguetero, con una gran implantación en la provincia de Alicante merced a las 69 empresas y sus 1.600 empleados, a lo que hay que sumar las firmas auxiliares. La demora en el suministro de piezas y componentes era tal que amenazaba con detener la producción de las empresas a partir del mes de mayo.
Sin embargo, la situación está empezando a cambiar. El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor, señala que, justo en la zona en la que se encuentran ubicadas las fábricas jugueteras, en la provincia de Cantón, «no ha habido prácticamente afectados y ahora mismo las plantillas se encuentran al 70%. Al menos, en lo económico, supone no romper la cadena de suministros».
La reanudación de la actividad en China es muy importante para el sector, ya que, según destacan desde la empresa Injusa, ubicada en Ibi, está habiendo graves dificultades para encontrar proveedores alternativos, toda vez que hay componentes que sólo se elaboran en el país asiático.
La preocupación radica ahora en la incertidumbre que se ha generado a nivel internacional y, de forma especial, en España. «No sabemos cómo van a evolucionar las cosas, pero tenemos aquí cerca el ejemplo de Italia y es para estar preocupados con toda la gente recluida en sus casas. Lo normal es que acabe afectando al consumo», lamenta Pastor.
La ventaja para los jugueteros, en este caso sí, es que se trata de un sector sometido a una fuerte estacionalidad, y que concentra la mayor parte de las ventas en la recta final del año. Para entonces se espera que la crisis se haya disipado por completo y que los mercados hayan regresado a la normalidad.
Mientras tanto, los fabricantes están pendientes de todas las instrucciones que llegan desde el Gobierno para la prevención del coronavirus, sin que hasta el momento se hayan registrado problemas apreciables en las empresas.