Crédito: fuente
VALÈNCIA. En estos días de encierro todos leemos y nos conectamos de manera casi enfermiza; estamos continuamente bombardeados de información sobre lo que está pasando y sobre lo que puede venir. Personalmente -salvaguardando la salud- me preocupa mucho lo segundo, nuestro futuro más inmediato, nuestro mañana, nuestro Covid-2021…
Frases manidas como lo de ‘las crisis generan oportunidades’ -y similares- sirven poco más que para llenar bocas y artículos de docentes. pensadores e intrépidos de sofá; pero la realidad es que no habrá oportunidades para todos los que salgan malparados de esta crisis y tiene pinta de que no serán pocos. La globalización ya es historia, es un periodo y un término casi superado que un virus terminó de cargárselo, cerrando fronteras y limitando movimientos.
Pero si hay algo que está claro es que nada volverá a ser como antes. Sin duda, cuando poco a poco las cosas se normalicen nos daremos cuenta de la transformación que hemos vivido en muchos aspectos.
A nivel geopolítico es evidente que China sacará un rédito importante a esta crisis frente a occidente. Sin saber con certeza el nivel de impacto que ha tenido en el gigante asiático el Covid-19, lo que está claro es que al margen de teorías de las conspiración todo esto supondrá para China un avance en el poder y relevancia futura en el tablero mundial. Pero para mí lo más novedoso de esta estrategia china está siendo la inteligente y bien comunicada actividad diplomática que está desplegando frente al mundo en general y respecto a Europa en particular.
Ideológicamente hablando supondrá un replanteamiento de la incontestable hegemonía del capitalismo tras la caída del Muro de Berlín. Quizás asistamos a un liderazgo de fundamentos de un comunismo refundado o de un capitalismo mucho más socializado, pero lo que se atisba previsible es que los principales valores y principios del capitalismo liberal cuanto menos se verán revisados, mirando de reojo a la izquierda e inclinando la cabeza con respeto cuando miremos hacia oriente. Y todo esto sin olvidar los movimientos de la Rusia de Putin, especialmente hacia una Europa debilitada a la que a buen seguro mirará con ciertos aires de superioridad.
Intervencionismo
Algunos estados tendrán que intervenir en el mundo empresarial de una manera mucho más directa que en otras crisis. No valdrá solo con emitir deuda y crear fondos de rescate. Sin duda, veremos estados entrando en accionariado de grandes corporaciones y ya veremos si de forma transitoria. Pero esto no nos debe asustar tanto, ya lo hizo Francia en Renault, o Alemania en el Commerzbank o sin ir mas lejos aquí se hizo con Bankia. También es probable que asistamos a un proceso de regionalización en la producción especialmente de bienes esenciales como respuesta a los problemas que esta generando la deslocalización productiva durante esta crisis. Las cadenas de producción se acortarán.
Veremos cambios importantes en la manera de consumir y del comportamiento del consumidor. Tantos días de encierro han provocado que solo en nuestro país un 10% de personas hayan comprado por primera vez online a esto habrá que sumarle la cantidad de retailers y pequeños comercios que lamentablemente o no abrirán después del confinamiento o cerrarán al poco tiempo de reabrir. Esto diseñará un nuevo espectro en el retail con muchísimos menos operadores físicos y un consumidor ávido de encontrar experiencias onmicanal. El canal online acelerará su crecimiento. Pero tanto offline como online, el nivel de exigencia por parte del consumidor será mucho mayor . Esta crisis está mucho más cerca del consumidor que la de 2008 y por eso todo su impacto lo vamos a sentir mucho más cerca y nos dolerá mucho más.
Al menos durante un buen tiempo, tendremos una importante sensación de vulnerabilidad que también nos llevará a adoptar nuevos patrones de comportamiento y traerá una regulación más estricta en todo lo relacionado con higiene, alimentación, salud y medio ambiente. Estos sectores serán los más beneficiados por el virus. Nuestra sensibilidad hacia estos temas será muchísimo más alta y transformará muchas cosas de nuestro día a día; y obligará a implementar normativas en sectores como el ocio y el comercio muy restrictivas.
El modo de trabajar y de entender el trabajo en las empresas será otro de los elementos de disrupción que nos dejara en herencia el Covid-19. Semanas de teletrabajo nos han hecho darnos cuentas de que se puede ser igual o mas productivo sin tener una presencia física en la oficina. Herramientas y tecnología nos han enseñado en solo unos días que es más que el lugar desde donde se trabaje no es tan relevante.
La vida de otra forma
La manera de entender la vida y el ocio a buen seguro también será diferente donde valoraremos mucho más el ocio en el hogar, la proximidad de muchas cosas y la relativa importancia de otras. Nos hemos dado cuenta de muchas cosas que se pueden hacer en casa y hemos aprendido a valorar lo que pueden aportarnos esas cosas.
En definitiva, es difícil asegurar que nos espera tras estas semanas de ‘encarcelamiento’, nadie sabe realmente cómo saldremos pero lo que nadie duda es que el mundo al que nos enfrentaremos será distinto, no se si mejor o peor pero será un mundo basado en otras reglas, en otros principios y sobre todo en otros valores.
Ignacio González Ochoa es socio director de AVD Consultores