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Paga menos por su vivienda, pero gasta más en transporte y alimentación. Fuma y bebe un poco más que el urbanita, pero gasta menos en restauración y comedores. Cuidado personal y vestido y calzado tienen menos importancia en su presupuesto, pero ocurre lo contrario con el coche o la moto. Es el retrato del consumidor de la España vaciada, un total de 9,53 millones de personas que residen en municipios de menos de 10.000 habitantes.
La última edición de la Encuesta de Presupuestos Familiares, con datos de 2019, apunta que el residente en la España rural (rasgo de la mayoría de poblaciones de menos de 10.000 habitantes) tiene 654 euros menos de presupuesto que el español medio y 1.464 euros menos al año que el residente en poblaciones de 100.000 habitantes o más, con una media de 11.498 euros por persona y año.
La diferencia es aún más significativa en la clasificación que hace el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre presupuesto por densidad de población. En este sentido, en las zonas más diseminadas el gasto anual por persona es de sólo 11.134 euros, hasta 1.768 euros menos que en la España más densamente poblada.
Más de nueve millones de habitantes residen en municipios de menos de 10.000 habitantes
Más allá de la riqueza, son varios los patrones que cambian en el comportamiento del consumidor de la España rural o menos poblada y el residente en la ciudad (en este segundo grupo, un total de 19 millones de personas).
La mayor diferencia entre los dos consumidores tipo está en el gasto anual en vivienda y suministros: mientras para los residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes agota el 32,6% de su presupuesto, en las poblaciones de menos de 10.000 sólo llega al 30,4%. En este sentido, los costes inferiores de la vivienda y los suministros se traducen en 731,65 euros más en el bolsillo de los residentes en la España rural.
Ahora bien, no todo son ventajas para el que vive en una población pequeña: la partida de transporte llega al 15% en este grupo de consumidores (frente al 11,4% del presupuesto que agota en los residentes en las ciudades), con un gasto anual superior en 252,13 euros.
Los españoles destinan el 1,3% de su presupuesto a servicios médicos, ambulatorios y hospitalarios
Atendiendo a grupos de gasto más específicos, donde más se aprecian diferencias en el peso del gasto es en los alquileres reales de vivienda, el suministro de agua y otros servicios relacionados con la vivienda o los servicios de transporte. Todas estas partidas tienen menos peso en los presupuestos de las familias residentes en poblaciones pequeñas.
Ocurre lo mismo con restauración y comedores, donde el gasto de un residente en una población de menos de 10.000 habitantes llega al 8,1%, y en el presupuesto de las personas de ciudades de 100.000 habitantes o más, al 8,7%.
En sentido contrario, el consumidor en la España rural gasta más en utilización de vehículos personales (el 9,1% de su presupuesto, frente al 5,7% de las ciudades), en alimentos, en electricidad, gas y otros combustibles, en adquisición de vehículos o en conservación y reparación de su vivienda.
En moda, las diferencias van en dos sentidos. En calzado el gasto medio por persona es algo superior en la España rural (del 1,15%, frente al 1,11% de las ciudades grandes), mientras en vestido se gasta más en las ciudades de más de 100.000 habitantes (3,50%), que en los hábitats de menos de 10.000 (3,37%).