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La frecuencia del consumo de vino ha aumentado considerablemente durante el confinamiento por el coronavirus en España y en el resto de Europa frente al número de compradores, que se ha reducido, al igual que ha subido el desembolso medio por botella, debido entre otros motivos a que se ha priorizado el autoabastecimiento doméstico.
Así se desprende de un estudio sobre el comportamiento de los consumidores europeos de vino tras más de un mes de confinamiento, con más de 6.600 encuestados de ocho países europeos (España, Bélgica, Italia, Francia, Austria, Alemania, Portugal, Suiza), en el que ha participado investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), la Universidad de Zaragoza y la Universidad Pública de Navarra.
En el estudio, promovido por la Asociación Europea de Economistas del Vino (European Association of Wine Economists, EUAWE) y la Cátedra de Vinos y Espirituosos del Instituto de Altos Estudios Económicos y Comerciales (INSEEC en sus siglas en francés), han participado 2.560 españoles, según ha informado la UPV en un comunicado.
De la investigación se desprende que en todos los países la frecuencia del consumo de vino ha aumentado considerablemente con el confinamiento. En el caso de España un 45 por ciento de los encuestados no ha variado su frecuencia, un 36 % consume más frecuentemente y un 19 % menos. En el caso de los licores la caída es de 42 puntos y de las cervezas de 11 puntos.
Sobre los factores determinantes del aumento de la frecuencia de consumo de vino prevalecen «la preocupación, la precariedad, pero también el gusto y lo digital», señala el informe.
Respecto a la compra, ha habido una caída en todos los canales excepto en el de internet, con una ligera reducción de los compradores en supermercados -aunque éste sigue siendo el canal más utilizado-, un desplome en las tiendas de vino y bodegas, y una moderada reducción de las compras en tiendas de alimentación.
La compra por internet, sin embargo, ha aumentado solo 3 puntos, pasando del 12 al 15 %, y tan solo un 7 % de los españoles lo han hecho por primera vez.
«Esto significa que la crisis ha llegado en un momento en el que este canal está muy poco desarrollado en España, y que su utilización futura exige un esfuerzo más intenso y continuado por parte de las bodegas para generar incrementos sostenibles», añade el estudio.
El otro canal es el desestocaje, ya que hasta un 21 % de los consumidores de vino ha optado por recurrir a sus propias existencias.
Las bodegas personales, por tanto, se han convertido en la segunda fuente de suministro después de los supermercados, y en el sector se prevé un incremento de la adquisición de vino para reponer el consumido, especialmente de vinos más caros.
El estudio también revela una reducción del gasto unitario en la compra de vino en todos los segmentos de precio, excepto en el nivel más bajo (menos de 5 euros).
Los autores del informe señalan que el confinamiento no solo ha supuesto el cierre del canal de hostelería, con una pérdida de ventas relativamente más intensa en las gamas medias y altas, sino que también ha reducido el precio medio de compra de vino en casa.
El estudio destaca también un aumento del consumo solitario (de un 25 % a un 32 %), sobre todo entre hombres solteros, con ingresos modestos y los desempleados, además de la explosión del fenómeno de los aperitivos digitales, especialmente entre los jóvenes italianos y los franceses.
Para el profesor del departamento de Economía y Ciencias Sociales, Raúl Compés, uno de los autores del estudio, es importante subrayar el arraigo de las componentes cultural, gastronómica y social del consumo de vino en España, una «fortaleza» asegura para el futuro del sector y considera las ventas por internet una nueva oportunidad de negocio.
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