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Al ser un mundo fragmentado, la industria de las remesas internacionales todavía tiene una alta barrera que parece imposible disrumpir. Según el estudio Sending Money Home, “la cuota de mercado está cada vez más concentrada, en la actualidad el 35%, en tres operadoras mundiales de transferencias de dinero (MoneyGram, RIA y Western Union).
Por ejemplo, Western Union domina un poco más del 10% de todas las remesas globales y en el mayor corredor de remesas del mundo –entre Estados Unidos y México– posee casi el 20% del mercado. Además, su servicio digital de remesas está creciendo rápidamente. Según su reporte del último trimestre de 2020, el ingreso por servicios digitales aumentó 45% respecto al mismo periodo de 2019 y supuso el 21% del negocio de su segmento retail.
Por otro lado, han surgido importantes empresas digitales, como WorldRemit, Wise (ex TransferWise) y Xoom de PayPal, pero no son estimados como amenazas para Western Union. Según dijo en 2019 Odilon Almeida, presidente de transferencia global de dinero de Western Union, “esas fintech no pueden ser consideradas ‘jugadores de largo plazo’, por los desafíos que enfrentan al escalar sus negocios y en formar relaciones con instituciones financieras y el ecosistema de pagos. Los inversionistas de riesgo tienen paciencia limitada también”.
En el caso de las criptomonedas, pese que existen startups grandes –como el mexicano Bitso, que recientemente levantó US$ 62 millones en su serie B y fue el responsable de transaccionar US$ 1.000 millones de los US$ 36.000 millones del flujo de remesas de Estados Unidos a México, según el informe Blockchain 2021 de Finnovista – el blockchain continúa siendo un método bastante poco popular como métodos de pagos y mucho menos de remesas.
Según BID LAB, todavía solo el 20% de los latinoamericanos prefieren servicios en línea o aplicaciones móviles para enviar remesas y su explicación no es la falta de acceso o desconocimiento de la tecnología digital, sino, hasta cierto punto, la inercia. “Si la persona se siente cómoda en su método actual, probablemente no considerará o aprenderá nuevas formas de envío de dinero”.
Por otro lado, el 2020 LATAM Fintech Report de KoreFusion concluye que las compañías de remesas y de cambio de divisas fueron el penúltimo segmento favorecido por los inversionistas, mientras el blockchain fue el último. Según el estudio, todavía hay baja inversión. En 2020, ambas categorías levantaron aproximadamente US$ 10 millones, respectivamente, en comparación a los U$ 4.020 millones del vertical de pagos y US$ 1.950 millones de préstamos.
Pero, como todas las áreas que han experimentado una aceleración de sus procesos digitales, la industria de las remesas digitales ha ganado un nuevo grupo de clientes. Tal como Vita Wallet, Valiu también experimentó un crecimiento exponencial, desde 3.000 usuarios en enero de 2020 a 30.000 a finales del año, y está preparando su arribo a Estados Unidos en los próximos meses y ofrecer servicios al principal destino de la diáspora venezolana.
Y no solo está la oportunidad de ofrecer servicios a un número creciente de migrantes, sino también a las compañías con empleados transfronterizos. De hecho, Vita Wallet comenzó como un proveedor de pagos con código QR, pero rápidamente modificó su modelo de negocio hacia las remesas, al comprender que su propia necesidad de pagar sus empleados dispersos en distintas partes del mundo lo compartían sus colegas del portafolio de Magical Startups (la aceleradora chilena a la que el startup es parte) y también otras compañías. Actualmente cuenta con más de 100 clientes corporativos.
Además, según Statista, los países latinoamericanos se encuentran entre aquellos que ven más favorablemente las criptomonedas, mientras que una encuesta de Visa afirma que el 78% de los consumidores van a usar nuevas tecnologías de pagos en el futuro, inclusive las criptomonedas.
“El mayor desafío es la confianza, tanto en el origen del envío como en la recepción, y se adquiere mediante el fortalecimiento de una marca, la introducción de una regulación que pueda dar certeza a los usuarios y la oferta a un precio competitivo”, dice Andrés Fontao. “La madurez del ecosistema fintech está llegando a un punto donde la adopción de soluciones va a ser exponencial y forzará a los actores tradicionales a reinventarse o quedarse fuera”, agrega.
Según Antonio Linares, este cuarto año como migrante en Colombia ya es un año estable. Consiguieron una residencia definitiva, tiene un trabajo que le gusta y su esposa se siente cómoda trabajando como psicóloga, atendiendo a pacientes desde su casa. Por lo menos ahora no tienen planes de volver, “porque es duro” y ya sueñan comprar una casa en el país a corto o mediano plazo.
Entre sus planes, el envío de dinero a su familia siempre ha sido parte importante y Linares afirma preferir la aplicación para realizarlo. Ya ha enviado US$ 500, hasta US$ 1.000, que equivale aproximadamente tres sueldos mínimos de Colombia. “Realmente necesitas confianza para enviar esa cantidad de dinero”, dice.