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El concepto de agilidad viene ganando terreno hace tiempo, pero 2020 lo puso en el foco de la escena. ¿De qué se trata? ¿Qué aporta y cuáles son las claves para incorporarlo?
El concepto de “Agile” es cross al management y las áreas organizacionales. El hecho de que esté avanzando cada vez más en la gestión de Recursos Humanos es clave, pero solo será efectivo, si se lo entiende con visión integral entre todas las áreas y con un enfoque sistémico.
Existen muchas y variadas metodologías ágiles: scrum, Kanban y AUP (Agile unified process), entre otras, e incluso, se pueden combinar entre sí, generando una verdadera diferenciación.
El proceso de gestión ágil de Recursos Humanos, o de la empresa en general, pretende poner los resultados ante todo. Para ello, las tareas y los resultados buscados se gestionan en equipos que van entregando, por ejemplo, en la metodología sprint cada quince días, o en kamban, a modo de “to do list” dentro de un plan integral, de forma de que todo se haga iterativo e incremental, y se van asegurando los resultados, con el objetivo de ser más ágiles y atajar desvíos a tiempo.
Al respecto, Alfredo Terlizzi, CEO de Workia, reflexiona: “Me gusta mucho la siguiente definición de agile: en esencia es un modelo para gestionar proyectos con equipos de trabajo autónomos, orientados a resultados, empoderados y multidisciplinares que buscan resultados concretos y observables en cortos periodos de tiempo, que permitan verificar y, si es necesario, corregir el rumbo de los proyectos, poniendo al cliente, en el centro”.
El avance de la transformación digital en RRHH
Es importante entender que la transformación digital de la empresa en general, y en particular del área de RRHH, es más un cambio cultural que tecnológico, no solo se trata de robotizar.
“No se trata de incluir “aparatos”, “tecnificar las empresas” o “robotizarlas”. Es esencialmente un cambio cultural que apunta a mejorar el pensamiento estratégico entendiendo cómo la tecnología transforma a los colaboradores, clientes y consumidores generando nuevos oportunidades y cambios de paradigmas”, expone Terlizzi.
La transformación digital y el enfoque agile, son círculos virtuosos, sistemas generativos saludables que se retroalimentan:
- La idea de adoptar metodología agile sin incorporar tecnología hoy en día es posible, pero casi impensada.
- Incorporar tecnología sin un modelo de gestión ágil, donde no se puede priorizar los resultados, no producirá nunca el impacto transformación y de valor agregado que se busca.
Está relacionado con la definición inicial, donde la transformación digital no es robotizar empresas, sino un cambio cultural, y dentro de ese cambio, una gestión ágil de recursos humanos es clave, y se hace exponencial.
En términos de desafíos, hay a veces muchas distorsiones en las empresas en cuanto a entender verdaderamente qué es Agile, cómo se implementa, cómo se hace sustentable, y cómo se trabaja con enfoque sistémico.
Las empresas se orientan más a tareas que a resultados, y agile al priorizarlos y ponerlos sobre la mesa, deja en evidencia este gran déficit que pasa mucho en el ámbito empresarial. “Pensamos en tareas, pero no en resultados”, enfatiza el CEO de Workia.
A su vez, sigue el vocero, “según origen, rubro, antigüedad de la empresa, la cultura y su transformación son los mayores obstáculos para avanzar. Hay que desarmar nuestros modelos mentales y entender la imperiosa necesidad de evolución, la acelerada disrupción digital. A veces nuestros modelos imperantes, son la mayor limitante”.
En este sentido, el CEO de Workia comparte una serie de recomendaciones para que las empresas puedan dar el salto hacia la digitalización de sus procesos:
- Lograr una sólida visión compartida de por qué se quiere implementar el modelo agile.
- Hacerlo con el mayor enfoque sistémico posible, a nivel empresa/área/interáreas.
- Clarificar los resultados esperables de introducir esta metodología.
- Entender el impacto y cambio cultural, y generar un programa de change management con sus respectivos agentes de cambio.
- Respaldo de máximas autoridades.
- Entenderlo como un proceso continuo que debe profundizarse, hacerse iterativo, incremental y sustentable.
Por último, se refiere al impacto que esto tiene en el negocio. “Los negocios viven de resultados: ventas, satisfacción del cliente. Todo esto se logra en base a un modelo de gestión y metodología de trabajo; si lo agile ayuda a mejorarlos, sin dudas se verá reflejado en el negocio”.
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El concepto de agilidad viene ganando terreno hace tiempo, pero 2020 lo puso en el foco de la escena. ¿De qué se trata? ¿Qué aporta y cuáles son las claves para incorporarlo?
El concepto de “Agile” es cross al management y las áreas organizacionales. El hecho de que esté avanzando cada vez más en la gestión de Recursos Humanos es clave, pero solo será efectivo, si se lo entiende con visión integral entre todas las áreas y con un enfoque sistémico.
Existen muchas y variadas metodologías ágiles: scrum, Kanban y AUP (Agile unified process), entre otras, e incluso, se pueden combinar entre sí, generando una verdadera diferenciación.
El proceso de gestión ágil de Recursos Humanos, o de la empresa en general, pretende poner los resultados ante todo. Para ello, las tareas y los resultados buscados se gestionan en equipos que van entregando, por ejemplo, en la metodología sprint cada quince días, o en kamban, a modo de “to do list” dentro de un plan integral, de forma de que todo se haga iterativo e incremental, y se van asegurando los resultados, con el objetivo de ser más ágiles y atajar desvíos a tiempo.
Al respecto, Alfredo Terlizzi, CEO de Workia, reflexiona: “Me gusta mucho la siguiente definición de agile: en esencia es un modelo para gestionar proyectos con equipos de trabajo autónomos, orientados a resultados, empoderados y multidisciplinares que buscan resultados concretos y observables en cortos periodos de tiempo, que permitan verificar y, si es necesario, corregir el rumbo de los proyectos, poniendo al cliente, en el centro”.
El avance de la transformación digital en RRHH
Es importante entender que la transformación digital de la empresa en general, y en particular del área de RRHH, es más un cambio cultural que tecnológico, no solo se trata de robotizar.
“No se trata de incluir “aparatos”, “tecnificar las empresas” o “robotizarlas”. Es esencialmente un cambio cultural que apunta a mejorar el pensamiento estratégico entendiendo cómo la tecnología transforma a los colaboradores, clientes y consumidores generando nuevos oportunidades y cambios de paradigmas”, expone Terlizzi.
La transformación digital y el enfoque agile, son círculos virtuosos, sistemas generativos saludables que se retroalimentan:
- La idea de adoptar metodología agile sin incorporar tecnología hoy en día es posible, pero casi impensada.
- Incorporar tecnología sin un modelo de gestión ágil, donde no se puede priorizar los resultados, no producirá nunca el impacto transformación y de valor agregado que se busca.
Está relacionado con la definición inicial, donde la transformación digital no es robotizar empresas, sino un cambio cultural, y dentro de ese cambio, una gestión ágil de recursos humanos es clave, y se hace exponencial.
En términos de desafíos, hay a veces muchas distorsiones en las empresas en cuanto a entender verdaderamente qué es Agile, cómo se implementa, cómo se hace sustentable, y cómo se trabaja con enfoque sistémico.
Las empresas se orientan más a tareas que a resultados, y agile al priorizarlos y ponerlos sobre la mesa, deja en evidencia este gran déficit que pasa mucho en el ámbito empresarial. “Pensamos en tareas, pero no en resultados”, enfatiza el CEO de Workia.
A su vez, sigue el vocero, “según origen, rubro, antigüedad de la empresa, la cultura y su transformación son los mayores obstáculos para avanzar. Hay que desarmar nuestros modelos mentales y entender la imperiosa necesidad de evolución, la acelerada disrupción digital. A veces nuestros modelos imperantes, son la mayor limitante”.
En este sentido, el CEO de Workia comparte una serie de recomendaciones para que las empresas puedan dar el salto hacia la digitalización de sus procesos:
- Lograr una sólida visión compartida de por qué se quiere implementar el modelo agile.
- Hacerlo con el mayor enfoque sistémico posible, a nivel empresa/área/interáreas.
- Clarificar los resultados esperables de introducir esta metodología.
- Entender el impacto y cambio cultural, y generar un programa de change management con sus respectivos agentes de cambio.
- Respaldo de máximas autoridades.
- Entenderlo como un proceso continuo que debe profundizarse, hacerse iterativo, incremental y sustentable.
Por último, se refiere al impacto que esto tiene en el negocio. “Los negocios viven de resultados: ventas, satisfacción del cliente. Todo esto se logra en base a un modelo de gestión y metodología de trabajo; si lo agile ayuda a mejorarlos, sin dudas se verá reflejado en el negocio”.