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Tengo más de diez días de cuarentena voluntaria y parece que esto no terminará hasta que termine y para saberlo tendremos que confiar en las autoridades sanitarias de otros países. Principalmente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que publica la información de manera transparente.
Nuestras autoridades federales de salud nos tienen a todos revueltos con los datos, con prohibiciones absurdas y con el manejo errático del equipamiento hospitalario.
Es tan absurdo el manejo, que los propios alcaldes de algunos municipios, cuando menos los de Nuevo León, han tomado la iniciativa y han marcado el rumbo y los tiempos para enfrentar la crisis en sus respectivas localidades.
Ya se dijo todo lo que se tenía que decir sobre el virus: que nadie se puede hacer inmune, que el contagio se evita sin contacto, que viaja de piel a piel, que se incuba en la garganta, que lo caliente (más de 27 grados) lo elimina, que el jabón común deshace su capa externa y eso lo elimina, que permanece hasta nueve días en el pavimento por lo tanto puede viajar en los zapatos al interior de las viviendas, que el sistema autoinmune de las personas es su mejor defensa, etc.
Del Sr. Presidente López Obrador nada que decir, es inútil decir algo. De hecho no hay nada bueno que decir. Así que me lo brincaré olímpicamente.
Lo que si me llama la atención es que los conceptos de McLuhan nunca fueron mas reales.
Herbert Marshall McLuhan nació en Edmonton, Canadá, en julio de 1911. Su obra: “La Aldea Global”, la publicó en 1968 aunque el concepto ya lo mencionaba en su libro “The Gutenberg Galaxy”, publicado un poco antes, en 1962.
El sociólogo canadiense McLuhan influyó en generaciones de pensadores norteamericanos y fue un pensador obligado en materia de ciencia política y en comunicación, en los últimos sesenta años.
Él hablaba de la influencia de los medios en los valores de la sociedad y de que el desarrollo de los medios reduciría las distancias en el planeta para volverlo una aldea global. Una idea revolucionaria en su tiempo.
El caso es que hoy en día se hace palpable la aldea global de la que hablaba McLuhan.
Fue suficiente un virus en China y un desacuerdo entre países petroleros para generar un caos global.
Los países que todavía creen en las fronteras, cerraron sus fronteras, el comercio y la producción se paralizaron, la distribución de bienes y servicios también. El tipo de cambio se apalancó en algunos países y en otros se derrumbó. La pandemia obligó a que la cuarentena congelara el crecimiento de los países. Nos dimos cuenta que todos dependemos de todos. Que no son países, que son zonas residenciales, barrios, chabolas, barracas en algunos casos y en algunos lugares palafitos.
Pero que todos los que ahí habitan están expuestos a las mismas amenazas, aunque habites en un pent-house de Dubai o de Manhattan o en los Colorines, o arriba de la cota 400.
Los empleados en países como México que están protegidos por la ley, se fueron a su casa con su cheque seguro. Los empleados de gobierno también. Los empresarios pues a rascarle para mantener la empresa a flote, solicitando créditos.
Pero ¿Y los que viven al día? ¿Los que no están empleados en ningún lado, los agricultores, los que tienen una pequeña propiedad para ordeñar algunas vacas? ¿Los comerciantes ambulantes, las pequeñas tiendas de la esquina, los consultorios, los productores artesanales, los mercados rodantes, los empleados de la construcción. Los adultos mayores que no tienen pensión ni pueden jubilarse?
Vamos, lo que quiero destacar, es que este México nuestro está muy disparejo y esta crisis, como siempre pasa en las crisis, arrolla a los que están hasta abajo en la pirámide de población que apila en la base a los que menos oportunidades tienen y a los que más tienen en la punta.
La solidaridad circula por todas las redes, los que más, aportan una oración de esperanza.
La iniciativa privada saldrá al frente, como siempre lo hace, cuando menos aquí en Nuevo León.
Algunas soluciones creativas vendrán a llenar el vacío que el gobierno, por ineptos o por cómplices que se aprovechan del caos, no pueden aportar.
En Monterrey surgió una idea que ha McLuhan le hubiera encantado: “Mi Chamba Digital”, a través de ella las personas en facebook ofrecen sus servicios online. El de la idea es una persona del centro del país avecindado en Monterrey, Jorge Lerdo de Tejada, seguro se casó con una regia.
Los filósofos del grupo de los miércoles Tanis, Juan, Jorge, entre otros, dirían: Esto también pasará.
Mi amiga Adriana Rodríguez diría: Tú lo puedes todo.
Así que amigos y amigas… todo lo podemos, unidos, con ideas creativas, esto también pasará.
Hasta la próxima
El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.
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