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A pocos días de cumplir un año desde que fue declarada la Covid-19 como pandemia por la Organización Mundial de la Salud, diversos organismo e instituciones en el mundo trabajan sobre proyectos post pandemia desde distintos enfoques para ofrecer alternativas de recuperación económica principalmente a los gobiernos.
En América Latina, región más golpeada por contagios y problemas de desigualdad económica y social arraigados, así como deficiente infraestructura de servicios hospitalarios previo a la pandemia, el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina (CODS) respaldado por la Universidad de los Andes, Colombia, lanzó el año pasado la Convocatoria ODS 13 – Acción por el clima y su interacción con otros ODS- para proyectos de investigación enfocados en temas: (i) Adaptación y resiliencia, (ii) Energías renovables y (iii) Servicios climáticos.
Una red de investigadores pertenecientes a siete universidades de prestigio en América Latina y el Caribe, incluyendo Chile, Perú, Colombia, Brasil, Bolivia, Jamaica y México, presentamos el proyecto “Recuperación post Covid-19 multi-actor: Cómo recuperar los negocios y la sociedad en Latinoamérica y el Caribe mitigando la crisis climática y la pérdida másica de biodiversidad” que fue aprobado y que hoy en día estamos trabajando. Lo interesante del estudio es que su enfoque está ligado a la Crisis Climática, una problemática mundial y donde todos somos responsables. La metodología del estudio se basa en la creación de escenarios futuros en cuatro dimensiones y a partir de un enfoque multi-actor generar recomendaciones de política pública para la región. A partir de una metodología muy rigurosa y la participación de representantes cuidadosamente seleccionados de los sectores público, privado, academia y sociedad civil, se llevaron a cabo cuatro foros multi-actor en cada uno de los países participantes en el estudio.
Si bien, él estudió aun no emite recomendaciones finales, me pareció oportuno compartir algunos de los hallazgos preliminares para México en un primer escenario, el escenario positivo para la recuperación socioeconómica y una mitigación y adaptación del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en un momento en que la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica impulsada por el ejecutivo federal y aprobada recientemente por la Cámara de Diputados, pareciera ir en sentido contrario.
En resumen, existe consenso en la construcción de un primer escenario donde México mantiene en general una perspectiva positiva sobre la recuperación económica y social ante los efectos del cambio climático y pérdida de biodiversidad con una visión 2030. Algunas de las oportunidades para el país, son la transformación digital tanto en el sector público como privado a través de políticas públicas que promuevan e incentiven el aceleramiento tecnológico y de innovación en sectores productivos y de servicios con un enfoque sostenible y de protección al medio ambiente.
Para lograr lo anterior, se considera como oportunidad importante el generar una política de financiamiento oportuno, estratégico e incluyente en tres área clave para el país: investigación y desarrollo en temas de recuperación y protección al medio ambiente y la transición a generación de energías limpias; transformación digital y tecnológica multisectorial; el desarrollo económico local solidario y comunitario así como proyectos de emprendimiento para pequeñas y medianas empresas enfocadas dar respuesta a la problemática ambiental y de impacto para México. Una de las tendencias emergentes para generar un impacto significativo en la configuración de escenarios futuros para detonar las oportunidades para el país, es sin duda, la tecnología.
Algunos de los mecanismos utilizados para aprovechar estos beneficios son los estudios llevados a cabo por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) a través de su Ley de Ciencia y Tecnología (LCyT), así como las iniciativas Industria 4.0 en todo el país a través de sus entidades federativas y en colaboración con el sector privado.
A partir de la situación anterior, el gobierno mexicano se establece como el actor responsable de crear e implementar incentivos fiscales para fortalecer áreas claves en el desarrollo económico del país con un enfoque sostenible e incluyente actuando colectiva y colaborativamente en iniciativas con los distintos sectores y actores de la sociedad. Al mismo tiempo, se encontró que en este posible escenario favorable para la recuperación económica y ambiental es posible con dos mecanismos primero, contando con marco regulatorio eficiente y oportuno de sus políticas. Por ejemplo, la Ley General de Cambio Climático (LGCC) publicada en el año 2012 y reformada en el año 2015 y la Ley de Ciencia y Tecnología (LCYT). El segundo mecanismo es a través de la presencia de México en el ámbito global y la colaboración internacional. Sin embargo, las presiones internacionales de organismos y otros países es otra tendencia que impactará significativamente este escenario. Por ejemplo, los Estados Unidos con una nueva administración presidencial que estará más involucrado en aspectos ambientales.
En este escenario las metas principales por alcanzar son las de contar con un gobierno responsable y comprometido con las necesidades de todo su pueblo, promover el crecimiento económico y trabajo decente como lo establece el objetivo 8 de los ODS de la ONU pero siempre consciente del impacto ambiental. Si bien es cierto, que el gobierno federal tiene un papel preponderante en este proceso de recuperación post pandemia, se considera sumamente importante el alcance local de todas las acciones enmarcado en un contexto de inclusión y de acción colaborativa. Finalmente, una de las limitantes para la recuperación de negocios y social en México, serán las posturas políticas y su polarización en los próximos años de vista a las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo interesante en estos hallazgos y a pesar del optimismo en nuestro país, las políticas, las reformas, la falta de incentivos y apoyos para investigación científica y la inversión en energías limpias, no priorizar al medio ambiente y el cambio climático en la recuperación socio-económica y la pérdida de presencia de México en el ámbito global, nos prepara el terreno para plantear el segundo escenario futuro y no tan positivo en nuestro estudio.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.