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Las tiendas de alimentación, especialmente los supermercados, viven días de máxima demanda con motivo del estado de alarma. Una situación anormal que a corto plazo supone un incremento radical de la facturación, pero que a medio y largo plazo tendrá efectos para ellos. En su caso, cuando la crisis ceda, se enfrentarán a una nueva normalidad.
Así lo creen en la consultora Oliver Wyman, que ha analizado la evolución de estos cambios durante las semanas de confinamiento en Wuhan (China), un trabajo que ya han empezado a hacer en España, y que suponen una lección para los operadores locales.
Y una de las principales disrupciones afecta a la gran apuesta que muchos operadores han reforzado en los últimos años: las tiendas de conveniencia. Espacios más pequeños, con productos básicos para realizar una compra rápida y ágil para el cliente.
“En Europa este ha sido el formato que más ha crecido porque el cliente lo prefería”, analiza María Miralles, responsable del área de retail y gran consumo de Oliver Wyman en la región EMEA. “En China se ha visto que las tiendas más grandes, las que más caían, se están recuperando, porque permiten un tráfico de clientes más fluido y una mayor distancia”, analiza Miralles. Los clientes, pese a que la pandemia dé tregua, conservarán cierto reparo a estar en establecimientos más pequeños.
Algo que también facilitará el crecimiento del online. En China, durante el pico de la epidemia se produjo un crecimiento de entre el 200% y el 600% de la demanda en este canal. En España, indica Miralles, los primeros datos hablan de unos incrementos de entre 10 y 15 veces. En países también afectados por la pandemia, y donde la compra de alimentación online suponía en torno al 5% y el 10% del total, ahora están entre el 20% y el 25%.
En España esta supone el 2% del total. Porcentaje que esta crisis acelerará. “Ha llegado para quedarse. En China ha seguido creciendo después del pico de la crisis. El cliente está descubriendo que puede comprar frescos en el online con garantías”, añade.
Un canal que acarrea unos costes añadidos y que mete más presión a las cadenas de alimentación. Estas, según Oliver Wyman, están consiguiendo aguantar los precios de los productos en España al estar absorbiendo los mayores costes de producción y distribución, ya que están teniendo que tomar decisiones sobre abastecimiento casi en directo.
Una reducción de márgenes que provocará una mayor contención de las promociones y una reflexión sobre el papel de las propias tiendas.
“Será necesaria una revisión activa del parque de tiendas. Además tendrán que implementar iniciativas de eficiencia de negocio, prescindiendo de recursos o usándolos de otra manera, y reposicionar las marcas en la percepción del cliente”, resume Miralles.
Priorizar tiendas y surtido
Control. Los supermercados están teniendo que adaptarse a una economía de guerra. Eso conlleva tomar decisiones rápidas y priorizar lo importante. “Se están reduciendo los surtidos para garantizar las 600 o 700 referencias clave que tienen que tener”, analiza María Miralles. Esto también puede afectar a las tiendas. “Si se dan problemas de abastecimiento o de empleados, deberán cerrar una serie de tiendas y llevar la demanda a otras. O incluso que deba atenderla la competencia”.