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La compañía, que proyecta un crecimiento del 300% para 2021, lleva menos de un año en el mercado nacional y ya conquistó a empresas como Chilexpress, Santander y Mall Plaza. Con esta creación prometen eliminar todo rastro de Covid-19 y ya preparan su arribo a Europa.
El proyecto todavía estaba en pañales. Tenían algunos pilotos en Estados Unidos que iban bien encaminados, pero hasta ese momento no era más que un negocio con una buena proyección. Pero luego llegó la pandemia y todo cambió.
A mediados de marzo de 2020, cuando el Covid-19 ya azotaba a cientos de países, Nicolás Méndez, chileno y cofundador de Clean Copper, tomó su celular, llamó a sus socios en Estados Unidos y les dijo que la estrategia de expansión de la compañía tenía que adelantarse. “Será difícil”, les dijo, pero aún así comenzaron.
Clean Copper es una empresa chilena que tiene un servicio que calzó perfectamente con la crisis sanitaria. Se ocupan de cubrir superficies con una lámina de cobre (también llamado sticker) que elimina virus, bacterias y hongos de forma continua. “Cuando me di cuenta que estaban saliendo artículos científicos que probaban que el cobre era efectivo contra el coronavirus, lo primero que pensé fue traer esta tecnología a Chile”, cuenta Méndez a DF MAS.
Con esta noticia, el fundador decidió quedarse aquí, salirse de sus otros dos emprendimientos (un vino kosher y Sensport) y enfocarse en el crecimiento de Clean Copper. Reclutó un equipo, inscribió la empresa y los clientes comenzaron a llegar.
Hoy han instalado superficies de cobre en Santander, Clínica Santa María, Chilexpress, Mall Plaza y las oficinas del Metro de Santiago. Y, a pesar del poco tiempo en el mercado, ya están a punto de cerrar su llegada a Europa. “Lo va a tomar una compañía experta en cobre antimicrobiano. Vamos a partir en España. El objetivo es tratar de minimizar la tercera ola allá”, complementa Méndez.
El experimento en UCLA
Todo empezó en 2017 mientras Méndez estudiaba un postgrado en Comercio Internacional en UCLA. En pleno Los Ángeles, un conocido de ProChile le dijo que iba a llegar una “comisión de cobre” para evaluar los próximos usos que este metal le podía ofrecer al mercado norteamericano. Méndez asistió al evento y fue ahí cuando escuchó por primera vez las propiedades antibacterianas de este commodity. Actuó rápido.
“Me contacté con uno de mis profesores de UCLA (David French) y le presenté este negocio. ‘¿Qué te parece si desarrollamos algo?’”, le preguntó Méndez. Este accedió rápidamente.
Sin embargo, necesitaban inversionistas. Lo buscaron durante dos meses y lo encontraron cerca del campus de UCLA. Kenneth Lu, profesor de la facultad de medicina de la universidad, les puso los primeros US$ 200 mil para comenzar con la investigación.
“Me arrendaron una oficina, me compraron las máquinas que yo quería, me entregaron la cantidad de cobre necesaria y me dijeron que generara el proceso. En eso nos demoramos mucho”, agrega el ejecutivo, quien asegura que el proceso de investigación tardó un año y medio, ya que tuvo que encontrar una fórmula que no se oxidara y que fuera a costo eficiente.
La prueba de fuego fue el piloto, el cual se desarrolló a mediados de 2018 y que cautivó al sector universitario californiano. En la mitad de un edificio residencial de la universidad instalaron sus placas de cobre, mientras que la otra mitad la dejaron sin nada. Un mes después volvieron a sacar muestras biológicas y los resultados fueron determinantes. “Para la universidad fue tan radical el cambio, que sacamos un paper en una revista internacional mostrando los resultados: reducciones del 90% de la carga microbial”, recuerda.
Fue ahí cuando todo comenzó y empezaron a cerrar sus primeros contratos con UCLA y la Loyola Marymount University. Sin embargo, un conflicto financiero entre David French y los demás socios de Clean Copper pausó el proyecto expansivo de la compañía. Hasta que llegó 2020 y decidieron enfocarse en potenciar el mercado chileno.
Crecimiento del 300%
La lámina de cobre (que tiene un grosor de 50 micrones, aproximadamente 0.005 centímetros) calza con todo tipo de superficies porque es, en palabras de Méndez, “totalmente flexible”: manillas, barandas y sillas pueden ser cubiertas con este producto. Justamente por eso, cuenta, pudieron acercarse a distintas industrias, como la de la salud, educación, finanzas, logística y retail. Eso sí, todavía no pueden adelantar dónde se desarrollan los stickers, ya que tienen un secreto industrial en curso. “Pero es en Estados Unidos”, aclara el fundador.
A diferencia de una superficie tradicional, como la madera o el metal, esta placa no necesita de limpieza recurrente. Solo una vez al mes con una fórmula especial que ellos ofrecen. “En vez de estar limpiando tres veces al día con amonio cuaternario, nosotros instalamos la lámina y dejas de utilizar químicos que son perjudiciales para la salud y el medioambiente”, confiesa.
Aparte de los clientes que ya tienen en carpeta y su inminente arribo a Europa, desde Clean Copper ya miran a Latinoamérica. Buscan partir con Panamá y luego expandirse a Perú, Colombia y Ecuador. Para 2021, la meta es ambiciosa: anotar un crecimiento superior al 300%.
Respecto al debate de la importancia de crear un “valor agregado” al cobre, Méndez es enfático. “Nosotros somos un país que explotamos nuestros recursos y son las políticas públicas las que hacen que las empresas se quieran dedicar solo a eso”, cuenta. Pero agrega: “Lo bueno es que ahora hay un apoyo a la innovación, porque si en el futuro encuentran cobre sintético nos fuimos a las pailas. Lentamente todo va a cambiar para desarrollar tecnología, desarrollo y talento para exportar este tipo de cosas al mundo”.