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En los próximos días, estimado lector, se acostumbrará a leer que se acumulan los mejores indicadores económicos de la historia. Aparentemente, no tiene mucho sentido ‘con la que está cayendo’, pero realmente la caída ha sido tal que cualquier rebote parecerá mayúsculo. Es sencillo: cuando una tienda cerrada reabre, el crecimiento inicial es absoluto. Eso fue justo lo que ocurrió en Estados Unidos en mayo. La reapertura de locales disparó las ventas minoristas un 17,7% en mayo respecto al mes de abril, la mayor subida nunca registrada.
Sin embargo, la clave para analizar la intensidad de la recuperación no es comparar las cifras actuales con las del peor momento de la pandemia (abril), sino con los niveles previos a la crisis. Así, se puede analizar qué porcentaje de la actividad queda por recuperar. En este caso, el comercio estadounidense se situó en mayo levemente por encima de los registros de marzo gracias a la fuerte subida experimentada y, aunque todavía sigue un 8% por debajo de los niveles precovid, ha recuperado dos terceras partes de la caída.
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Eso sí son buenos resultados. Mucho mejores de los que esperaban los analistas, lo que explica el fuerte rebote de las bolsas en la sesión del martes. Los inversores temían una recuperación lenta de la actividad, pero los datos del consumo superaron incluso las previsiones más pesimistas. Realmente mostraron un dinamismo que apunta a que la confianza de los hogares se mantiene robusta a pesar de las circunstancias.
El consumo de las familias es el principal motor de crecimiento de las economías desarrolladas, por lo que no hay indicador que genere más optimismo que este. Las ventas del sector textil se dispararon un 188% con la reapertura, mientras que las tiendas de ocio, cultura y deportes dispararon su facturación un 88%. Cifras como estas permitieron casi triplicar el mayor incremento mensual del consumo minorista registrado hasta la fecha, logrado en 2001 con un 6,7%.
La estrategia heterodoxa de Estados Unidos en la lucha contra el coronavirus ha dejado resultados claramente mejorables en términos de salud, pero ha servido para contener la crisis económica. En España, la caída del consumo de abril alcanzó el 32% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que en EEUU este descenso fue del 20%. Para conocer los datos de mayo, será necesario esperar hasta el día 26, aunque es fácil anticipar que seguirán también muy lejos de las cifras de EEUU, pero seguramente marcarán un crecimiento histórico superando el avance mensual del 4% registrado en el año 2003.
La recuperación de la demanda de los hogares es la mejor noticia económica que podría recibir Estados Unidos, lo que explica la celebración del presidente Donald Trump vía Twitter. En mayo, las empresas tiraron de ‘stock’ para satisfacer la demanda, pero pronto se tendrán que poner a producir si la recuperación sigue en marcha.
Wow! May retail sales show biggest one-month increase of ALL TIME, up 17.7%. Far bigger than projected. Looks like a BIG DAY FOR THE STOCK MARKET, AND JOBS!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 16, 2020
Los datos del sector manufacturero de mayo todavía están muy lejos de mostrar la recuperación del consumo. Por ejemplo, la producción industrial aumentó un 1,4% mensual en mayo y sigue todavía un 15% por debajo de los niveles precrisis. La utilización de la capacidad instalada se recuperó levemente, pero todavía se mantiene por debajo del 65%, muy lejos del 77% previo a la crisis. Si la demanda sigue tirando, estas cifras aumentarán rápidamente en los próximos meses, con la correspondiente creación de empleo.
China, foco de la pandemia, lleva casi dos meses de adelanto respecto a los países occidentales, y eso se nota en sus indicadores económicos. La producción industrial de mayo registró el primer crecimiento interanual desde el brote del coronavirus. En concreto, la actividad industrial en mayo de 2020 fue un 4,4% superior a la del mismo mes del año anterior. Eso significa que las fábricas están ya funcionando a pleno rendimiento, aunque con la amenaza del rebrote del virus en Pekín.
Una recuperación inminente
Alemania también ha obtenido datos económicos que invitan al optimismo, aunque también muestran que la recuperación está en una fase temprana respecto a EEUU. El instituto ZEW publicó el martes los resultados de su encuesta a inversores sobre las previsiones de crecimiento correspondiente al mes de mayo. Los datos que se extraen son agridulces. La valoración de la situación actual apenas ha mejorado respecto a abril, lo que significa que la recuperación todavía está en una fase muy temprana.
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Sin embargo, las cifras de expectativas de crecimiento son indudablemente positivas. En concreto, el saldo de respuestas positivas menos las negativas ascendió a 63,4 puntos, el mejor dato desde 2006, en plena burbuja inmobiliaria. Los inversores esperan que los datos económicos mejoren de forma inminente.
Este optimismo revela que el Gobierno de Angela Merkel ha logrado mantener los niveles de confianza a pesar de la grave crisis económica provocada por el coronavirus. Y a falta de saber si habrá rebrotes en el futuro, la confianza marcará la recuperación económica.
El instituto ZEW también publicó los resultados de la encuesta en el conjunto de la eurozona. Los datos de los países del euro también son positivos, pero están lejos de los alemanes, con un repunte del indicador de confianza hasta 58,6 puntos, el dato más alto desde 2015. Señal clara de que la recuperación va retrasada respecto a Alemania.
Los países del sur de Europa, España entre ellos, lastran los datos del conjunto de la eurozona. Aunque la recuperación vaya dos o tres pasos por detrás, el tirón de los países líderes generará un ‘efecto arrastre’ sobre los vagones de cola. Para España e Italia, es fundamental recuperar las exportaciones, en especial las intracomunitarias, dada la exposición al sector exterior que tienen. Según los datos de Eurostat, las exportaciones de bienes entre países de la eurozona se hundieron en abril un 32% respecto al mismo mes del año anterior. Un auténtico desplome que afecta gravemente a los países del sur. En el caso de España, la industria del automóvil necesita con urgencia que se recupere el mercado europeo. De ahí que el efecto arrastre que pueda generar Alemania sea una gran esperanza para el país.