Crédito: fuente
La pandemia de la COVID-19 ha cambiado la manera de vivir y ha modificado los hábitos de las personas. Estos cambios también se han trasladado a las empresas. El virus ha alterado significativamente la agenda de prioridades de los ejecutivos de compañías de varios países, entre ellos España, según el informe ‘CEO Outlook 2020: Covid-19’, elaborado por la consultora KPMG.
Entre las principales conclusiones del estudio destaca que la crisis sanitaria ha impulsado el proceso de digitalización, ya que un 80% de los consultados asegura que la transformación de su modelo operativo se ha acelerado a raíz de la pandemia; mientras que un 50% afirma que se sitúa meses por delante de lo esperado; y otro 30% considera que actualmente se encuentra años por delante de lo esperado antes del estallido de la pandemia.
En relación con lo anterior, para el 33% de los encuestados, el principal obstáculo para acelerar su proceso de digitalización es la incertidumbre sobre los escenarios operativos en los que se desarrollará su actividad en el futuro. Porque si algo ha demostrado la pandemia es que nada es seguro.
El consumidor ha aprendido que casi todo se puede comprar a través de canales no presenciales
Omnicanalidad
Las empresas tratan de adaptar sus estrategias a una situación adversa y afrontan retos que permitan asegurar la continuidad de su negocio. Ligada estrechamente a la digitalización, la omnicanalidad, cuya importancia ha puesto en evidencia la pandemia, es uno de ellos. El consumidor ha aprendido que casi todo se puede comprar a través de canales no presenciales, de manera que será necesario redefinir el rol de la tienda física. Porque ya no hay que convencer a casi nadie de que la omnicanalidad, entendida como la experiencia de compra en su conjunto, independientemente de si se realiza a través del canal online u offline, se ha convertido en imprescindible.
Puede interesarte: Las ventajas de digitalizar tu empresa
Además, sin una mirada global hacia el cliente y sin una estrategia en la que éste sea el centro (customer centric) para optimizar su experiencia de compra, el negocio puede dejar de ser competitivo en un futuro inmediato. Y es que parece que ha llegado el momento de dejar de medir la rentabilidad por el canal de venta utilizado y empezar a centrarla en el cliente. “El usuario debe ser el objetivo, conocer sus preferencias, sus comportamientos y sus intereses para ofrecerle un buen servicio. Y, para ello, es necesario llevar a cabo una investigación y un desarrollo, que, desafortunadamente, en España no se hace tanto como se debería”, explica Georgina Barquín, profesora de Gestión del Cambio Cultural y Análisis del Comportamiento de EAE Business School.
Teletrabajo
Se están viviendo momentos de cambios vertiginosos acelerados por la crisis sanitaria, que sin duda también han afectado de manera muy significativa al mundo laboral, comenta Almudena Eizaguirre, directora general de Deusto Business School: “El teletrabajo, íntimamente ligado a la irrupción de la revolución digital, llegó con fuerza durante la primera ola de la pandemia y ha puesto sobre la mesa sus pros y sus contras. La conciliación, la separación entre tiempo de trabajo y de descanso, es un reto que ahora está más presente que hace muy pocos años. Realizar reuniones de trabajo en el salón y moverse unos metros para preparar una cena es una experiencia que muchas personas han vivido y siguen viviendo durante estos meses”.
Las plataformas de videoconferencias en ‘streaming’ se han consolidado en el entorno laboral, pero también en sectores como el de la educación y el de la medicina
En este proceso han adquirido protagonismo las plataformas de trabajo en remoto y de videoconferencias en streaming, tecnologías ya utilizadas, pero que el confinamiento convirtió en masivas. Este tipo de plataformas también se están empezando a usar en sectores que hasta la fecha eran más reticentes, como el de la educación o el de la telemedicina.
Puede interesarte: El éxito de saber organizar (y participar) en una videollamada de trabajo
Sostenibilidad y mercado laboral
Si hubiera algo positivo que destacar de esta difícil situación que atraviesa el mundo quizá podría ser la relevancia de la solidaridad y el compromiso ante la adversidad. En este sentido, la crisis sanitaria ha dejado al descubierto la importancia del compromiso de las empresas con la sostenibilidad. Si bien en los últimos años ha habido avances en esta materia, sobre todo vinculados a la cuestión medioambiental, la crisis humanitaria a la que está asistiendo la sociedad lo evidencia aún más.
La gestión de los riesgos climáticos será un factor clave en los próximos cinco años
El estudio de KPMG refleja cierto cambio con respecto a encuestas anteriores, ya que el 63% de los consultados ha centrado sus políticas de ESG –siglas de ‘environmental, social and governance’ en inglés– en el ámbito social. Esto no supone, sin embargo, un detrimento de los otros criterios ESG, de hecho, el 71% de los directivos se muestra decidido a consolidar los avances realizados en la lucha contra el cambio climático durante la pandemia; y el 65% asegura que la gestión de los riesgos climáticos será un factor clave en los próximos cinco años.
Barquín cree que las empresas tienen fuerza para concienciar a los ciudadanos: “Vemos que muchas organizaciones toman decisiones como, por ejemplo, eliminar las pajitas o las bolsas de plástico, que pueden tener un peso muy importante para educar a la población, porque con ellas mandan el mensaje a la sociedad de que el plástico no es bueno para el medioambiente”.
Sostenibilidad significa también fomentar el bienestar de los empleados y la conciliación entre la vida laboral y personal
Lo cierto es que la sostenibilidad está ya prácticamente en todas las áreas de negocio de las grandes compañías, pero no tanto entre las pymes. Esa brecha es la que hay que superar para que llegue a todo el sistema productivo y se convierta realmente en la gran palanca de cambio que es.
Y es que el concepto de sostenibilidad es mucho más que proteger el medioambiente. Es un valor que se ha introducido en los últimos años en las compañías, que han empezado a promoverla en sus negocios, incorporando las llamadas políticas ESG. Entre otras cosas, significa fomentar el bienestar de los empleados y la conciliación entre la vida laboral y personal, incluye invertir en el desarrollo de sus competencias y, por lo tanto, en la mejora de su empleabilidad; supone implementar la innovación y la transformación digital en las empresas y obliga a impulsar el compromiso de los trabajadores y a reducir la disparidad de oportunidades, a fomentar la igualdad, en definitiva.
Puede interesarte: Por una igualdad de género real en tu empresa
Para Eizaguirre, uno de los factores más relevantes que cambiará el mercado laboral será la necesidad de adaptarse de forma rápida a un mundo cambiante, que hará más patente que nunca la necesidad de seguir formándose a lo largo de toda la carrera profesional. “La gestión de la coexistencia de diferentes generaciones en la misma plantilla es otro de los grandes retos. La mayor longevidad y la necesidad de alargar la vida laboral están suponiendo que las empresas se encuentren con plantillas integradas por tres o cuatro generaciones diferentes, con sus características, habilidades e intereses específicos con los que los gestores de las empresas se verán obligados a lidiar”.
Y hablando de coexistencia, apunta la experta, la diversidad cultural también se ha consolidado enriqueciendo los entornos empresariales, lo que ha llevado a los profesionales a tener que ser capaces de desarrollarse plenamente en contextos “con personas de culturas, religiones e idiomas diferentes”.