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Por Daniel Zueras-estrategiaynegocios.net
La naviera danesa Maersk es una de las grandes jugadoras mundiales de la logística, la compañía de transporte marítimo más grande del mundo. Se calcula que mueve alrededor del 20 % del comercio a nivel global.
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Se trata de la mayor división de negocio del grupo APM Moller – Maersk, que integra también a APM Terminals, más de 50 terminales portuarias a lo largo y ancho del mundo, entre ellas dos en Centroamérica: Puerto Quetzal (Guatemala) y Puerto Moín (Costa Rica).
Ciudad de Panamá es la sede de la operación de Maersk Line para Latinoamérica, una región que tiene su importancia para el negocio en América Latina por la gran exportación de fruta fresca, especialmente desde Costa Rica.
“Cubrimos la región latinoamericana desde Panamá, desde donde puedes volar básicamente a todo punto en la región, es un hub latinoamericano, tal vez el único país desde el que se puede hacer”, explica Lars Nielsen, CEO de Maersk Line en América Latina.
Buena parte del movimiento de contenedores está enlazado al número de población de un país, “más gente, mayor consumo, mayor movimiento de carga”, puntualiza Nielsen, por lo que México, Brasil, Colombia, o Chile son los países más importantes; algo que sin embargo varía al hablar de exportación latinoamericana, que es “mucho de productos frescos, y hay algunos importantes sin tener mucha población, como Costa Rica”.
La primera proyección de la compañía en estos meses de pandemia global es que las exportaciones centroamericanas se han mantenido en un nivel estable, precisamente porque gran parte de las mismas son frutas y vegetales, mercancías frescas ,y hay una gran demanda de ello alrededor del mundo.
Y es que durante esta crisis los gobiernos se han enfocado en asegurarse de que hay seguridad alimentaria, incluidos productos frescos.
Pero algunos otros productos producidos en nuestra región sí se han visto afectados, aquellos que no son de consumo inmediato, la manufactura: “Es obvio que desde luego se ha cerrado. Algunos de los retailers han tenido interés en encontrar soluciones de almacenaje en el país de origen para productos que no pueden vender. Hemos sido capaces de encontrar esas soluciones para almacenar contenedores, en lugar de embarcarlos hasta el destino final, para que cuando la demanda vuelva a darse, los productos pue dan salir”, apunta Nielsen.
Sí que ha habido una caída significativa en el movimiento de importaciones en Centroamérica “porque muchos de los países están de alguna manera en ‘lockdown’, por lo que el consumo ha caído y esto significa que la importación de containers se ha reducido en los últimos meses”, comenta el CEO.
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No cabe duda que la cadena logística ha sufrido algunas tensiones a lo largo de todo este proceso. En algún momento hubo incluso escasez de fabricación de contenedores, que se fabrican mayoritariamente en China, donde cerraron las fábricas por un tiempo como método de contención del COVID-19, un hecho que según Nielsen “no ha impactado” en la disponibilidad de contenedores en América Latina, ya que una de las acciones que tomaron desde la compañía fue enviar barcos repletos de contenedores refrigerados vacíos desde China y Europa hasta América Latina para la exportación.
Esto, debido a que buena parte de la carga que llega a América Latina lo hace en contenedores secos, porque mucha de la importación es para consumo inmediato en las tiendas, para el retail, “pero mucha de la exportación es de productos frescos, que requieren contenedores refrigerados”.
Adaptándose al covid-19
Desde la parte oceánica, Maersk Line ha trabajado en ajustar el número de barcos respecto la demanda de carga que hay en el mercado.
Eso sí, los precios apenas se han visto impactados a la hora de mover un contenedor de un punto a otro, puesto que los costos fijos siguen siendo los mismos.
“Algunos de los costos variables por supuesto cambian si no navegamos los barcos, al no haber tanta demanda, bajan la cantidad de barcos navegando, por lo que podemos reducir algunos de los costos. El precio del petróleo ha estado bajando, es un beneficio, todos los contratos con nuestros clientes tienen una cláusula de ajuste, que quiere decir que la variación en el precio del búnker se ajusta al precio para nuestros clientes”, aunque la variación no es demasiado significativa.
Desde el inicio de la pandemia, la naviera ha hecho que toda la gente trabaje desde casa, para lo que realizaron una fuerte inversión en infraestructura de tecnología.
La operación latinoamericana cuenta con unos 10.000 empleados. Además, “nos hemos asegurado que el sistema en línea para nuestros clientes esté funcionando bien, para que puedan interactuar con Maersk hablando con nuestros asesores de servicio al cliente en casa, pero también usando nuestras herramientas en línea”.
Nielsen afirma que ha habido un perfeccionamiento de los procesos de una compañía que cuenta con más de 100 años de operación. “No hay una disrupción de la forma en que Maersk trabaja, buscamos digitalizarnos más. Hemos realizado una inversión a lo largo de los años, un gran esfuerzo en tiempo y dinero, en nuestra herramienta online: websites, desarrollo, apps…, para una fuerte conexión entre Maersk y nuestros clientes”, con herramientas para una cadena logística mucho más transparente y eficiente, “con la agilidad que los clientes necesitan”, lo que ha contribuido a paliar estos momentos.
Respecto a lo que viene, Nielsen asegura que no ha visto nada específico que pueda hacer temer un retroceso en el proceso de globalización: “Por supuesto cuando los gobiernos hablan de proteccionismo, lo vemos con cuidado, pero ahora no tenemos preocupación especial sobre ello”.