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La Caja de Ahorro e Inversiones de Quebec (CDPQ, por sus siglas en francés), también conocida como la Caisse, es la segunda gestora de pensiones y seguros más grande de Canadá. Michael Sabia fue su presidente y consejero delegado en los últimos 11 años, pero desde febrero dirige la escuela de negocios Munk, de la Universidad de Toronto. “Restauró la buena reputación de la Caisse. Formó un buen equipo y volvió a estabilizarla, además de incrementar su internacionalización”, comenta Luc Bernier, experto en administración pública de la Universidad de Ottawa.
La CDPQ fue fundada en 1965. “Es uno de los dos mayores éxitos económicos de la Revolución Tranquila [proceso de modernización de Quebec iniciado en 1960], junto con Hydro-Québec. Permitió al Estado facilitar su financiación”, explica Bernier. Actualmente, los activos de la Caisse rondan los 350.000 millones de dólares canadienses (unos 240.000 millones de euros). “Hay que considerar que es una cantidad muy grande para una población de ocho millones de personas”, agrega.
Sabia tomó el timón de la institución en marzo de 2009 e iba a seguir al frente hasta marzo de 2021, pero en noviembre pasado anunció su decisión de mudarse a la esfera académica. “La CDPQ está en una posición fuerte. Ahora es el momento”, declaró a Radio Canadá. Durante el periodo de Sabia al frente de la Caisse, el rendimiento anual medio fue cercano al 10%. Hoy el 64% de las inversiones de la CDPQ se encuentra fuera de Canadá, cuando en 2009 era el 36%. Los resultados, de por sí destacables, tienen aún más peso teniendo en cuenta que su fichaje había provocado serias dudas.
Orígenes ferroviarios
Michael Sabia (St. Catharines, Ontario, 1953) se formó en las universidades de Toronto y Yale. Ejerció distintos cargos en el servicio público federal. En los años noventa se incorporó a Canadian National Railway, la compañía ferroviaria más importante del país. Escaló posiciones hasta convertirse en director financiero. Sin embargo, en 1999 se sumó a Bell Canada Entreprises, donde fue designado consejero delegado en 2002. En 2007, el consejo de administración aceptó la oferta de la firma que gestiona el plan de pensiones del profesorado de Ontario para adquirir la empresa de telecomunicaciones. Sabia abandonó el grupo en julio de 2008, pero la operación fracasó en diciembre debido al colapso del mercado de deuda.
La Caisse había arrojado pérdidas por 39.800 millones de dólares canadienses ese año; el peor resultado de su historia. La crisis financiera mundial y desatinadas inversiones explicaban estos números. Richard Guay, consejero delegado y presidente de la institución, presentó su dimisión en enero de 2009, aunque aludió a motivos personales. Dos meses después se anunció su sustituto: sería Sabia.
Su incorporación fue iniciativa del liberal Jean Charest, primer ministro de Quebec entonces. Sin embargo, Jacques Parizeau y Bernard Landry, dos ex primeros ministros quebequeses, criticaron la decisión, catalogándola de una “provocación”. Para ellos, Sabia no podía entender la dinámica y la importancia de una institución clave para los quebequeses. El hecho de ser un anglófono de Ontario jugaba también en su contra. Incluso un sector importante de la prensa reaccionó con dureza. “No se le reconoce talento alguno en la gestión de inversiones”, escribió Gérard Bérubé, analista del diario Le Devoir, recordando además la venta fallida de Bell Canada Entreprises. “Michael Sabia ahora debe convencernos”, sentenció.
Luc Vallée, economista en jefe del Instituto Económico de Montreal, destaca el talento de Sabia para minimizar riesgos y su disciplina de trabajo, factores que le permitieron ganar la confianza del consejo directivo de la CDPQ para poner en marcha una serie de cambios. Uno de ellos fue aumentar la internacionalización. “Aventurarse en el extranjero era absolutamente necesario, dado el tamaño de la CDPQ, pero añadía riesgos y requería una ejecución perfecta. En el pasado, hubo ciertos intentos de internacionalizarse, pero con discreto éxito”, apunta Vallée.
Bajo la batuta de Sabia, la Caisse aumentó sus inversiones internacionales, sobre todo en infraestructuras y bienes inmuebles, ya que anteriormente la prioridad estaba puesta en títulos bursátiles. Así, los dólares de las pensiones de muchos quebequeses participan, por citar algunos ejemplos, en el edificio River Point de Chicago, el aeropuerto Heathrow de Londres, la red de hospitales Healthscope de Australia, y también en acciones de grandes multinacionales como Xerox y Walt Disney.
Consciente del rol de la Caisse como impulsora de la economía quebequesa, Sabia creó una división especializada en inversiones en la provincia francófona, enfocándose principalmente en el sector tecnológico, como es el caso de la inteligencia artificial. A diferencia de sus predecesores, pudo trabajar en un ambiente alejado de escenarios económicos mundiales complicados. “No es un tema menor. Tuvo esa ventaja. Sin embargo, creo que gracias a su capacidad de predecir escenarios, el valor de la CDPQ habría bajado en caso de alguna crisis, aunque no de forma tan importante”, dice Vallée.
Críticas por el tren
La gestión de Sabia al frente de la Caisse ha recibido el reconocimiento general, aunque un asunto le ha granjeado críticas: la red exprés metropolitana. Se trata de un tren ligero —completamente automatizado— que conectará a Montreal con varios suburbios. El proyecto está valorado en 6.300 millones de dólares canadienses (unos 4.340 millones de euros), donde la Caisse aporta poco más del 45%. El primer tramo de construcción, iniciado en 2018, debería concluir en diciembre de 2020, según anunció el propio Sabia. No obstante, algunos problemas han obligado a retrasarlo (principios de 2022 o mediados de 2023). El exdirectivo de la Caisse dijo a Radio Canadá, el día en que anunció que dejaba la CDPQ, que el proyecto avanza. “Ahora estamos en un periodo de construcción y, evidentemente, ese no es mi campo”, expresó. Respecto a los rendimientos esperados, señaló estar convencido de que llegarán. “Hay que esperar para saber los verdaderos resultados, pero creo que fue una apuesta muy arriesgada”, señala Luc Bernier. En unos años se sabrá si Sabia dio en el clavo o si, a diferencia de otras decisiones en la Caisse, calculó mal los riesgos.
Charles Émond ocupa desde febrero el puesto de Sabia; actuaba como vicepresidente de inversiones privadas y planificación estratégica. Tras el anuncio de la compra de la división ferroviaria de Bombardier por Alstom, la Caisse controlará el 18% de la nueva entidad, siempre y cuando los organismos reguladores autoricen la operación. La CDPQ tiene una participación del 32,5% en esta división de la compañía quebequesa.