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Los patrones de consumo se han transformado tras la pandemia. La digitalización y la tecnología hacen posible que las compañías ofrezcan a sus usuarios una experiencia de valor diferencial.
Muchas crisis desembocan en cambios en los patrones de consumo. Las dificultades económicas derivadas de la última gran crisis impulsaron el paradigma de la economía colaborativa hace una década. A lo largo de 2020, muchos de los hábitos de los consumidores se han transformado debido a la pandemia y, a diferencia de otros momentos del pasado, el Covid-19 ha propiciado que esto suceda a una velocidad inédita. Las empresas afrontan hoy una serie de retos que no tienen precedentes, y que requieren de una adaptación ágil y eficaz por su parte.
La tecnología ha visto reforzado su papel protagonista en este escenario, con una aceleración exponencial tanto en los patrones de consumo como en las prioridades de inversión de las compañías. La digitalización y la innovación se han convertido en su principal prioridad, en la medida en que se trata de la herramienta clave para que puedan ofrecer la mejor experiencia de cliente a sus usuarios. Se trata del valor diferencial en esta nueva era digital, como señalaron los expertos que participaron en el encuentro digital Clientes en el nuevo entorno: Digitalización y otros retos, organizado por EXPANSIÓN y Actualidad Económica con la colaboración de Naturgy.
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