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Puig cierra un 2019 agridulce. La compañía catalana de cosmética, que acaba de cerrar la compra de Charlotte Tilbury, ha superado los 2.000 millones de euros de facturación pero ha reducido su beneficio por primera vez en cuatro años.
La empresa facturó 2.029 millones de euros el año pasado, un 5% más respecto a los 1.933 millones que ingresó en 2018. El grupo alcanza así la barrera de los 2.000 millones, un objetivo que se había propuesto superar en 2017.
El beneficio se redujo un 6,6%, hasta 226 millones de euros, frente a los 242 millones de euros del ejercicio anterior. Puig pone así fin a tres años consecutivos de incremento de su rentabilidad, con alzas del 23% en 2016, del 47% en 2017 y del 6% en 2018. La última vez que el grupo encogió su beneficio fue en 2015, cuando lo redujo un 28% por la absorción de Jean Paul Gaultier.
Puig redujo su beneficio un 6% el año pasado, hasta 226 millones
La empresa cerró ayer una nueva operación corporativa. Puig se hizo con una participación mayoritaria en Charlotte Tilbury, una compañía británica de maquillaje y cuidado de la piel liderada por la diseñadora del mismo nombre.
La operación supone un empuje para Puig en cosmética de color. Hasta ahora, la empresa había concentrado la mayoría de sus compras en perfumería, con adquisiciones como Penhaligon’s y L’Artisan Parfumeur, o en moda, como Jean Paul Gaultier y, más recientemente, Dries Van Noten.