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Un reto para los servicios de entrega de los retailers es el denominado big ticket, artículos que por su volumen y peso requieren de una diferencia en la transportación y servicio al cliente.
Con el avance de la pandemia, los consumidores están aprendiendo nuevos hábitos de compra, lo que ha impulsado un auge vertiginoso de las compras de miles de productos en el comercio electrónico.
De acuerdo con la consultora Kantar Worldpanel, la llegada de COVID-19 impulsó los ingresos del comercio electrónico en México, que aumentaron 500% entre marzo y abril, el segundo más alto en Latinoamérica después de Perú (900%).
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Con estos nuevos hábitos de compra, la proyección es que un 70% del mercado del retail tradicional se mantendrá en tiendas físicas y un 30% se irá definitivamente hacia el comercio electrónico, considera Alejandro Beunfil, Director de Logística de SEARS- CLARO SHOP- SANBORNS.
Lo anterior representa un reto para los servicios de entrega. De acuerdo con el directivo, aún el servicio de mensajería se encuentra saturado.
En estos momentos, añade, es temporada baja para los retailers, pero apenas se están nivelando las capacidades de envío con el requerimiento, y cada retailer está armando su propia infraestructura con base en lo que va a armar.
La complejidad del envío para el comercio electrónico aumenta cuando se trata de un envío conocido como big ticket.
Los retailers cuentan con dos tipos de envío: el clásico que proveen las empresas de mensajería y servicios logísticos, y cuyo peso no excede el kilo volumétrico; y el denominado big ticket, que se volvió una complejidad, ya que no había una infraestructura para entregarlo dentro de las mensajerías”, indicó.
Alejandro Beunfil, Director de Logística de SEARS- CLARO SHOP- SANBORNS
El experto en temas logísticos detalla que es casi nulo que las empresas de mensajería que atienden al comercio electrónico entreguen productos de gran peso o volumen, como refrigeradores, lavadoras, o colchones.
Este tipo de mercancías tienen otros requerimientos: hay que pasar al domicilio del cliente y dejarlo en el espacio solicitado por el comprador.
“Son artículos que requieren una diferencia en la entrega, y que además tienen otras complejidades. El cliente quiere saber a qué hora va a llegar, quién es el proveedor de la entrega; porque no abrirán la puerta de su domicilio a cualquier persona”.
Alejandro Buenfil comparte que el servicio para big ticket requiere de un crecimiento y también de un cambio radical en controles y rastreabilidad para hacer la entrega como el cliente de comercio electrónico lo está esperando.
Aunado a lo anterior, existe un nuevo requerimiento: el cliente quiere una logística verde.
“Estamos viviendo un cambio, en medio de otro cambio: el cliente también ya empieza a fijarse si tu entrega es verde, y empieza a tomar decisiones de compra con base en que la entrega sea no contaminante. Esta situación de cambio pasó de rápido a vertiginosa”, concluyó.
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