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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible apuntan hacia la estimulación del crecimiento económico sostenible mediante el aumento de la productividad y la innovación tecnológica. En concreto, el objetivo número ocho, “trabajo decente y crecimiento económico”, tiene definidas diferentes metas en relación al fomento de la innovación, la optimización de la productividad y el consumo y la inclusión de los jóvenes en un mercado laboral emergente. En este contexto, es fundamental asegurar que el acceso a las innovaciones tecnológicas es lo más igualitario posible, evitando así que despierte un potencial rechazo social entre aquellos que se vean privados de dichos avances.
Rafael Domenech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research y catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Javier Andrés, catedrático de Economía en la Universidad de Valencia, son los autores del ensayo ‘Políticas públicas en la era de la disrupción digital’, un artículo en el que precisamente analizan los diferentes retos y oportunidades a los que se enfrenta la sociedad en esta transición tecnológica y cómo abordarlos de forma óptima por medio de políticas públicas de distinta naturaleza.
Equidad y eficiencia, sinónimos en la transformación digital
Para los autores, es fundamental entender que el impacto social de las nuevas tecnologías dependerá de cómo se gestionan los nuevos retos. Además, defiende que en este proceso de cambio no hay disyuntiva entre equidad y eficiencia, pues aquellas sociedades que sean capaces de diseñar un estado de bienestar que funcione de manera más eficiente aprovecharán mejor la potencia de las nuevas tecnologías para generar riqueza. Esta es la única receta para reducir los niveles de desigualdad y garantizar a la vez una mayor equidad intergeneracional.
Riesgos de esta transformación como el desempleo, la polarización o la inestabilidad de las carreras laborales, por ejemplo, también son aspectos que Domenech y Andrés contemplan en su análisis. Para evitarlos, los autores consideran que es fundamental eliminar las barreras a la creación de empleo y a la inversión para fomentar así la innovación y el crecimiento de las empresas. En paralelo, reducir las incertidumbres y aumentar la seguridad jurídica de las relaciones laborales son también cuestiones fundamentales. En el nuevo escenario del mercado laboral, habrá que buscar un equilibrio entre la flexibilidad del mercado de trabajo y seguridad para los trabajadores de nuevas profesiones y entornos de trabajo que ya están surgiendo.
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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible apuntan hacia la estimulación del crecimiento económico sostenible mediante el aumento de la productividad y la innovación tecnológica. En concreto, el objetivo número ocho, “trabajo decente y crecimiento económico”, tiene definidas diferentes metas en relación al fomento de la innovación, la optimización de la productividad y el consumo y la inclusión de los jóvenes en un mercado laboral emergente. En este contexto, es fundamental asegurar que el acceso a las innovaciones tecnológicas es lo más igualitario posible, evitando así que despierte un potencial rechazo social entre aquellos que se vean privados de dichos avances.
Rafael Domenech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research y catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Javier Andrés, catedrático de Economía en la Universidad de Valencia, son los autores del ensayo ‘Políticas públicas en la era de la disrupción digital’, un artículo en el que precisamente analizan los diferentes retos y oportunidades a los que se enfrenta la sociedad en esta transición tecnológica y cómo abordarlos de forma óptima por medio de políticas públicas de distinta naturaleza.
Equidad y eficiencia, sinónimos en la transformación digital
Para los autores, es fundamental entender que el impacto social de las nuevas tecnologías dependerá de cómo se gestionan los nuevos retos. Además, defiende que en este proceso de cambio no hay disyuntiva entre equidad y eficiencia, pues aquellas sociedades que sean capaces de diseñar un estado de bienestar que funcione de manera más eficiente aprovecharán mejor la potencia de las nuevas tecnologías para generar riqueza. Esta es la única receta para reducir los niveles de desigualdad y garantizar a la vez una mayor equidad intergeneracional.
Riesgos de esta transformación como el desempleo, la polarización o la inestabilidad de las carreras laborales, por ejemplo, también son aspectos que Domenech y Andrés contemplan en su análisis. Para evitarlos, los autores consideran que es fundamental eliminar las barreras a la creación de empleo y a la inversión para fomentar así la innovación y el crecimiento de las empresas. En paralelo, reducir las incertidumbres y aumentar la seguridad jurídica de las relaciones laborales son también cuestiones fundamentales. En el nuevo escenario del mercado laboral, habrá que buscar un equilibrio entre la flexibilidad del mercado de trabajo y seguridad para los trabajadores de nuevas profesiones y entornos de trabajo que ya están surgiendo.