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Hoy, esa tecnología textil es la materia prima para una mascarilla reutilizable y antimicrobial, que crearon estos días como respuesta al coronavirus. “Logramos esto en una semana porque teníamos todo hecho de antes: las certificaciones, la tela y los testeos en las clínicas”, comenta Rocío. Por ello, solo les tomó unas semanas crear una cadena de producción completa. Un taller de corte y confección, el desarrollo de un packaging, una tienda online, un sistema de distribución nacional e internacional y conversaciones con Falabella y Latam para la venta de este producto. Estas actividades, confiesan, las han tenido sin pegar una pestaña. Tanto, que en los últimos días se turnan para ver quién pasa la noche en vela.
Rocío comenta que “la idea es que las puedas usar sin que pinche, que no raspen, que no dé alergia a los metales. Es una mascarilla modelo ‘pato’ que te permite respirar cómodamente, y que las bacterias se queden en la zona más lejana y tengan mayor distancia de la boca y la nariz”. Explican que el elemento funciona porque la tela con cobre se vuelve un hábitat desagradable para la reproducción de los microbios, rompe las barreras de la célula y con el tiempo termina matándolos. “Ayudan a prevenir, para que, si tú estás contagiado, no contagies a los demás”, aclara Cassis.
Aún no tienen claro el rango de precio que tendrá este nuevo producto, porque se venderá en distintos mercados para todo tipo de público. Sin embargo, están seguras de que mantendrá un precio justo para que la mayor cantidad de personas puedan acceder a la compra.
“El que quiere tienda, que la atienda”
Además de la oportuna mascarilla, que fue algo que nació casi de improviso, llevan casi dos años desarrollando una línea de cama con Rosen que verá la luz prontamente. “Un tercio del peso de una almohada, después de un tiempo, corresponde a ácaros muertos y sus desechos”, comenta Briceño, mientras habla de las propiedades antialergénicas que tiene el cobre en los productos relacionados con el buen dormir.
Eso no es todo. Están en fase validación clínica junto con la fundación Debra –niños con piel de cristal– para la confección de pijamas con cobre y vitamina D, los que, con sus propiedades bactericidas, disminuyen la infestación de las heridas, a la vez que fomentan la absorción de la vitamina a través de la piel. Esto beneficiaría también a personas albinas y aquellas que tienen quemaduras de algún tipo.
A su vez, el 2015, cuando fue el boom del zica –virus que se contagiaba por medio de la picadura de un mosquito–, desarrollaron un textil de cobre repelente. También crearon poleras luminiscentes para los ciclistas, que se cargan con el sol. Por esta expansión, y por la necesidad de buscar nuevas áreas en las que incursionar, se incorporó al equipo Soledad Silva, ingeniera comercial con experiencia en retail y banca, quien prontamente entrará a la sociedad, con un 15% de participación.
Su modelo de negocio se basa en intervenir en los procesos productivos de las empresas: las compañías entregan la materialidad y les aconsejan cómo lograr sus productos para que después ellos los vendan, y se cobra un royalty. Por ahora descartan abrir una tienda propia. “La verdad, a nosotras nos encanta desarrollar productos e innovar. Una tienda física te consume muchísimo tiempo, hay que estar muy presente”, aclara Rocío. Luz agrega entre risas: “El que quiera tienda, que la atienda”. “Vamos a seguir con la investigación, desarrollo de producto, patente y vender el modelo. Abriremos una tienda en Amazon y ofreceremos las mascarillas online”, adelanta.