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En todo el mundo desarrollado, gobiernos y economistas bregan para determinar cuán costosos serán los confinamientos por el covid-19. ¿El PBI se contraerá 10% o un tercio? ¿La caída durará tres, seis o más meses? Un ejercicio similarmente inquietante se realiza en las empresas, que intentan estimar cuánto se reducirán sus flujos de caja y si cuentan con recursos para sobrevivir.
Pero en medio del caos, algo está claro: un pequeño grupo de poderosas compañías ganará más peso. Algunas ya son una fuente de estabilidad financiera. Por ejemplo, cuesta menos asegurar contra default la deuda de Johnson & Johnson’s que la de Canadá; la liquidez bruta de Apple, US$ 207,000 millones, supera los estímulos fiscales de la mayoría de países; y Unilever está canalizando efectivo a su ejército de proveedores.
Las recesiones son mecanismos de selección para el capitalismo pues sacan a la luz modelos de negocio débiles y retornos excesivos. En las últimas tres, los precios de las acciones de las empresas estadounidenses en el cuartil superior de diez sectores subieron 6% en promedio, mientras que los de las del cuartil inferior bajaron 44%. La caída en ventas y ganancias este año será más pronunciada, aunque se espera que por corto tiempo.
Unas pocas directamente afectadas por las restricciones de viajes y compras son una señal. La minorista de ropa Primark ha anunciado el cierre de sus 376 tiendas en doce países, renunciando a ventas por US$ 770 millones mensuales. Para la mayoría de empresas, el panorama quizás no sea tan sombrío. Algunas fábricas siguen funcionando y las de trabajo no manual operan de manera remota. Se han anunciado recortes en dividendos y recompras de acciones, pero pocas han dicho cuánto flujo de caja esperan sacrificar. Para la mayor parte, será un montón.
¿Cuáles saldrán bien libradas? The Economist examinó cuatro indicadores de las 800 compañías listadas más grandes de Estados Unidos y Europa: costo de asegurar su deuda contra default, margen operativo, cobertura de flujo de caja y apalancamiento. Algunas medianas están bien, pero las más grandes tienden a tener mayor fortaleza. La mediana del valor empresarial de las 100 más resistentes casi duplica la de las más débiles y márgenes de ganancia 17% superiores. Las acciones de las resistentes cayeron 17% el último mes versus 36% de las frágiles.
Silicon Valley y las gigantes farmacéuticas dominan. Hay 48 tecnológicas en el top 100. Microsoft (puesto 10), Apple (13), Facebook (14) y Alphabet (18) operan con grandes flujos de caja. La demanda por algunos de sus productos está creciendo. Otras 24 son compañías de cuidado de la salud y muchas tienen efectivo disponible y mercados cautivos. Las frágiles están en transporte, retail y recreación.
También están emergiendo ganadores y perdedores dentro de los sectores. En tecnología, Amazon está sumando 100,000 trabajadores en Estados Unidos. En tanto, el conglomerado japonés SoftBank, que apostó en startups —incluidas firmas de comercio electrónico—, anunció que desinvertirá US$ 41,000 millones para levantar efectivo. En energía, las acciones de gigantes como ExxonMobil, Royal Dutch Shell y BP han sobrepasado por un amplio margen a las de menor tamaño.
Al grupo francés de cuidado personal L’Oréal le ha ido mucho mejor que a su rival estadounidense Coty. Incluso entre las atribuladas fabricantes de aviones se ha abierto una brecha. Airbus, la líder europea, dijo que tenía US$ 32,000 millones de fondos líquidos disponibles. Los inversionistas de deuda la ven menos riesgosa que Boeing.
A la larga, la resiliencia de las líderes se traduciría en una ventaja duradera que les permitirá ganar participación de mercado. Su costo de capital será bajo y los proveedores las preferirán frente a clientes endebles. Con márgenes más altos y mayor disponibilidad de efectivo, podrán invertir incluso si otras reducen su tamaño.
Algunas buscarán adquisiciones, alentadas por gobiernos que antepondrán la supervivencia de empresas y empleos a inquietudes antimonopólicas. Con la reducción de valorizaciones y encarecimiento del capital, la capacidad de las startups de picotear ganancias de las grandes desaparecerá por un tiempo.
Pero no todo será favorable. Los pedidos de un nuevo contrato social se acrecentarían cuando el virus pase y se presionaría a las empresas para que ofrezcan productos vitales a precios bajos y brinden más seguridad a los trabajadores. Quizás el capitalismo se vuelva menos darwiniano y las empresas débiles reciban rescates. El monto asignado en créditos y garantías por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia es de al menos US$ 4 millones de millones, un quinto de su deuda corporativa no financiera.
Algunos sectores podrían operar como cárteles autorizados temporales a fin de estabilizar precios y producción. Ello dificultaría que las compañías fuertes hagan valer su ventaja. El covid-19 no solo tendrá efectos duraderos en la sociedad y la conducta de la gente, sino que también alterará la estructura de los negocios globales.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd,
London, 2020