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Los venezolanos Edgar Anzola, Gabriel Gagliardoni y Javier Ríos llegaron a la Argentina en 2014 sin contactos y sin familia, pero con una idea. En su país habían aprendido a sumar seguidores en Instagram a través de una cuenta que tenían que divulgaba conocimiento científico y habían detectado una oportunidad, ya que si bien los canales de memes monetizaban bien, eran poco profesionales para atraer a las marcas, según su criterio. Con eso en mente crearon la cuenta Chistes Argentina, hasta que llegaron a los 100.000 followers y a partir de ahí le cambiaron el nombre a El Kilombo.
Hoy, con casi 4 millones de seguidores, publican contenido propio y para marcas y sumaron tres nuevas unidades de negocios en 2020: venden guías de marketing, tienen una agencia creativa que exporta servicios al exterior y están a punto de lanzar una serie de productos by El Kilombo.
«Al principio nos concentramos en crear una identidad de marca con nuestros posteos porque a la gente no le gusta ver publicidad. Aplazamos meternos en eso, pero estábamos interesados en el modelo de negocios. La primera publicidad que hicimos fue a mediados de 2015 con la marca Quilmes, cuando teníamos un millón de seguidores y desde allí el proceso de comercialización nunca se detuvo», explicó Ríos, de 32 años, a LA NACION.
Básicamente siguieron ganando seguidores o audiencia que le venden a las marcas a través de publicaciones en el feed o historias de Instagram pensadas para encajar con el tono del canal. Hoy cobran aproximadamente $100.000 por posteo y $25.000 por story.
Uno de los posteos con más likes de El Kilombo
Pero al tener una audiencia concentrada pensaron en otros modelos de negocios para aprovecharla, sobre todo el año pasado, ya que a muchas empresas no les fue bien por el Covid-19 e invirtieron menos en publicidad.
«Pensamos qué tipo de productos podíamos vender y creamos las guías de marketing para emprendedores e influencers en las que explicamos cómo hacer para crecer en Instagram y la agencia creativa nació por las marcas», detalló Ríos, que no tiene nada que ver con el mundo de la comunicación, sino que estudió ingeniería geofísica.
«Aprovechamos la confianza y la validación de las empresas con las que hemos trabajado y lanzamos una agencia creativa con profesionales muy capacitados que nos permiten competir en el mercado de los Estados Unidos, donde también hay gente muy formada, pero cobra mucho más caro», agregó.
Y el cuarto modelo de negocios que se terminó de cocinar con la pandemia son las alianzas con cadenas gastronómicas para lanzar productos con su marca.
«En 2019 hicimos un cobranding con Mostaza en el que descubrimos el potencial de lo gastronómico. Estamos en conversaciones avanzadas con un par de cadenas y, a pesar de que tenemos varios conceptos, no queremos sacar muchas marcas», afirmó.
Además de Ríos y los otros dos cofundadores, en El Kilombo trabajan cinco personas creando contenidos y comercializándolos, mientras que los profesionales de la agencia son independientes y cobran por proyecto. Entre la cuenta, la agencia y las guías en la actualidad facturan unos $3 millones al mes.