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14 de mayo 2020 | 5:00 am
Liverpool, Suburbia, Sears, Sanborns y El Palacio de Hierro se enfrentan a uno de los escenarios más complicados en su historia, a consecuencia de la pandemia por COVID-19.
El cierre de sus unidades físicas en todo el territorio nacional durante más de un mes; una baja participación del comercio electrónico en sus ventas; la priorización para comprar productos de consumo básico sobre discrecionales, el impacto económico en el bolsillo de los consumidores y la pérdida de empleos en el país, serán los retos que tendrán que sortear los establecimientos.
Sin duda las cadenas departamentales se llevarán la peor parte de la actual situación, pues su negocio no está alineado al consumo básico, como sí lo están las cadenas de autoservicio. Además, por el momento solo operan sus canales digitales que tienen baja penetración en sus ingresos
dijo Carlos Hermosillo, analista independiente de consumo.
El efecto negativo se hizo notar de forma inmediata. Su e-commerce –que en general no supera el 10% de sus ventas totales– fue insuficiente para compensar el cierre completo de sus tiendas en abril, por lo que las ventas cayeron 72.7%, comparadas con el mismo mes del año anterior, de acuerdo al reporte de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios, Departamentales y Especializadas (Antad).
“Desde marzo vimos una caída para las tiendas de 18% en sus ventas, aunque el cierre oficial ocurrió el 31 de marzo, en algunos estados del país se tomaron medidas con antelación y la afluencia a estos lugares fue menor a partir de la segunda quincena del mes”, comentó Verónica Uribe, analista en Grupo Financiero Monex.
La situación contrasta con las cadenas de autoservicio como Soriana, Chedraui o La Comer, quienes vieron aumentadas sus ventas en marzo y abril con 21.9% y 8.7%, respectivamente. El efecto positivo se debió a que las personas realizaron compras de pánico y decidieron adquirir productos esenciales en sus establecimientos.
Aunado al coronavirus, la trayectoria económica negativa y el aumento en el número de desempleos, arriesga el futuro de las compañías.
El Producto Interno Bruto (PIB) de México cayó 2.4% en el primer trimestre del año, con cifras desestacionalizadas, lo que representó su peor descenso desde el tercer trimestre de 2009 cuando se redujo 5%, en medio de la crisis financiera global, según la estimación oportuna del Inegi.
Además, en abril, se perdieron 555,247 plazas laborales, resultado de la crisis provocada por el COVID-19, de acuerdo a datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“El tema que tendrá el desempleo y el golpe en la economía en general será algo que afecte a las departamentales, pues las familias pensarán dos veces qué adquirir y priorizarán su gasto”, dijo Marisol Huerta, analista en Banco Ve por Más.
¿Largas filas para comprar ropa?
El escenario retador que tienen las empresas no mejorará con la reapertura de sus unidades en semanas futuras porque los consumidores reducirán su gasto en los grandes almacenes y preferirán adquirir productos de primera necesidad.
El primer día que se levantaron las restricciones en Francia, se observaron filas de clientes para entrar a la tienda de fast fashion Zara en ciudades como París, Burdeos y Lyon.
“Es algo extraordinario, un fenómeno de los primeros días que no se mantendrá. En México puede ocurrir que las personas salgan a estas tiendas para pasear, pero no tendrán el mismo nivel de gasto”, comentó Hermosillo.
Walmart de México dio a conocer que, para el primer trimestre de 2020, la división que registró una caída en sus ventas fue la de ropa, mientras que la de abarrotes y consumibles, así como mercancías generales tuvieron un alza.
Las ventas de ropa se vieron impactadas por la situación, ya que las compras de nuestros clientes están enfocadas en artículos esenciales
compartió la empresa en su reporte trimestral.
Uribe dijo que en el corto y mediano plazo, no se espera un desembolso importante por parte de los mexicanos en bienes como ropa, electrodomésticos y bienes suntuosos.
Empresas juegan sus mejores cartas
Ante la situación, las empresas tendrán que enfocarse en tres pilares para que, dentro de la tormenta, saquen ventaja.
Entre los puntos que mencionan los analistas consultados destacan el ganar participación de mercado a sus competidores, ofrecer descuentos atractivos y promociones que incentiven las compras, así como ampliar los canales de venta al ocupar teléfono, internet, catálogos y tiendas físicas.
Un ejemplo de estos esfuerzos es Liverpool, pues su última venta nocturna fue 100% digital y extendió el periodo de su promoción por cinco días extras, dándole a las personas un margen más amplio de adquirir algún producto.
¿Misma historia de terror que en Estados Unidos?
A diferencia de la quiebra de almacenes como J.C. Penny y Neiman Marcus en Estados Unidos, en México el panorama no luce sombrío, pues no existe una saturación de estos espacios en el país.
En México nunca se llegó al punto de saturación que tuvo Estados Unidos. En el país se priorizó la experiencia de compra en lugar de la creación de un lugar para ir a gastar
comentó Hermosillo.
Liverpool informó en 2019 que reduciría la tasa de crecimiento para las unidades de negocio, y pasarían de una apertura anual de 10 a 11 unidades a solo tres o cuatro, con lo que evitaría correr la misma suerte que sus contrapartes estadounidenses.
“Pensamos que hay una oportunidad para exprimir más jugo de las naranjas que ya tenemos disponibles. Nos enfocaremos en la productividad en términos de metros cuadrados al vender más y gastar menos, asegurándonos de tener el espacio adecuado para cada uno de nuestros productos”, dijo Enrique Güijosa, CFO de Liverpool en conferencia con analistas el año pasado.