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La consultora Bain dice que el sector del lujo podría recuperarse de la crisis del coronavirus este mismo año gracias a los compradores chinos y estadounidenses que pueden hacer que las ventas recuperen niveles prepandémicos.
Bain considera que hay un 30 % de probabilidades de que las ventas de bolsos, ropa y joyas de alta gama recuperen, o incluso superen, el nivel de 2019 de 280 000 millones de euros este mismo año, dependiendo del ritmo de vacunación y de la recuperación del turismo.
El escenario más probable que plantea es que se produzca un repunte completo en 2022, lo que seguiría suponiendo una recuperación más rápida de lo que Bain preveía en noviembre, cuando dijo que el sector podría tener que esperar hasta 2023 para dejar atrás la crisis.
Las ventas de productos de lujo cayeron un 23 % hasta los 217 000 millones de euros, el mayor descenso de la historia y el primero desde 2009, ya que la pandemia obligó a cerrar tiendas y paralizó casi por completo el turismo internacional.
Pero la crisis no parece haber tenido un impacto a largo plazo sobre el poder adquisitivo de los consumidores y su apetito por los artículos de alta gama.
El aumento de ventas en China, el mayor mercado de artículos de lujo, y un repunte mayor de lo esperado en Estados Unidos gracias a un gran programa de estímulo han contribuido a que los ingresos se recuperen con fuerza en el primer trimestre de 2021.
«El mercado estadounidense ha sido una sorpresa muy positiva», ha dicho Bain. Sin embargo, Europa se está quedando atrás, lastrada por una campaña de vacunación más lenta y por las restricciones impuestas al turismo.
La velocidad de la recuperación ha sido desigual. Los principales grupos del sector, como LVMH, Hermes y Kering, ya están por encima de sus niveles de 2019, mientras que firmas más pequeñas, como Ferragamo y Tod’s, aún tienen que ponerse al día.
La crisis ha obligado a las marcas que se mostraban más reticentes a vender a través de internet a abrazar por completo el comercio electrónico, que en los próximos años va a convertirse en el principal canal para las compras de lujo.
Bain ha señalado que, a medida que la gente se fue trasladando a casas en el campo y trabajaba a distancia, las ventas en ciudades más pequeñas fueron mejores que en las grandes capitales del lujo, como Nueva York o Milán, un factor que las marcas tendrán que tener en cuenta a la hora de revisar su presencia.
Aunque los bolsos, la marroquinería y la joyería han impulsado la recuperación, se espera que el gasto en ropa, maquillaje y perfumes también se recupere a medida que se relajen las restricciones y la gente vuelva a salir.