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Con 88% de sus tiendas en el mundo cerradas, la compañía fundada por el español Amancio Ortega en Galicia reportó ayer pérdidas históricas en el primer trimestre como consecuencia del coronavirus: por primera vez desde que ingresó a la Bolsa de Madrid en 2001 reportó pérdidas por 409 millones de euros (unos 463 millones de dólares).
Sin embargo, el presidente del grupo, Pablo Isla, en una conferencia para los inversores, dio una definición que sorprendió a los analistas y se alineó con que lo muchos consideran en futuro del retail: “Las tiendas que vamos a absorber son rentables. No tomamos esta medida por razones económicas, sino porque nuestra visión es a largo plazo”.
Así Isla explicó hacia dónde va el anuncio de Inditex de cerrar unas 1.200 tiendas físicas y potenciar las ventas online. En pleno derrumbe de ventas por los locales cerrados por el coronavirus, su marca insignia Zara renovó el impulso a su plataforma de e-commerce en todo el mundo. En el caso de Argentina, la puso a funcionar a pleno durante el mes pasado.
Desde 2012, Inditex ha invertido unos 2.500 millones de euros en esta estrategia, consistente en reforzar la plataforma de ventas por internet.
Entre 2020 y 2022, el grupo invertirá 2.700 millones de euros adicionales, incluyendo unos 1.000 millones sólo para la plataforma digital de ventas.
Inditex prevé que las ventas en internet representen el 25% de su volumen de negocio en 2022, frente al 14% que supusieron en 2019.
Esto no implica abjurar de las tiendas físicas, pero refleja una tendencia clara hacia otro modelo de negocios cuya llegada al retail se aceleró por la experiencia de la pandemia.
Para este, según Isla, espera “una recuperación progresiva de las ventas en los mercados donde reabrieron las tiendas”, con caídas menos pronunciadas que en el primer trimestre. A fecha del 8 de junio habían reabierto ya 5.743 tiendas de un total de 7.412 locales que Inditex tiene distribuidos en el mundo. No todos son de la marca Zara. También es dueño de otras como Massimo Dutti, Bershka, Oysho y Stradivarius, con mayor desarrollo en Europa.
En la misma dirección avanzan también otras compañías de indumentaria como la estadounidense Gap o la sueca H&M. Ambas firmas sufrieron el cierre de locales y suspendieron a la mayor parte de sus empleados con recortes salariales.