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El alza en todo tipo de productos durante los últimos meses ha sido uno de los problemas económicos que más ha afectado a los países no solo en Latinoamérica, sino en el mundo entero. De acuerdo a un análisis del Grupo Bancolombia con cifras de Reuters, este fenómeno se debe principalmente a los niveles de estrés que enfrenta la logística global.
Según el documento, el problema actual consiste en que una cantidad muy relevante de la flota de carga global está estacionada y que el choque de oferta generado por la pandemia no se ha resuelto tan rápidamente como sí logró fortalecerse la demanda durante 2021.
Un elemento que ha exacerbado los problemas es la política cero covid que ha mantenido China, una de las economías más integradas con la cadena global de suministros. Esto ha implicado el cierre de ciudades, unidades productivas y puertos ante cualquier detección de contagio.
“Producto de la pandemia del covid-19 y el reinicio del comercio internacional se generó una explosión de demanda, que estuvo contenida durante mucho tiempo por los cierres de las economías”, explicó el jefe en estrategias de inversión en América Latina de BlackRock, Axel Christensen.
De igual forma, ha sido relevante para exacerbar esta situación el efecto de fenómenos climáticos adversos en ciertas regiones del planeta y la escasez de trabajadores en los mercados laborales de Europa y Estados Unidos, en donde se ha extendido por varios meses el debate por el salario mínimo de acuerdo a las horas trabajadas.
“A la luz de la desaceleración prevista en el crecimiento de la producción y la inversión, el escaso espacio normativo y los riesgos considerables que opacan las perspectivas, las economías emergentes y en desarrollo deberán calibrar cuidadosamente sus políticas fiscales y monetarias. También es necesario que emprendan reformas para borrar las cicatrices de la pandemia. Estas reformas deben diseñarse de modo tal de incrementar la inversión y promover el capital humano, revertir la desigualdad de ingresos y de género, y hacer frente a los desafíos del cambio climático”, indicó el director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, Ayhan Kose.
El informe del Grupo Bancolombia también indica que es de esperar que la situación vigente desemboque en un rebalanceo del comercio internacional, así como que uno de los claros aprendizajes es que “la cadena global de suministros es igual de fuerte como su eslabón más débil”.
En Colombia, mientras los registros de enero revelaron que se alcanzaron incrementos anuales inéditos en los precios de los alimentos y la inflación total al consumidor, el país se acerca a los registros de entre 2015 y 2016.
Por otra parte, en Estados Unidos y en Europa el avance de los precios también viene presentando máximos de varias décadas. Uno de los principales factores que explican este fenómeno inflacionario es el estrés que enfrenta la logística global el cual, en lugar de corregirse, parece estarse intensificando a medida que para el tiempo.
“La recomendación para las empresas colombianas es a desocupar los contenedores en puerto”, indicó el CCO de Contecar, Giovanni Benedetti, quien también sugirió a los empresarios agilizar los procesos de entrega de los productos importados a sus consumidores finales.
El ejecutivo recalcó la importancia de la eficiencia en tiempos como este, así como el diversificar los proveedores que permitan la movilización.
Según expertos, cada vez hay más indicios de esta crisis, que ha trastocado las previsiones de inflación de los bancos centrales, ha frenado la recuperación económica y ha comprimido los márgenes de las empresas, podría empezar a remitir a finales de este año.
Sin embargo, los canales comerciales se han atascado tanto que podría tomar hasta el próximo año para que las industrias más afectadas vuelvan a ver el negocio como de costumbre, incluso suponiendo que un nuevo giro en la pandemia no cree nuevos estragos.
“Esperamos que en el segundo semestre de este año empecemos a ver un retroceso gradual de la escasez, de los cuellos de botella y de la dislocación general de la cadena de suministro”, dijo a Reuters el presidente ejecutivo del grupo alimentario Kellogg, Steve Cahillane.
Sin embargo, añadió: “No creo que hasta 2024 haya ningún tipo de vuelta a un entorno normal, porque la dislocación ha sido dramática”. “Dicho esto, el mercado no muestra ningún indicio de que hayamos iniciado el camino hacia la resolución”, dijo el director general de Sea-Intelligence, Alan Murphy, en un análisis de tendencias actuales comparadas con datos del pasado sobre retrasos medios de los buques.
Entretanto, funcionarios japoneses, alemanes y del Fondo Monetario Internacional (FMI) han expresado su preocupación por un empeoramiento de los cuellos de botella si la política china de “Cero covid”, que ha incluido el aislamiento de ciudades enteras.
Para el consumidor, pasará algún tiempo antes de que vea una disminución tangible de las presiones en la cadena de suministro, y no debe esperar necesariamente un retorno a los niveles de precios o disponibilidad anteriores.