Crédito: fuente
Actualmente las tendencias en I+D+i se focalizan según los eslabones de la cadena de valor. Así, los productores tienden a buscar mejoras tanto en la gestión económica como en la sostenibilidad de las producciones. Las industrias se centran en el diseño de nuevos envases, nuevos productos y en la eficiencia operativa y logística. Y en el caso de la distribución mayorista, la conservación de los alimentos es su principal objetivo.
Distribuidores e industria coinciden en priorizar el diseño de nuevos productos y envases, así como en la gestión de pedidos/clientes. En cuanto a innovación en el sector agroalimentario, el estudio del “Barómetro del clima de confianza del sector agroalimentario”, que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, indica que la mayoría de agentes que realizan proyectos de innovación manifiesta no tener en su empresa un plan o estrategia definido de I+D+i.
Se observa que la industria es el eslabón de la cadena alimentaria que más proyectos de innovación lleva a cabo. Así, el 41% declara realizar I+D, aunque solo el 13% de las empresas lo hace de manera continua. Les siguen los distribuidores, de los que el 39% realiza proyectos de innovación, y hasta el 20,5% lo hace de manera continua. De hecho, el 47% de los distribuidores dispone en su empresa de un laboratorio o departamento específico de I+D+i, porcentaje que disminuye al 36% entre las industrias, al 28,7%
entre los mayoristas y al 25,8% entre los productores.
Sin embargo, los productores son los agentes que en mayor medida colaboran con Organismos Públicos (Centros Tecnológicos, Universidades, etc.) en proyectos de I+D+i, (alcanza el 45,5%). También son los que más participan en proyectos de este tipo cofinanciados con fondos públicos a nivel europeo, o de comunidad autónoma.
IMPORTANCIA DE GENERAR VALOR EN LA CADENA
La industria alimentaria española ocupa el quinto puesto en valor de cifra de negocios y es la primera rama manufacturera del sector industrial español. El agroalimentario se considera un sector estratégico, caracterizado por contar con la participación de una gran diversidad de actores.
No obstante, su atomización, debida a la rigidez de la demanda, la estacionalidad en el mercado y la heterogeneidad en la dimensión económica de sus protagonistas, provoca una asimetría en los distintos eslabones que la componen.
Así, es necesario asegurar una equilibrada y justa participación de todos los actores de la cadena de valor, en la que nadie quede atrás. De hecho, uno de los objetivos de la nueva Política Agraria Común (PAC) es la mejora de la posición de los agricultores en la cadena de valor.
La confluencia de estos factores estructurales, junto con otros problemas de carácter coyuntural, han promovido la actuación del Gobierno para paliar esta problemática y fomentar la competitividad y sostenibilidad del sector agroalimentario.
Por ello, este ministerio está modificando la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, cuyo elemento principal es la apuesta a favor de la
preservación de la cadena de valor en el sector agroalimentario.
No obstante, la solución a estos problemas requiere la implicación de todos los agentes que intervienen en el sector, incluidas las Administraciones Públicas. Entre todos debemos llevar a cabo las reformas necesarias que aporten soluciones a corto, medio y largo plazo, y doten de estabilidad y futuro a la actividad del sector agroalimentario.
LÍNEAS INNOVACIÓN DEL PROGRAMA PASVE
El apoyo a la innovación es un elemento fundamental para el desarrollo de un sector agroalimentario moderno, sostenible y competitivo.
El Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola Español (PASVE) se enmarca dentro de los apoyos sectoriales contemplados en la PAC y está dirigido, entre otras cosas, a aumentar la capacidad de comercialización y la competitividad de los productos vitivinícolas españoles.
Entre las medidas que se contemplan en este programa, la medida de inversiones tiene como uno de sus objetivos estratégicos el fomento de la innovación y la implantación de nuevos productos y nuevas presentaciones, así como el impulso a la introducción de las tecnologías digitales en las empresas (Industria Conectada 4.0).
En ese sentido, en el actual PASVE 2019-2023, se priorizan operaciones orientadas hacia ese objetivo: inversiones tangibles orientadas a la implantación en el seno de la empresa de nuevos productos y nuevas presentaciones, operaciones destinadas a la implantación de la industria 4.0 (aplicaciones innovadoras de gestión, tratamiento masivo de datos orientado a proyectos de innovación en materia de organización y procesos, robótica avanzada) o inversiones provenientes del resultado de un grupo operativo de innovación de la Asociación Europea para la Innovación (EIP).
LÍNEAS SOBRE INNOVACIÓN EN EL PNDR COFINANCIADO POR FEADER
El Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR) define como Prioridad 1 el “fomento de la transferencia de conocimientos y la innovación en la agricultura, la silvicultura y las zonas rurales”, desarrollando distintas medidas que contribuyen a la consecución de estos objetivos.
Para ello, este ministerio convoca subvenciones en régimen de concurrencia competitiva, en las que uno de los criterios de valoración de las solicitudes presentadas es el diseño de medidas de mejora de los conocimientos de innovación, para priorizar aquellos proyectos con un claro enfoque hacia una innovación o relacionados con operaciones apoyadas en el marco de la Asociación Europea para la Innovación (EIP).
¿QUÉ OPINA EL CONSUMIDOR DE LA INNOVACIÓN ALIMENTARIA?
La mayoría de los consumidores se fija en los nuevos productos cuando acude a su establecimiento habitual de compra, en especial las mujeres y los jóvenes de 25 a 39 años. Y casi la mitad reconoce que, al principio, cuando salen al mercado, no los adquieren pero que con el tiempo termina probándolos. El boca a boca y la curiosidad por la novedad son los factores que más influyen a la hora de adquirir productos novedosos.
Al consumidor le interesa cada vez más que los nuevos productos que salen al mercado sean saludables, bajos en azúcares, grasas o calorías, así como libres de conservantes, además de los que son
producidos de manera ecológica.
En línea con esto, hemos observado que en 2020 ha crecido la compra de marcas del distribuidor (el 45,4% declara comprar principalmente MDD), que se eligen debido al factor precio. Esto puede
suponer un factor limitante a la hora de probar productos innovadores que, por lo general, se perciben como más caros.
De igual forma, comprobamos que los consumidores están muy concienciados con la sostenibilidad y que cada vez es mayor el número de personas partidarias de pagar más por productos o servicios de empresas comprometidas con la sociedad o el medio ambiente. Y más de la mitad de los encuestados declara que comenzaría a adquirir bienes en empresas sostenibles y equitativas. Esto puede ser una oportunidad si la I+D+i se orienta hacia la sostenibilidad.
Por lo tanto, conscientes de la importancia de las nuevas tendencias y necesidades del sector en materia de innovación, desde el ministerio seguiremos trabajando para conseguir un reparto más equitativo de valor a lo largo de la cadena que facilite a todos los agentes aplicar los recursos disponibles para obtener productos adaptados a las necesidades y demandas de los consumidores.