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Directora de empresas, postulará al Consejo General de la Sofofa a petición de Aguas Andinas. Espera “aportar”, dice, su conocimiento en los sectores público y privado y su experiencia como abogada y mujer que ha ocupado cargos de alta dirección.
Con el propósito de «colaborar lo más posible», la abogada y directora de empresas Loreto Silva aceptó la propuesta de Aguas Andinas de postularse al Consejo General de la Sofofa. «Es un desafío bastante difícil», comenta cuando le preguntamos si está optimista.
-¿Qué le gustaría impulsar si es que llegara a la Sofofa?
-No me atrevería en esta etapa y siendo nueva en estas lides partir señalando que me gustaría impulsar, eso es algo que tiene que definirse en el colectivo de la Sofofa. Sí, me gustaría aportar con mi conocimiento tanto de lo público como de lo privado y desde mi experiencia de abogada y mujer que ha ocupado cargos de alta dirección, con todos los desafíos que eso implica.
-Cuál es el rol que les compete a las organizaciones gremiales, como la Sofofa, en esta etapa de tantas definiciones en el país?
-Las organizaciones gremiales representan a una parte importante de la sociedad civil y en ese rol y de cara a la discusión de cosas importantes para el futuro de desarrollo de nuestro país, su voz debe ser atendida y considerada. Y desde esa perspectiva me imagino que la Sofofa va a jugar un rol.
-¿Las empresas son poco escuchadas?
-No quiero calificar las razones, pero creo que en los últimos años se ha estigmatizado la actuación empresarial en la sociedad chilena y hemos perdido de vista su tremendo aporte. Lo mejor para el desarrollo de nuestro país ha sido en conjunto Estado y empresas. Siempre se puede mejorar esa forma de relacionarse, perfeccionar nuestro marco normativo, sancionar todo lo que sea incorrecto, pero el desarrollo es de la mano y creo que eso lo hemos perdido de vista, y puede ser un gran obstáculo para el desarrollo de Chile que todos queremos.
-También puede considerarse que este tipo de gremios son grupos de presión y que se debe tener cuidado de atender demasiado a sus demandas.
-¿Cómo defines cuál es un grupo de presión y cuál es un representante de la sociedad civil? ¿Cómo fijas el límite? Todos los chilenos organizados en distintas instituciones, gremiales, fundaciones, en fin, representan a la sociedad civil, son distintas, diversidad de miradas. Todos tienen que ser escuchados, con los cuidados pertinentes, que la voz se exprese de forma adecuada, que el objetivo sea común. No dejar a algunos incorporados y a otros afuera.
-¿Está optimista con esta tarea?
-Es un desafío bastante difícil para el cual estuve disponible.
-La Sofofa está haciendo un esfuerzo por abrir este proceso eleccionario, que la gente postule, que se conozcan sus planteamientos…
-De hecho, el que esté una persona como yo, absolutamente nueva en estas lides, responde a ese llamado de la Sofofa. Abrir las puertas y las ventanas siempre es una muy buena cosa porque da la oportunidad a otros.
-¿Cómo ve el proceso constitucional? ¿Qué expectativas tiene respecto de lo que está viviendo Chile?
-Tengo un sesgo, que es tratar de mirar oportunidades. Desde octubre de 2019, hemos vivido un proceso de transformación súper fuerte en nuestro país y yo tengo la esperanza de que al final de este período constituyente vamos a poder tener una Constitución que incorpore la visión de todos y que pueda ser vista como la carta de navegación de Chile en los próximos años sin que exista cuestionamientos respecto a su alcance.
Creo que puede ser una oportunidad de acuerdo en cuanto al país que queremos construir, la forma que queremos construirla, como queremos desarrollarnos. Puede ser una oportunidad para legitimar lo que hemos venido haciendo en los últimos 30 años, en los que hemos cometido errores, pero también hemos hecho muchas cosas bien.
-¿Qué opina de que se trate de una Convención Paritaria?
-Es una demostración más de que como país hemos ido avanzando hacia la plena incorporación de las mujeres en las distintas instancias relevantes para el desarrollo de nuestro país. Es el reflejo del cambio cultural que hemos ido experimentando.
-El tema de la inclusión se ha estado instalando en el debate, ¿qué importancia le asigna para el funcionamiento de las empresas?
-Para el desarrollo sostenible de las empresas es fundamental tener una diversidad de miradas con un objetivo. Esto se ha profundizado en los últimos años y especialmente como consecuencia de la pandemia, que ha generado un mayor grado de globalización y transformación.
Yo te tenido experiencias positivas en ese ámbito. En Enap por la incorporación y mirada representada de los trabajadores en el directorio, lo que nos permitió abordar crisis muy importantes en conjunto, y también en Barrick, donde la diversidad se da respecto de los representantes de los distintos territorios, lo que permite entender la cultura, tener una mayor vinculación con los lugares.
-Da la impresión de que las empresas les ha costado dar este paso.
-Yo creo que las empresas son grandes motores de cambio y son las que han generado las grandes innovaciones en el mundo. Yo no hablaría de falta de diversidad como un problema de las empresas sino con una mirada de la sociedad: tendemos a juntarnos con los iguales, a asociarnos con quienes piensan parecido, y eso se da en todos los espectros. No es justo ni corresponde asociarlo a las empresas.
-¿Es necesario aplicar medidas, como las cuotas, por ejemplo, para apurar este proceso?
-Tengo un sesgo y es que a mí no me gusta lo imperativo, entiendo que en algunos casos se ha hecho necesario y ha sido eficaz en la medida que eso obedezca a una temporalidad.
Pero yo creo que el motor de esto tiene que venir de los ciudadanos, de la empresa. La pandemia, la transformación digital acelerada que se dio en el mundo y este mundo más global van a marcar un cambio en cuanto a diversidad, va a ser un gatillante súper importante.