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La firma de moda Mango continúa su expansión geográfica y cerrará este año con 270 nuevos puntos de venta, uno en Albacete, hasta llegar a los 2600 repartidos por los cinco continentes, y acabará 2022 con unas inversiones globales de 120 millones de euros, que casi triplican las de 2021.
Según las previsiones de cierre del año, del total de las inversiones realizadas durante 2022, 40 millones de euros se han destinado a la apertura y reforma de tiendas y el resto se han repartido entre tecnología, logística y estructura.
El director de retail de Mango, César de Vicente, ha explicado a EFE que 2022 ha sido un año «muy especial» con la apertura de tiendas emblemáticas, como la que inauguró la marca en plena Quinta Avenida de Nueva York.
A ello se suma la expansión que la compañía lleva a cabo en países como Estados Unidos, Canadá e India y su crecimiento y consolidación en mercados maduros, como España, Francia, Italia, Alemania o Reino Unido.
Este impulso en su internacionalización ha llevado a la firma a estar presente en más de 115 mercados, tras entrar este año en Marruecos y Camerún, y alcanzar el 79 % de su facturación en el extranjero.
«El estar en tantos países nos permite diversificar y aprovechar más las oportunidades y no depender solo de determinados mercados», ha señalado De Vicente.
España también es un punto clave para la compañía, ya que pese a que el de la moda es un mercado muy «fragmentado y atomizado» en nuestro país, con una cuota de mercado del 3 % Mango todavía tiene una «importante oportunidad de crecimiento», ha considerado el directivo.
Así, a cierre de 2022 Mango habrá puesto más de una treintena de nuevos puntos de venta en España, en ciudades como Logroño, León, Fuengirola, Vigo, Santiago, Melilla, Estepona, Albacete, o Platja d’Aro, además de las reformas llevadas a cabo en tiendas de Castellón, Badalona o Granada.
La empresa tiene como objetivo «seguir creciendo» y aprovechar las oportunidades que hay en los diferentes mercados, adaptándose en función de las situaciones de cada país.
De Vicente ha asegurado que, pese a las consecuencias de la guerra en Ucrania, la inflación o la situación del dólar, la compañía prevé cerrar el año con un récord histórico de ventas y superar los 2.374 millones obtenidos en 2019, justo antes del inicio de la pandemia, mientras que espera alcanzar, por lo menos, el mismo nivel de ebitda que en 2021.
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Mango abandonó sus operaciones directas en Rusia el pasado mes de junio y empezó un proceso de cesión de sus tiendas propias a franquiciadas por un «precio testimonial».
Así, de las 55 tiendas que propias que operaba en el país al inicio de la guerra en Ucrania, la empresa ha cerrado de forma definitiva 11 y ha cedido otras 17, mientras que el resto está en proceso.
El mercado ruso aportaba el 8 % del beneficio a la compañía.
Pese a la coyuntura actual, de momento, Mango no ha notado un descenso en el consumo en sus tiendas y su responsable de retail espera un repunte de las ventas en las campañas de Black Friday y Navidad, ya que la gente tiene ganas de comprar y salir de fiesta.
Los problemas de suministro globales derivados de la pandemia han hecho que la compañía de Isak Andic esté intentando reducir la dependencia de producción de China y dirigirla más hacia la zona mediterránea, a países como Turquía o Marruecos.
Mango trabaja con un plan estratégico que apuesta por la creatividad, la innovación, la sostenibilidad y una propuesta de valor de diferenciación.
Además, la compañía está inmersa en el diseño y construcción de una nueva sede central en el polígono Riera de Caldes, en el municipio barcelonés de Palau Solità i Plegamans, que se prevé que esté plenamente operativa en 2024.