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Segundo, a la eventual reapertura de la economía de Estados Unidos y la dinámica de su recuperación, considerando la fuerte vinculación entre los sectores manufactureros de ambos países. Tercero, a la implementación y/o rapidez de políticas económicas contracíclicas fiscales, monetarias, crediticias y de liquidez que apoyen a las empresas y los hogares ante la pérdida masiva de empleos. Y cuarto, al grado y persistencia del eventual levantamiento de las medidas de confinamiento, ya que la aparición de nuevas olas de contagio en el futuro no pueden descartarse a la fecha.
BBVA México precisa que el pronóstico puntual de -7.0% asume que las medidas más estrictas de confinamiento en México se mantienen por un periodo de alrededor de diez semanas, y que, aunque lentamente, se termina adoptando una postura monetaria expansiva a partir de la segunda mitad del año; además, que la economía de EE.UU. comienza un periodo de recuperación gradual a partir del tercer trimestre.
Al respecto, explica que retrasos en la reapertura de las economías, o posibles contratiempos que provoquen nuevos cierres económicos, implicarían una mayor profundidad de la recesión. Además, la posible no adopción de una postura monetaria expansiva o una velocidad más lenta en su adopción también tendría efectos negativos, lo que explica la amplitud del rango de pronóstico en un contexto tan incierto.
Sería recomendable entrar en una dinámica de restauración de la confianza para que la fuerza de la eventual recuperación de la actividad económica sea mayor
De igual forma, la profundidad de la recesión dependerá de la magnitud de las medidas adicionales de estímulo fiscal que implemente el gobierno federal. La previsión anticipa que el impulso fiscal será insuficiente. Por estas razones, el informe “Situación México” destaca que la estimación puntual no está en la parte central del rango, es decir, considera que los riesgos más probables sesgan la estimación a la baja y que hay poco espacio para un escenario menos negativo (solo a -6.0%) porque se cree que la probabilidad de un impulso fiscal adecuado es baja y la postura monetaria se mantiene restrictiva.
Por otra parte, el estudio establece que el deterioro gradual en la confianza derivado de disputas de contratos y consultas han aumentado las dudas sobre el proceso de toma de decisiones del gobierno. Esta mayor incertidumbre provocará problemas de inconsistencia dinámica con efectos negativos sobre la inversión en todos los sectores, y será determinante de la magnitud del daño sobre la confianza, y la poca o mayor fuerza de la eventual recuperación.
Por lo anterior, considera que sería recomendable entrar en una dinámica de restauración de la confianza para que la fuerza de la eventual recuperación de la actividad económica sea mayor. Ello llevaría a revisar al alza el rebote en el ritmo de crecimiento en 2021 y hacia delante. De momento, BBVA México no considera que sea el escenario central. Por tanto, la recuperación que anticipa para 2021 es menos fuerte de la que habría previsto de no haberse dañado el contexto para la inversión privada.
El efecto negativo de los choques de oferta y demanda derivados por el COVID-19 comienzan a ser evidentes. En este sentido, en marzo, el empleo formal reportado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) presentó una pérdida de más de 130,000 puestos de trabajo con respecto al mes anterior. Por otro lado, indicadores de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en marzo reflejan un deterioro en las condiciones laborales en su comparación anual, en específico, un crecimiento de las tasas de subocupación (2.2 pp) y de condiciones críticas de ocupación[1] (3.7 pp) alcanzando niveles de 9.1% y 23.2% del total de la Población Económicamente Activa (PEA), respectivamente
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Segundo, a la eventual reapertura de la economía de Estados Unidos y la dinámica de su recuperación, considerando la fuerte vinculación entre los sectores manufactureros de ambos países. Tercero, a la implementación y/o rapidez de políticas económicas contracíclicas fiscales, monetarias, crediticias y de liquidez que apoyen a las empresas y los hogares ante la pérdida masiva de empleos. Y cuarto, al grado y persistencia del eventual levantamiento de las medidas de confinamiento, ya que la aparición de nuevas olas de contagio en el futuro no pueden descartarse a la fecha.
BBVA México precisa que el pronóstico puntual de -7.0% asume que las medidas más estrictas de confinamiento en México se mantienen por un periodo de alrededor de diez semanas, y que, aunque lentamente, se termina adoptando una postura monetaria expansiva a partir de la segunda mitad del año; además, que la economía de EE.UU. comienza un periodo de recuperación gradual a partir del tercer trimestre.
Al respecto, explica que retrasos en la reapertura de las economías, o posibles contratiempos que provoquen nuevos cierres económicos, implicarían una mayor profundidad de la recesión. Además, la posible no adopción de una postura monetaria expansiva o una velocidad más lenta en su adopción también tendría efectos negativos, lo que explica la amplitud del rango de pronóstico en un contexto tan incierto.
Sería recomendable entrar en una dinámica de restauración de la confianza para que la fuerza de la eventual recuperación de la actividad económica sea mayor
De igual forma, la profundidad de la recesión dependerá de la magnitud de las medidas adicionales de estímulo fiscal que implemente el gobierno federal. La previsión anticipa que el impulso fiscal será insuficiente. Por estas razones, el informe “Situación México” destaca que la estimación puntual no está en la parte central del rango, es decir, considera que los riesgos más probables sesgan la estimación a la baja y que hay poco espacio para un escenario menos negativo (solo a -6.0%) porque se cree que la probabilidad de un impulso fiscal adecuado es baja y la postura monetaria se mantiene restrictiva.
Por otra parte, el estudio establece que el deterioro gradual en la confianza derivado de disputas de contratos y consultas han aumentado las dudas sobre el proceso de toma de decisiones del gobierno. Esta mayor incertidumbre provocará problemas de inconsistencia dinámica con efectos negativos sobre la inversión en todos los sectores, y será determinante de la magnitud del daño sobre la confianza, y la poca o mayor fuerza de la eventual recuperación.
Por lo anterior, considera que sería recomendable entrar en una dinámica de restauración de la confianza para que la fuerza de la eventual recuperación de la actividad económica sea mayor. Ello llevaría a revisar al alza el rebote en el ritmo de crecimiento en 2021 y hacia delante. De momento, BBVA México no considera que sea el escenario central. Por tanto, la recuperación que anticipa para 2021 es menos fuerte de la que habría previsto de no haberse dañado el contexto para la inversión privada.
El efecto negativo de los choques de oferta y demanda derivados por el COVID-19 comienzan a ser evidentes. En este sentido, en marzo, el empleo formal reportado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) presentó una pérdida de más de 130,000 puestos de trabajo con respecto al mes anterior. Por otro lado, indicadores de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en marzo reflejan un deterioro en las condiciones laborales en su comparación anual, en específico, un crecimiento de las tasas de subocupación (2.2 pp) y de condiciones críticas de ocupación[1] (3.7 pp) alcanzando niveles de 9.1% y 23.2% del total de la Población Económicamente Activa (PEA), respectivamente