La irrupción de las billeteras digitales en el ecosistema de pagos argentino tomó impulso con la llegada de la pandemia, ya que las medidas de aislamiento que determinó el coronavirus aceleraron la necesidad de digitalización del comercio, en muchos casos como una única alternativa de supervivencia en un contexto donde todo lo que suponía contactos físicos debió reducirse a su mínima expresión.
En ese marco, se puso en agenda la necesidad de contar con un sistema de pagos a través de códigos QR interoperables, es decir que el código de una billetera funcione en otra y los consumidores puedan pagar y aceptar pagos sin contacto, simplemente vinculando sus tarjetas de débito o prepagas a sus dispositivos móviles para así escanear y pagar.
Desde la entrada en vigencia del sistema, resultado de un trabajo conjunto de varios meses entre el BCRA, los bancos, las fintech, los procesadores de pagos y las cámaras compensadoras, los pagos «abiertos» con QR alcanzaron los 557 millones de pesos, según datos del BCRA al 31 de enero pasado.
Se concretaron 100.000 operaciones en ese lapso. En tanto, el 23 de diciembre se alcanzó el récord diario de 13.498 operaciones por $ 50.711.548, empujado por las ventas previas a Navidad.
Estos números son auspiciosos, sobre todo si tienen en cuenta algunos datos de contexto: el sistema interoperable solo se encuentra habilitado para pagos con tarjeta de débito o con sistemas pre pagos con saldo en cuenta, no alcanza a las tarjetas de crédito. Además, su debut opera en una situación marcada por las nuevas restricciones del coronavirus en el país, con su secuela en materia de caída de ventas y golpes al consumo.
Otro elemento que sirve de referencia para medir la marcha del proceso es que el Banco Central estableció como objetivo llegar a 1500 millones de operaciones en tres años.
Es evidente que hay mucho para crecer.
Estamos, además, frente a una innovación tecnológica que exige que principalmente las empresas, y comercios tengan que adaptar sus sistemas a los estándares que impone la norma. De ahí que la autoridad monetaria propuso una implementación escalonada hasta el 30 de noviembre de este año.
En BKR, como fintech especializada en inclusión financiera, somos optimistas y fervorosos propulsores del sistema. Estamos trabajando para que nuestra aplicación y la experiencia de nuestros usuarios puedan operar dentro de este sistema interoperable.
Porque las ventajas son incontrastables. El QR interoperable simplifica. Por un lado, el comercio no tiene que tener un muestrario de códigos pegados en el local por cada billetera o tarjeta que puedan tener sus clientes. Por el otro, el consumidor también ve facilitada su operatoria. Ambos se benefician, además, por la mayor competencia que se generará en el sistema, ya que las billeteras ofrecerán propuestas de valor para tentar a ambos con comisiones mas competitivas.
Se busca, entre otras cosas, «mayor seguridad ciudadana», ya que el uso de dinero en efectivo tiene alta correlación con la inseguridad; mayor seguridad transaccional, ya que los mecanismos de seguridad utilizados por los distintos sistemas de pagos electrónicos son mayores a los que ofrece el sistema de pagos en efectivo; menores costos vinculados a la producción y destrucción de dinero en efectivo por parte del BCRA y mayor seguridad sanitaria, esto porque los pagos físicos son un motivo de contagio en el momento del pago y generan aglomeraciones en cajeros automáticos y otros puntos de acceso a efectivo.
La experiencia mundial es instructiva. Hemos observado en Estados Unidos, por ejemplo, comercios que disponen de un espacio donde se pueden encontrar hasta decenas de códigos distintos para que el cliente busque y elija el que corresponde a la billetera que dispone. No creemos que sea una experiencia aplicable a la Argentina, donde los niveles de inclusión financiera son aún muy bajos y se nos presenta el desafío de ampliarlos. Tomamos como modelo la experiencia de algunos países del sudeste asiático, donde la interoperabilidad se masificó a gran velocidad y determinó una revolución de su ecosistema de pagos, con un cambio radical en los niveles de inclusión financiera.
En China, el total de pagos móviles superó los US$ 5,5 billones ya en 2019, según los últimos estudios globales que se difundieron en la segunda mitad del año pasado.
A escala global esta forma de pago podría aumentar al menos 300% en los próximos cinco años, según un estudio de Juniper Research, consultora especializada en investigación de mercado e inteligencia empresarial.
En la Argentina, como en otras partes del mundo, la interoperabilidad tiene también de trasfondo un salto vertiginoso de los pagos digitales, que la funcionalidad y transparencia de un QR único potenciará.
COELSA, una de las compañías encargadas de la compensación de los pagos electrónicos, aporta datos significativos: en enero se realizaron 45,9 millones de operaciones. De este total de transacciones, 13,9 millones corresponden a billeteras electrónicas. Estos pagos aumentaron 2.000% contra los 670.000 de hace dos años.
Accenture publicó en un informe que data de noviembre del año pasado, que por lo menos 2,7 billones de transacciones, valuadas en u$s 48 billones, van a pasar de dinero en efectivo a tarjetas de crédito y pagos digitales durante los próximos 10 años.
Mientras tanto, la pandemia no significó que los comercios se hayan digitalizado en forma integral. Muchos digitalizaron, por necesidad, sus ventas, que es sólo una parte: no avanzaron masivamente hacia la digitalización de sus stocks, sistemas de logística, relación con el consumidor, entre otras.
Pero la digitalización de las ventas es una puerta de entrada a la digitalización integral del negocio. A eso apostamos.